Fotos: CORTESÍA UNIVERSITY OF TAMPA |
Luego de ser seleccionado en el draft universitario por Miami, el infielder debutará esta noche con el Batavia (A-)
Giovanny Alfonzo ha visto pasar los últimos días de manera
vertiginosa, como si estuviera dentro de un carrusel. El miércoles de la semana
pasada fue tomado en el draft de MLB por Miami. El domingo llegó a un acuerdo para
firmar su primer contrato profesional y esta noche debutará con el uniforme del
Batavia, la filial de los Marlins en la Liga Nueva York Pensilvania, un
circuito clase A de temporada corta.
“Hasta ahora ha sido muy divertido y emocionante”, dice el
campocorto al otro lado del teléfono. “Siempre disfruté los partidos de los
Marlins porque tienen en su equipo a peloteros provenientes de su sistema de
ligas menores. Ahora soy el fanático número uno del equipo”.
Giovanny viene de brillar con los Spartans de la Universidad
de Tampa, un exitoso programa en la segunda división de la NCAA, e intenta
extender la dinastía de los Alfonzo en el beisbol.
Hijo de Edgar y sobrino de Edgardo y Robert, Giovanny
conectó un grand slam para ser la figura del triunfo de su club 6-2 contra losFilis de Filadelfia, en el primer partido de exhibición de la pretemporada de
Grandes Ligas. Durante una semana el estacazo apareció en programas deportivos
a lo largo de Estados Unidos y colocó al joven de 22 años en la mejor de las
vitrinas.
“Creo que siempre estuvo en el radar de los scouts, pero
obviamente ese partido en el spring training le dio una proyección importante. Esa
exposición lo ayudó”, destaca Edgar, el orgulloso padre, que se desempeña como
coach de bateo de los Tigres de Detroit en la Liga de la Costa del Golfo. “Viene
de una gran temporada en la universidad, sacudió 11 jonrones, incluido el que le
sacó a Filadelfia. Espero que siga haciendo las mismas cosas, que no cambie
nada ahora como profesional. Debe adaptarse, pero tiene las condiciones”.
Durante tres días los Alfonzo siguieron desde su hogar el
draft, frente del televisor, cerca del teléfono.
“Estaba acompañado de mi mamá (Sharon), mi papá y mi hermano
menor (Leandro), aguardando por el esperado momento. Pero al tercer día, después
de la decimoquinta ronda, estaba un poco desanimado y salí a comprar comida con
mi hermano. Estando fuera me tomó Miami. Le dije a mi hermano que llamara a mi
mamá y ella ya estaba llorando. De regreso a casa, mi hermano y yo celebramos,
gritamos. Fue especial y muy emotivo cuando me encontré con mis padres”, recuerda
Giovanny, que dejó una línea ofensiva de .344/.393/.570, con 10 cuadrangulares
y 48 empujadas, en sus últimos 52 partidos con los Spartans.
El caraqueño fue el primero de los cinco seleccionados de la
Universidad de Tampa y el venezolano 38 en la historia del sorteo que sale
favorecido.
“Fue un proceso muy estresante. La llamada parecía que no
iba a llegar. Todos estábamos muy ansiosos”, agrega Edgar, que es el primer fan
de su hijo, pero un maestro estricto.
“Me abrazó durante varios minutos y me felicitó. Me dijo que
estaba orgulloso de todo el trabajo duro que había realizado y que esa
selección se debía a mi esfuerzo. Pero inmediatamente después de decir eso agregó
que ahora se trataba de mi trabajo y que debía estar listo todos los días. Así
que me dijo que me fuera al gimnasio”, rememora Giovanni entre risas.
El nuevo profesional de la familia, que también incluye a su
hermano mayor Edgar, un lanzador zurdo, se caracteriza por ser un bateador
paciente. En dos años con los Spartans su porcentaje de embasado fue de .385 y
en 423 turnos solo abanicó la brisa 43 veces, a razón de un ponche cada 10
turnos, por 26 boletos.
“Es muy inteligente jugando beisbol. Posee excelentes manos
a la defensiva y domina muy bien su swing. Es un bateador que puede llevar la
bola lejos y regar los jardines con sus conexiones. Es muy paciente. No me
sorprendió que lo seleccionaran”, confiesa su tío Edgardo.
Fonzie jugó durante 12 años en las mayores, ganó un Bate de
Plata, asistió a un Juego de Estrellas y durante muchos años su swing fue usado
como ejemplo en el sistema de granjas de los Mets de Nueva York, organización
para la que actualmente trabaja como técnico del Brooklyn (A-).
“Tiene un gran maestro en Edgar y a esta altura cuenta con mucha
más experiencia de la que tuve yo a su edad. Es una ventaja jugar en el programa
universitario porque su nivel podría compararse con una liga profesional. Tiene
una gran ética de trabajo y pienso que ascenderá rápido en el sistema de Miami”.
A finales de julio, el Batavia visitará al Brooklyn. Dos
generaciones de la familia Alfonzo se enfrentarán. El ciclo vital inicia una nueva
vuelta.
“Uno no deja de sorprenderse con estas cosas. Será
emocionante verlo jugar como profesional. Ese era su sueño desde que estaba muy
pequeño”, puntualiza Edgardo.
A la distancia, Edgar estará pendiente de lo que ocurra a
partir de hoy. No puede dejar seguir y evaluar a su hijo y pupilo.
“Si lo comparo con el tipo de jugador que era yo en mis
tiempos de activo, es mucho más rápido y con fuerza. Yo era un bateador de
líneas hacia la banda contraria. El usa todo el terreno y puede llevar la bola
lejos. No trata de halar todos los pitcheos”, glosa Edgar. “A la defensiva cuenta
con muy buenas manos y alcance en el campocorto, aunque puede desempeñarse con
solvencia en segunda y tercera. Defensivamente, lo veo por encima de Edgardo a
su edad. Claro, está por debajo con el bate, porque, como todos saben, Edgardo
era un fenómeno a la ofensiva”.
Giovanny sigue girando en el carrusel. Flota como en un
sueño.
“Ahora se está convirtiendo en realidad. Tengo la
oportunidad de abrirme camino hasta las Grandes Ligas y necesito enfocarme y
trabajar tan duro como cualquier otro. Por supuesto que es mi sueño, pero está
tan cerca ahora que es una realidad para mí”, dice convencido el infielder.
Una promesa
Giovanny Alfonzo estudia gerencia deportiva y asegura que
solo ejercerá su profesión cuando se retire del beisbol, pero no piensa
abandonar la universidad.
“Le prometí a mi mamá que me graduaría. Me falta un
semestre, así que volveré a las aulas en septiembre, cuando terminé la campaña
con el Batavia, y me graduaré en diciembre”.
Corazón de León
Giovanny Alfonzo tomó una decisión cuando ni siquiera le
llegaba a la cintura a su padre Edgar. Cuando creciera y comenzara a jugar
beisbol profesional vestiría el uniforme de los Leones del Caracas, el
archirrival de los Navegantes del Magallanes, el equipo de su tío Edgardo.
“Mi papá jugó para los Leones y crecí llevando el uniforme
del Caracas con el número 7 en la espalda. Quiero volverlo hacer ahora, igual
que mi papá antes que yo”, asegura el novato.
Llegado el momento, la gerencia capitalina está abierta a
firmarlo, no solo por su linaje, sino por el talento del que hablan los scouts.
“Giovanny nació en la Clínica Loira y me acompañaba al
estadio cuando jugaba con el Caracas y su sueño es vestir el uniforme que usé”,
indica Edgar, que este año regresa al país como coach de tercera de los felinos.
“Espero verlo con los Leones por ahí, cuando esté en doble A o triple A”.
El otro Alfonzo
Edgar Alfonzo no puede ocultar la emoción cuando habla de
Giovanny. “Llegará a la gran carpa”, asegura. Pero es mucho más vehemente
cuando habla de su hijo menor Leandro, de 15 años de edad.
“Se encuentra en su penúltimo año en el bachillerato y considero
que se desarrollará muy rápido. Al verlo, de inmediato te das cuenta de su
talento. Cuando comience a jugar subirá de punta a punta. Así como Edgardo era
el mejor de nosotros, siendo el hermano menor, así es Leandro”.
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