El prospecto de los Rangers mejoró el enfoque y está saludable. El zurdo agregó un nuevo envío a su repertorio que le ayuda a sacar a los bateadores de paso
Martín Pérez podría ser considerado todo un veterano en la Liga de Texas. Está en su tercera campaña en el circuito, desde que debutó con el Frisco a finales de 2009. Pero apenas cumplió 20 años el mes pasado y sigue siendo el lanzador más joven en la reunión del medio oeste. Sólo que con relación a las temporadas anteriores, muchas cosas han cambiado. El zurdo de Guanare piensa que ha aprendido lo suficiente para ser un lanzador con mayor conciencia de lo que hace sobre el montículo.
“Ajusté mi mecánica desde el año pasado y trabajé en el balance sobre el montículo. Siento que tengo mucho más claro cómo lanzar y enfrentar situaciones. La experiencia en Venezuela (con Magallanes) me ayudó bastante. Aprendí mucho allá. Aprendí que no puedes salir y pensar que vas a tirar seis innings. Debes ir entrada por entrada. Recibí muchos consejos de gente con experiencia”, dijo el lanzador, con aplomo al otro lado del teléfono.
Pérez inició 2011 como el primer prospecto de los Rangers, según Baseball America, y el número 23 de todo el sistema de granjas de las mayores, de acuerdo con el ránking de MLB.com, y los resultados que ha obtenido hasta ahora, ratifican las ponderaciones hechas por los scouts.
El 19 de abril retiró a los 15 bateadores que enfrentó, en un partido acortado por la lluvia a cinco entradas contra Arkansas, y se convirtió en el primer lanzador en la historia del Frisco que logra lanzar un juego perfecto.
“Realmente no sabía lo que estaba pasando. Lo único que importaba para mí era lanzar el primer pitcheo en strike en cada turno. Después que suspendieron el juego, el manager (Steve Buechele) me llamó para felicitarme. No estaba seguro por qué lo hacía. No te felicitan cada vez que lanzas. Pero luego me explicó que iban a validar el juego como perfecto. Fue una gran alegría”, refirió Pérez.
El lunes de la semana pasada aisló dos carreras en 7.2 capítulos, mientras que ponchaba a 10 rivales, ambas cifras tope en su carrera. Sólo regaló un boleto. Pero el sábado, en su siguiente salida, repartió cuatro pasaportes en 6.0 innings y guillotinó a seis.
El promedio de pasajes gratis de Pérez por cada nueve entradas (4,44 este año y 3,88 de por vida) todavía sigue siendo una asignatura pendiente.
“La concentración es clave. Creo que ese aspecto me está ayudando ha mejorar el control y la localización. Siento que ahora estoy mucho más enfocado en tener un plan para cada partido. Todos mis pitcheos están cayendo en strike. He sido consistente toda la temporada y, lo más importante, mi espalda está sana, mucho más fuerte. El dolor fue responsable de los altibajos del año pasado (5-8, 5.96)”.
Pérez exhibe récord de 1-0 y efectividad de 2.31, la segunda mejor de la Liga de Texas. En 46.2 innings sólo ha encajado 37 imparables, con 48 abanicados y 23 boletos, repartidos en nueve aperturas. Sus oponentes apenas le ligan para .226 de promedio.
“Confío en mi recta (de 96-97 mph). Es mi principal pitcheo, con el que saco los outs. Pero pienso que esta temporada la he estado combinado mejor con la curva y el cambio. Además tengo confianza como para tirar la recta de dos costuras, que se mueve similar a un sinker, en cualquier conteo. Lo estoy haciendo desde que estaba con Magallanes. Me ha resultado contra los zurdos (que sólo le golpean para .159). Los saco de balance”.
En las últimas tres zafras, los Rangers han dado evidencias concretas de que pueden empujar a sus prospectos del pitcheo hasta las grandes ligas con éxito. Los casos recientes de Neftalí Feliz y Derek Holland son prueba de ello ¿Estará Pérez cerca de subir ese último peldaño?
“El tiempo de Dios es perfecto”, destacó el llanero. “Cuando firmas, el sueño es llegar a las grandes ligas. Trabajas y te preparas para eso. Texas decidirá y yo estaré listo para asumir esa responsabilidad”.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 23 de mayo de 2011
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