Foto: AVS PHOTO REPORT |
El grandeliga se ha
convertido en una de las piezas más útiles de los Tiburones en las últimas
temporadas
Miguel Rojas fue recibido el pasado fin de semana con un
sonoro aplauso cuando su nombre fue anunciado como parte de alineación titular
de los Tiburones, en el estadio Universitario. Un merecido reconocimiento,
ahora que el versátil jugador estrena el estatus de figura en La Guaira, tras
debutar en las mayores en 2014.
“Tarde o temprano, el trabajo duro siempre da frutos. Estoy
muy feliz con lo que ha pasado en los últimos dos años de mi carrera”, dijo
Rojas, uno de los peloteros más útiles de los escualos desde que comenzó su
carrera en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional en la campaña 2009-2010.
“Gracias a Dios, pude llegar a las grandes ligas, algo con lo que siempre había
soñado”.
Luego de siete temporadas en el sistema de granjas de los
Rojos de Cincinnati, Rojas firmó un contrato como agente libre en 2013 con los
Dodgers de Los Ángeles, organización que le invitó a los entrenamientos de
primavera y le dio la oportunidad de ganarse un puesto. Incluso viajó a la
serie inaugural en Sídney. Lo enviaron de vuelta a las menores pero en junio
regresó y se quedó hasta la Serie Divisional de la Liga Nacional.
A principios de agosto, una atrapada de Yasiel Puig, que
decapitó un batazo de Josh Hamilton en Anaheim, apareció una y otra vez en los
noticieros deportivos de Estados Unidos. Al día siguiente el manager de los
Dodgers, Don Mattingly, recibió a los reporteros que acudieron a su
acostumbrada rueda de prensa antes de los encuentros, con una pregunta: “¿Qué
hay con Rojas? Nadie me preguntó por Rojas, que con su guante impidió cuatro o
cinco hits”.
Mattingly se refería al triunfo de su club 7-0 contra los
Ángeles, el 7 de agosto. La defensa de Rojas ayudó a que Hyun-Jin Ryu dejara en
dos hits a sus rivales, en siete dominantes innings. Cada vez que pudo, el
estratega destacó las jugadas espectaculares del venezolano, que esa noche se
desempeñó en las paradas cortas en lugar de Hanley Ramírez, que fue colocado
como designado en el encuentro interligas.
“Lo más importante fue la experiencia que adquirí de quienes
tienen años en las mayores. Adaptarme a las rutinas, saber cómo comportarme
tanto dentro como fuera del terreno. Es lo mejor que me ha pasado. Además de
los playoffs, que fue una experiencia inigualable”
El mirandino, de 25 años de edad, atesora esos recuerdos,
pero desea dejar el neón y las bambalinas de la gran carpa guardadas hasta el
próximo año. No quiere distraerse de los objetivos que en este momento le
ocupan.
“Todavía queda mucho por hacer y demostrar. Ahora mismo
estoy enfocado en ayudar a los Tiburones en lo que pueda”, enfatizó Rojas, que
prefiere mantener un perfil bajo.
“Siempre es un privilegio venir aquí y ser una pieza
importante, pero se trata de un equipo. Cada quien pone su granito de arena
para ganar los juegos. El beisbol es un juego de conjunto. Un pelotero no puede
hacerlo todo. De mi parte solo puedo inyectar la energía con la que juego”.
Por eso no le preocupa que Luis Sardiñas, el joven prospecto
de los Rangers de Texas y una de las figuras emergentes de los escualos, se una
al equipo a partir del 1° de noviembre.
“Soy una pieza más. No vengo a jugar solo en el campocorto o
en alguna posición en particular. El manager (Buddy Bailey) es quien tiene la
última decisión. Si me quiere en el shortstop, en segunda, tercera o el left
field, estaré disponible. Soy un utility. No soy un pelotero de todos los
días”.
Pero el público, los fieles fanáticos de La Guaira, no dejan
de apoyarlo y cada vez que sale a batear le recuerdan cuán importante es para
el club.
“Siempre sientes un poco de ansiedad antes de debutar y el
recibimiento que me dieron los aficionados fue muy bonito. Me inyectó un extra
de adrenalina”.
En los tres primeros encuentros en los que participó hizo
buen contacto y consiguió 4 hits en 11 turnos, con un doble y 2 remolcas.
“Antes había bateado en un par de juegos en la Liga
Paralela, así que no estaba perdido en el plato. Hasta ahora las cosas están
saliendo bien”.
Rojas ligó .311 en la 2010-2011, pero desde entonces no ha
podido igualar ese registro. Sus habilidades son otras. No es un bateador de
promedio. Pero asegura que su estadía en las mayores le cambió la visión que
tenía del arte de empuñar el madero.
“Aprendes mucho, sobre todo cuando tienes cerca de ti a un
toletero como Adrián González, que ha reunido grandes campañas ofensivas.
Aprendes con verlo practicar o cuando entiendes su aproximación al juego, la
manera de ir al plato con un plan”, explicó.
“Eso no quiere decir que todo me
vaya a salir bien, desde el punto de vista ofensivo. Solo digo que fue de gran
ayuda tener a Adrián como compañero. Más allá que los coaches de bateo (Mark
McGwire y John Valentin), Adrián fue el que estuvo más cerca de mí. Tengo que
agradecerle muchísimo y espero estar con él un par de años más”.
Rojas no es el mismo, aunque no lo admita. Una pasantía por
las mayores siempre hace la diferencia.
Esta nota
apareció publicada en la LVBP.com el 29 de Octubre de 2014
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