Fotos: AVS PHOTO REPORT |
El segunda base inició la temporada en el banco y terminó
convirtiéndose en una pieza clave de Cardenales de Lara
Caracas.- A Ildemaro Vargas le preocupaba no aparecer en la
alineación de Cardenales, con la frecuencia a la que aspiraba. Deseaba
demostrar que podía jugar a diario con su nuevo equipo, luego de llegar
proveniente de Caribes de Anzoátegui, un cambio durante el receso de temporada.
Así que decidió hablar con el manager Luis Dorante, después
de una práctica.
“Debo confesar me metí como cuatro veces en su la oficina.
No jugaba y tenía muchas ganas de estar en el terreno. Puedo ser muy
fastidioso”, sonrió Vargas, al recordar el episodio de principios de octubre.
“Le dije: ‘Méteme a jugar que te voy a resolver. Te voy a hacer el trabajo’”.
Vargas, de 24 años de edad, había llegado para darle
profundidad a la reserva del equipo por su versatilidad y condición de
ambidiestro. Dorante y la gerencia de Lara confiaban en que el ex grandeliga
César Izturis se encargada de la segunda base.
“Me pidió que lo pusiera a jugar”, admitió Dorante. “Estaba
preocupado por su situación y me preguntó si existía la posibilidad de ponerlo
a jugar, pues Caribes nunca le brindó la oportunidad. No tenía una respuesta
para en ese momento. Pero a medida que lo fui colocando, supo aprovechar cada
partido”.
El recién llegado debutó el 10 de octubre y ligó de 3-2, con
dos boletos y dos anotadas, contra Bravos de Margarita, en Barquisimeto. Un
buen presagio de lo que vendría.
Vargas terminó octubre con .323 de promedio y un porcentaje
de embasado de .447. Izturis penas ligó ocho hits en 37 turnos (.216). El
recambio generacional llegó antes de lo esperado.
El monaguense se convirtió en el camarero y abridor habitual
de los crepusculares; en el punto de ignición de la ofensiva de Lara. Cada vez
con más frecuencia apareció involucrado en los rallys del equipo.
“Ahora es el ‘Caripito’ que juega todos los días y ayuda al
equipo a ganar”, puntualizó Dorante.
Antes de la jornada de hoy, exhibe el séptimo mejor promedio
del circuito (.333) y el noveno OBP (.403), mientras que sus 37 anotadas son el
tope de la campaña y la mayor cantidad para un criollo de Lara en su primer año
con el club.
“Quería jugar a diario para poder demostrar mi talento
porque uno se desarrolla en el terreno. Estoy disfrutando el momento”, acotó
Vargas. “No podía imaginar tener esos números, pero he trabajado mucho con (los
coaches) Selwyn Langaigne y Robert Pérez, a quienes les agradezco de corazón
todos sus consejos. Siempre me ha gustado escuchar y aprender, todavía más si
se trata de leyendas como ellos”.
Pareciera que “Caripito” siempre encuentra la manera de
estar en circulación y a medida que avanza el partido, su aporte se incremente.
Del séptimo inning en adelante su línea de producción es de .404/.475/.519, en
52 turnos.
“No me había puesto a revisar esos números. Solo trato de
hacer contacto y mantenerme en circulación. Me preocupo por llegar a base para
que mis compañeros del medio del orden puedan producir”, destacó. “Cuando el
partido llega a los innings finales, es el momento de poner a ganar al equipo.
Entonces me esfuerzo más. Siempre estoy concentrado durante todo el juego, pero
en especial en esos instantes. Trato de encontrar el pitcheo para poner la bola
en juego, de buscar el hueco con un batazo”.
Dorante es un estratega agresivo, tal vez sea el manager que
más le gusta correr en la liga, ensayar jugadas y respaldar a su pitcheo con
una sólida defensa. Vargas es clave para ejecutar ese beisbol pequeño.
“Es perfecto. Cae como anillo al dedo. Es confiable para realizar
un bateo y corrido, robar bases, un squeeze play, un toque de sacrificio.
Quisiera tener a cuatro como él, para gozar un poco más haciendo ese juego de
detalles. Me ha ayudado muchísimo en ese particular”, señaló el piloto.
Vargas también le dio estabilidad a la línea central. Su
porcentaje de fildeo es el mejor entre los segunda bases (.992) en la ronda
regular, mientras que ningún otro de sus pares hizo más asistencias (147) o
completó más doble matanzas (35).
“Cuando César (Izturis) se estaba despidiendo, le dije que
lo mejor que me había pasado en la temporada había sido conocerlo. Porque supe
aprovechar al máximo todos esos conocimientos que adquirió en 20 años de
carrera. Siempre estuvo encima de mí, me jalaba las orejas cuando era
necesario, cuando hacía algo mal con el guante”.
Pero el aporte de Vargas va más allá de sus sólidos números
con el madero y al campo. Es uno de los peloteros más apreciados en el
clubhouse de Cardenales. Es el principal animador de sus compañeros.
“El que me conoce sabe que soy un pelotero alegre, al que no
le gusta perder. Siempre quiero dar lo mejor de mí para ayudar al equipo. Somos
bastante unidos”, refirió.
Dorante no puede dejar de entusiasmarse cuando habla de su
intermedista.
“Los muchachos lo aprecian mucho por la chispa que tiene”,
puntualizó el mandamás. “Es un chamo al que nunca se le suben los humos a la
cabeza. Siempre está metido en el juego, enfocado en hacer las cosas bien, en
poner al equipo a ganar. Eso se ve a diario, no es cuestión de dos o tres
juegos. En la chiquita, se crece. A tan poca edad, es grandioso ver a ese tipo
de peloteros. Ha aprendido muchísimo. Va a crecer mucho como pelotero. Creo que
vamos a tener un próximo grandeliga”.
Vargas trata de mantenerse de bajo perfil. Hace su trabajo,
mientras que los nombres de Carlos Rivero, Paulo Orlando, Rangel Ravelo, Rubi
Silva y Juniel Querecuto aparecen entre marquesinas.
“Solo trato de mejorar mi juego. En esta liga aprendes cada
día. Enfrentas a pitchers de mucha experiencia, entre Triple A y Grandes Ligas.
Es algo que me ayudará mucho”.
Vargas se expresa con determinación. La misma que le llevó a
conseguir un contrato de Ligas Menores con los Diamantes de Arizona, luego de
comenzar la temporada de 2015 en la Liga del Atlántico (independiente), y
terminar como campeón bate de la Liga del Medio Oeste (A). Una actuación que le
valió renovar su pacto para 2016 y recibir una invitación a los entrenamientos
de primavera.
“Solo necesito una oportunidad de jugar. El resto se logra
en el terreno de juego”, volvió a sonreír.
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