El slugger y el lanzador dominicano han impuesto marcas de longevidad en la postemporada y, a sus más de 40 años, aseguran que están lejos de retirarse
Caracas.- Muchos atletas prefieren retirarse antes de librar
batallas que puedan perder. Otros desafían las posibilidades e intentan alargar
sus carreras más allá de los 40 años, a riesgo de no seguir compitiendo al
mismo nivel.
El slugger Alex Cabrera y el derecho dominicano Ramón Ortiz
no reparan en las hojas que han ido pasando en su calendario personal y
desafían al tiempo.
Cabrera, con 44 años de edad y 9 días, se convirtió el
pasado 2 de enero en el bateador de más más edad en conectar un jonrón en la
postemporada de la LVBP. La antigua marca era de Robert Pérez, con 43 años y
226 días, según Quality Sports.
Al día siguiente, Ortiz tiró cinco entradas en blanco contra
Leones del Caracas para llevarse el triunfo a los 42 años y 225 días. El
derecho Giovanni Carrara era el dueño del anterior registro, con 40 años y 330
días.
Un estudio del Journal
of Sports Sciences, publicado en 2010, estableció que el pico más alto en
el rendimiento de un beisbolista ocurría alrededor de los 29 años de edad. La
comunidad sabermétrica habla de 27 años y un período de un lustro, entre 25 y
29 años, según una fórmula desarrollada por Bill James.
Otros análisis, destacan la necesidad de seguir bajo los
reflectores de la fama, el amor por el juego, el deseo de establecer o superar
récords y hasta apuros económicos.
Son muchos los ejemplos célebres de longevidad en el
beisbol. El cubano Orestes Miñoso y el quisqueyano Julio Franco, son los
primeros en ser mencionados cuando se habla de latinoamericanos.
Ramón Ortiz ha ganado títulos en República Dominicana y Venezuela |
“Lo más importante es querer ganar y el trabajo duro. La
clave ha sido la consistencia y la disciplina que he tenido durante mi
carrera”, soltó Cabrera. “Eso es lo que me ha llevado a conseguir todas esas
marcas. No estoy persiguiendo récords, son los periodistas quienes están pendiente
de sacar cuentas”.
El slugger se convirtió en el primer Triple Coronado de la
LVBP hace un par de años, mientras que terminó primero en cuadrangulares la
ronda eliminatoria de la 2015-2016, con 11, tomó por asalto el liderato de
todos los tiempos en el circuito con 135 vuelacercas, empatado con Eliezer
Alfonzo, y también igualó a Robert Pérez, como el máximo jonronero de la
postemporada, con 34.
“No sabía que había empatado a Robert, son cosas de los
periodistas”, insistió el bateador designado de Tiburones de La Guaira. “Lo más
importante para mí es dar los batazos oportunos, empujar las carreras y dejarlo
todo en el terreno para ayudar a ganar al equipo. Ahora mismo, lo importante es
llevar a Tiburones a ganar un campeonato, esquivo desde hace 30 años. Sería lo
más bonito que puede pasar este año”.
A Ortiz, refuerzo del Magallanes, aseguró estar sorprendido
por el particular récord que ahora posee en Venezuela.
“No lo sabía (risas). Le doy gracias al Señor, que a mi
edad, me haya dado una victoria. Me siento muy contento por todos los logros y
las bendiciones en mi carrera. Mientras las condiciones estén allí y pueda
lanzar, no importa la edad”, aseguró el nativo de Cotuí, ciudad ubicada a unos
105 kilómetros al norte de Santo Domingo.
A lo largo de dos décadas de carrera, Ortiz puede ufanarse
de haber ganado un anillo de Serie Mundial, con Anaheim en 2002. También se ha
titulado campeón con Licey en República Dominicana, fue el Jugador Más Valioso
de la Serie del Caribe de 2008, ha lanzado en Japón y México. Suficientes
logros para decir adiós, sin remordimientos.
“Me siento bien del brazo y puedo seguir lanzando, seguir
haciendo mi trabajo. Tengo una disciplina muy fuerte. Me preparo muy bien
física y mentalmente y eso es lo que me ha ayudado a mantenerme en la pelota.
Así que no tengo planes de retirarme”, sonrió el cotuisano.
Cabrera, Jugador Más Valioso de la campaña 2013-2014,
tampoco piensa en colgar los spikes.
“Me siento súper contento por mis logros. Toda la vida he
sido un jonronero y cuando consigo un récord, es motivo de alegría, porque es
algo que haces con mucho sacrificio, trabajo y dedicación. Le agradezco a Dios
por todos esos logros”, destacó el forzudo de Caripito, que despachó 356 a las
gradas en los estadios de la Nippon Professional Baseball, liga en la que llegó
a igualar el récord jonrones del legendario Sadaharu Oh en una zafra (55).
Alex Cabrera es el pelotero activo con más jonrones en postemporadas de la LVBP |
“No hay secretos. Solo el trabajo diario. Soy amante de las
pesas. No descanso. Después de los partidos, todas las noches, levanto pesas.
El trabajo y la dedicación son los que hablan a lo largo de tu carrera”,
puntualizó Cabrera.
Ortiz, un ferviente creyente, aseguró encontrar su fortaleza
en Dios.
“En el beisbol siempre quedan cosas por hacer. Fíjate hace
años quedé campeón con Caracas (2009-2010) contra el Magallanes. Ahora se
invirtieron los papeles y puedo conseguir un título con los Navegantes. Los Eternos
Rivales, como les dicen (risas). Simplemente, le digo al Señor que jugaré
pelota hasta que Él quiera. Cuando me saque, no seguiré. Pero mientras me
sienta bien, tenga condiciones y llegue la pelota al home plate, no me voy a
retirar. No importa la edad”.
El derecho Ortiz, igual que Cabrera, es obsesivo con el
ejercicio.
“Corro mucho, subo gradas, hago ejercicios con las ligas y
pesas. Trabajo duro antes y después de cada salida. El trabajo fuerte te
garantiza la resistencia cuando estás sobre el montículo. Estando en forma,
siempre pasan cosas buenas, positivas. También creo que lo más importante es
salir con el corazón en alto, positivo. Como dice la Palabra, todo lo puedo en
Cristo, que me fortalece. Si Él está con nosotros, no podemos perder ¿No es
cierto?”.
El jovial dominicano no sabe cuándo dejará de lanzar, pero
ya visualiza lo que hará después que deje el uniforme en un clóset.
“Predico la Palabra cuando no estoy jugando. Hablo con los
muchachos sobre Dios. Eso me fascina y es lo que seguiré haciendo después que
salga de la pelota. Seré un evangelista recorriendo el mundo. Es una manera de
darle las gracias al Señor por permitirme hacer lo que me gusta durante tanto
tiempo”.
Cabrera prefiere hablar del ahora, de seguir ayudando a
Tiburones.
“De mí quedará lo que se escriba en los libros, la historia.
Cuando me retire eso estará allí. El que quiera saber de mí, podrá averiguarlo.
Uno trabaja para ser recordado por lo que hizo”.
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