Su disciplina y producción en el plato, además de su
ascendencia en la cueva, convierten al antesalista en una pieza clave
VALENCIA
Niuman Romero trata de ponerse en circulación cada vez que
toma un turno y en buena parte de las ocasiones logra su cometido. No cumple
con los requisitos del tradicional abridor de una alineación, que vive de la
velocidad de sus piernas y juega en los jardines o en el infield medio, pero
antesalista de Caribes de Anzoátegui se especializa en trabajar los conteos, negocia
boletos y hace contacto.
La mayoría de los equipos exitosos cuentan con un hombre
como Romero y la tropa oriental no es la excepción.
“Es un primer bate atípico, que no corre, no tiene la
velocidad, pero posee la disciplina necesaria para exprimir al pitcher rival y
llegar a base. Su paciencia le otorga la oportunidad al resto de la alineación
de saber cuál es el repertorio del lanzador que está en el montículo. Niuman
siempre saca cuatro o cinco envíos”, señala el manager Omar López. “Su
aproximación en el plato es envidiable y es lo que le separa del resto. Se
mantendrá mucho tiempo en el beisbol, pues siempre buscas a peloteros como él,
con un alto porcentaje de embasado”.
Si un equipo quiere ganar, debe evitar que los 27 outs de
los cuales dispone en un partido lleguen en sucesión. Los peloteros con un alto
OBP evitan ser puestos out y prologan la oportunidad de anotar carreras de su
club.
“Trato de ser un líder, que todos mis compañeros tengan la
mayor información posible para atacar al pitcher. De eso se trata ser un
abridor en la alineación. La concentración es muy importante para lograrlo”,
dice Romero, que en el último lustro en la ronda regular exhibe el segundo mejor
OBP del circuito (.364), la segunda mayor cantidad de boletos (148) y la
primera en carreras anotadas (173), entre los peloteros con al menos 1.000
turnos.
Durante ese lapso, pero en postemporada Romero eleva a .407
su OBP, solo detrás de Luis Jiménez y suma 46 boletos, más que ningún otro de
sus colegas con 200 o más veces al bate. Con el barcelonés en la parte alta del
orden ofensivo, Anzoátegui ha asistido a tres finales desde 2011 y cuenta un
título.
“Salvando las distancias, es lo más cercano a un Bob Abreu
en la LVBP”, destaca López. “Es tan inteligente en el plato, que sabe cuándo
debe buscar una base por bolas o cuándo debe establecer un plan diferente para
ser más agresivo, si encuentra a compañeros en posición de anotar. En ocasiones
lo he visto cambiar el patrón que ha seguido en el juego, si observa que
alguien del equipo logro ponerse en circulación aprovechando alguna falla del
rival, que no había detectado”.
Romero sonríe cuando escucha el comentario de López que le
vincula con Abreu, quizás el bateador más disciplinado en la historia del
beisbol venezolano.
“Bueno, Bob Abreu ha sido alguien de mucha importancia en mi
carrera”, admite el tercera base, de 30 años de edad. “Cuando era un joven lo
seguía y esa admiración sigue intacta. Me gustaba ver cómo bateaba y trato de
parecerme a él en la manera que tenía de seleccionar los pitcheos, como asumía
cada turno. Viéndolo ahora de cerca, en los últimos dos años, cuando he tenido
la oportunidad de jugar contra él más a menudo, me ha ayudado todavía más y
pienso que esa ha sido la clave del éxito”.
A principios de la década del 2000, el OBP fue sinónimo del
célebre libro Moneyball. Los equipos de las grandes ligas no valoraban de
manera apropiada a jugadores con un alto OBP y los Atléticos de Oakland
lograron hacerse de esos peloteros y sacarle provecho a un costo relativamente
económico. Ahora todas las organizaciones reconocen su importancia.
“Mi función es lograr embasarme, pero debo admitir que es
algo raro para mí estar en esa posición en la alineación”, confiesa Romero. “En
Estados Unidos me desempeño como segundo bate. Un pelotero que siempre trata de
mover al corredor, de batear a la banda contraria, de producir jugadas de
correr y batear. Pero aquí tenemos a muchos peloteros que batean hacia los
pasillos, con fuerza y lo que necesitamos es gente en base para que ellos
puedan producir, traer las carreras. De eso se trata mi trabajo, no necesito
ser el clásico leadoff”.
Jamie Dismuke, coach de bateo de Anzoátegui, puede hablar
durante horas de Romero y lo bueno que es en el home plate, sin importar que
defiende la antesala y es un corredor en el límite del promedio.
“Trabaja muy duro. Siempre está concentrado en la práctica
de bateo e incluso cinco minutos antes del juego todavía está ensayando el
swing. Cuenta con una gran aproximación en ambos lados del plato (como
ambidiestro) y su swing es corto, rápido y compacto, con el tiempo exacto”, abunda
el técnico estadounidense. “Siempre pone la pelota en juego de alguna manera,
sino se embasa por boleto. Lo mismo hace en Estados Unidos. Es un out difícil.
Tenemos suerte de tenerlo de nuestro lado. Trabaja la cuenta, ve muchos
pitcheos y le da la oportunidad al resto de conocer lo que tiene el rival. Gran
disciplina. Ha sido un gran abridor para nosotros. Sin duda”.
Al otro lado del campo, el receptor Juan Apodaca, de los
Navegantes del Magallanes, asegura que Romero es un dolor de cabeza.
“Tienes que ir atacarlo. Es un bateador bastante selectivo.
No hace swing a pitcheos malos. Tienes que ir por él, no puedes dejar que se
ponga delante en la cuenta”, afirma Apodaca. “Pienso que una de las claves de
la Serie Final es lograr sacar a Niuman de las bases. Tienes que tirarle
strikes y que se vaya del home lo más rápido posible”.
Romero asume, sin aspavientos, su rol. Además de su OBP y su
average vitalicio de .308 en la postemporada, piensa que lo más importante,
además del rendimiento en el campo es cumplir con sus funciones como capitán.
“En lo personal hablo con todos. No voy a buscar a tal o
cual compañero para dar sermones. Creo que todos nos comunicamos y como equipo
aceptamos la ayuda de todos. Hemos aprendido, como conjunto, que somos fuertes mentalmente, más que en
otras temporadas. Eso es muy importante”, señala.
El piloto López comparte su opinión.
“A todo lo que produce con el bate, agrega una gran defensa
y su liderazgo, algo que no miden las estadísticas. Hace su función de capitán
de la manera correcta, con gran ética. Es un profesional a carta cabal”.
Esta nota apareció publicada en LVBP.com el 27 de Enero de
2015
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