El inicialista atraviesa por su mejor año en ligas menores,
tras establecer marcas personales en jonrones e impulsadas en 2011, pero sus
posibilidades de subir a las mayores son reducidas
Ernesto Mejía es un trabajador incansable. Las exigencias
consigo mismo siempre lo llevan al límite. No entiende su paso por un terreno
de juego de otra manera y esa actitud le ha granjeado varias recompensas, pero
ninguna como la que está disfrutando en este instante.
El fornido inicialista atraviesa por la mejor temporada de
sus ocho años en ligas menores, el primero en triple A.
"Siempre mantengo las mismas rutinas, me esfuerzo por
mejorar y, lo más importante, lo hago de corazón", aseguró el slugger de
los Bravos de Gwinnett, filial de Atlanta, que ayer amaneció quinto en promedio
(.304), segundo en cuadrangulares (24) y primero en remolcadas (91) en la Liga
Internacional. Cifras que le han convertido en el primer bateador del circuito
en mucho tiempo con la posibilidad de ganar la Triple Corona.
El venezolano, de 26 años de edad, está muy cerca de Dan
Johnson (Charlotte), que lidera al circuito con 27 jonrones, y de Leslie
Anderson (Durham), el mejor bateador con .313 de promedio. Estadísticas todavía
al alcance de sus manos, tomando en cuenta que la ronda regular concluye el 3
de septiembre.
"No me he planteado esa meta", atajó Mejía al otro
lado del teléfono. "Trato de hacer lo mejor posible para ganarme la
oportunidad de subir a las grandes ligas, mi gran sueño.
No tengo en mente ganar lideratos, sino colocarme en
posición de ser tomado en cuenta, logrando números sólidos".
La tarea no es
sencilla
Mejía no forma parte del roster de 40 de los Bravos,
circunstancia desfavorable pues alguien de esa lista tendría que cederle su
puesto en septiembre, cuando los equipos pueden subir a cualquiera de sus
jugadores protegidos. La reciente contratación del veterano Lyle Overbay, con
un pacto de ligas menores, también atenúa sus posibilidades. El gerente general
de Atlanta, Frank Wren, dijo que le gustaría contar en la banca con un bate
zurdo experimentado al final de la temporada, como respaldo para el inicialista
Freddie Freeman.
"No sabría qué decir en ese sentido, porque no conozco
lo que pueda estar planeando la gerencia. Lo único que está en mis manos es
rendir, batear y seguir trabajando fuerte".
Dave Brundage, manager Gwinnett, siempre que puede habla en
favor del guanareño.
"Dio solidez a nuestro lineup y sus habilidades son
mucho mejor de lo que se hablaba de él (antes de unirse al equipo). Siempre
está dispuesto a trabajar en su defensa y sus manos en la posición han
mejorado. No quiere ser conocido como un tipo que solo puede rendir con el
madero", dijo el estratega al Journal-Constitution.
Mejía entiende que debe ser visto como un pelotero integral
para lograr el objetivo de subir y eso incluye ser un defensor eficiente. En la
Liga Nacional no aplica la regla del bateador designado. "Todos los días
tomo roletazos. La repetición te hace mejorar en las jugadas de rutina, lo más
importante del juego. En las prácticas se encuentra la base de todo. Siento que
he mejorado la calidad de tu guante", coincidió Mejía con su piloto.
Paciente en el plato
Como todo hombre de poder, Mejía tiene la tendencia de abanicar con mucha
frecuencia, pero este año su porcentaje de abanicados es de 24,3 % el más bajo
de su carrera en un lustro.
Está siendo más paciente en plato y selectivo, de hecho su
porcentaje de embasado (.355) está por encima de la media en su carrera (.345).
"He podido hacer los ajustes contra los pitcheos
rompientes", enfatizó Mejía, que fue titular en el Juego de Estrellas de
triple A. "Claro, siempre te van a hacer daño, porque los lanzadores
atacan tu debilidad. De eso se trata de este juego. Pero este año he mejorado
mucho ese aspecto. He tenido la capacidad de llevar la bola a todos los
sectores del parque, en especial hacia la banda contraria (como bateador
derecho), que es muy importante. Espero seguir mejorando".
Sólo resta esperar. A la vuelta de la esquina puede estar
premio mayor. El que espera cualquier jugador que firma con un equipo
profesional.
"Entiendo que debo tener un poco paciencia y esperar la
oportunidad de estar arriba".
Reducido grupoA poco más de una semana para que concluya la ronda eliminatoria de la Liga Internacional (LI), Ernesto Mejía continúa en carrera por la Triple Corona. Durante la década anterior ningún bateador del circuito logró colocarse en esa privilegiada posición. En ese período, el único venezolano que ganó un liderato de la difícil trilogía fue Endy Chávez, campeón bate (.343) con el Otawa. Hay que remontarse a los años noventa para encontrar a criollos con actuaciones que los metieron en la lucha por la complicada marca. Se trata de dos inicialistas: Luis Raven y Roberto Petagine.Raven (Charlotte) encabezó el departamento de jonrones (33) y terminó segundo en empujadas (125) en 1999. Petagine, miembro del Salón de la Fama de la LI, que se llevó el premio Jugador Más Valioso en las zafras de 1997 (Norfolk) y 1998 (Indianápolis), concluyó entre los 10 mejores de varias categorías ofensivas dos contiendas seguidas, incluido el segundo lugar en bateo en 1998 (.331).Jim Rice, exaltado al templo de los inmortales de las grandes ligas en 2009, fue el último pelotero de la LI que ganó la Triple Corona.En 1974, el jardinero fue el mejor en average (.337), cuadrangulares (25) e impulsadas (93).
Esta nota apareció
publicada en el diario El Nacional el 27 de agosto de 2012
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