El mirandino del Durham no para de producir en triple A y es el receptor con mejor promedio ofensivo en la Liga Internacional
José Lobatón descargó toda su fuerza al primer envío de Mike Leake y sacó la bola por el jardín derecho del Bulls Athletic Park en el segundo inning, con tres compañeros en circulación, para guiar la victoria de Durham, 7-4, contra Louisville, hace un par de noches. La actuación del receptor fue una muestra de la que se perfila como su mejor campaña en ligas menores, desde que en 2003 debutó en las filiales de San Diego.
“No recuerdo si antes había hecho algo como eso. Sé que cuando estaba muchacho en Venezuela di un jonrón con las bases llenas en el beisbol menor. Pero aquí no estoy seguro. No he tenido muchos chances de batear en esa situación aquí”, dijo con humor, a través del hilo telefónico.
Lobatón llegó a Tampa Bay, el 30 de julio de 2009, después de ser seleccionado de la lista de disponibles de los Padres, 25 días después de debutar en las grandes ligas.
“Mi meta es volver a estar allá arriba. Pero en lo personal quisiera tener un año con promedio sobre .300. También deseo mejorar mis tiros a las bases y remolcar muchas carreras. Sé que si doy lo mejor de mí lo lograré".
Hasta ahora parece estar en el camino indicado. Antes de la jornada de ayer, encabezaba a los catchers de la Liga Internacional (AAA) con un promedio de .346 y un OPS de 1.012. En 22 encuentros sumaba cinco dobles, un triple, cuatro cuadrangulares y 15 producidas. Detrás del plato ha cometido un par de errores en 163 lances, pero ha retirado a ocho de los 23 hombres que le han salido al robo (35%).
No aparece entre los líderes del circuito en bateo, porque sus 78 turnos son insuficientes. Lobatón comparte la posición con Robinson Chirinos, que llegó proveniente de los Cachorros en el cambio por Matt Garza. El magallanero apenas liga .200 en 100 veces al bate.
“No sé cuál es el plan de la organización, pero de momento nos están alternando. Chirinos es una gran catcher y hemos logrado hacer una buena dupla”.
Pese a lo incómodo que pueda resultar no tener continuidad en el juego, Lobatón ha hecho lo posible por adaptarse.
“Yo quisiera abrir más partidos como regular, aunque estoy conforme con el tiempo de juego que tengo hasta ahora. Chirinos y yo no somos los mejores amigos, pero nos llevamos bien. Me refiero que apenas este año nos conocimos. Es una buena persona y lo que hace en la posición es impresionante. Me siento feliz de tener un compañero como él a mi lado, porque podemos ayudarnos mutuamente. Es un profesional en lo que hace. Siempre pendiente de los detalles. Eso ha hecho que nos acerquemos, porque cuando nota que estoy haciendo algo mal me lo dice y viceversa. Gracias a eso, siento que he mejorado mi defensa”.
Ajustes en el plato
Lobatón, que puede batear a las dos manos, fraguó el éxito que está teniendo con el madero meses atrás, mientras se encontraba en Venezuela. “Hice ajustes y estoy contento con los resultados. Trato de ir al home y buscar un buen envío para darle con fuerza. Si los batazos caen o no, es otra historia. Afortunadamente han caído”.
El mirandino destacó que se limitó a seguir los consejos del coach Rómulo Martínez y de su hermano mayor, José, que trabaja como técnico de la Federación Venezolana de Beisbol.
“Traté de adaptar lo que me dijeron a mi estilo. Ahora estoy trabajando mejor los conteos y haciendo swing a pitcheos en la zona. Mientras siga funcionando, no lo voy a cambiar”.
Respaldo en Caracas
La gerencia del Caracas anunció que la salida de Carlos Maldonado, enviado en un cambio a Zulia, cerraba un ciclo en el equipo y abría uno nuevo con Lobatón, que ahora tendrá la responsabilidad de ser titular, cuando se incorpore al club en el invierno.
“Estoy contento y triste a la vez”, señaló el receptor, de 26 años de edad. “Tener el chance de jugar a diario con los Leones era algo que quería. Lástima que ocurrió con la salida de un gran amigo como Carlos. Pero le daré la bienvenida a esta oportunidad como nunca antes en mi vida. Quiero que los fanáticos del equipo se sientan orgullosos de mí”.
Esta nota, en la que colaboró el periodista Ismael Granadillo, apareció publicada en el diario El Nacional el 20 de mayo de 2011
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