En la quinta “Mi Alegría”, de La Esmeralda, todos se abrazaron y el griterío fue unísono a las dos de la tarde de ayer. Félix Hernández había ganado el premio Cy Young de la Liga Americana.
“No tengo palabras. Sólo una emoción muy grande”, dijo entre sollozos el derecho de los Marineros rodeado de sus familiares. “Sabía que me lo merecía, igual que la temporada anterior. Es el producto del trabajo duro y la perseverancia. Es un gran orgullo ser el segundo venezolano que lo recibe”.
El hogar de los Hernández –ubicado en el municipio San Diego del estado Carabobo– se convirtió en una fiesta de fin de año. Todos entrelazados por el mismo sentimiento. El llanto se confundía con sonrisas. Los teléfonos no dejaban de sonar.
“Se hizo justicia”, enfatizó Félix, padre. “Ahora tengo que cumplir con mi promesa. Ofrecí un maute para la celebración (risas). Alguien sabe donde carrizo consigo una hacienda para comprar esa res”, bromeó, mientras su esposa Miriam se afanaba buscando la señal de un canal deportivo para “ver la bandera que sacaron en el juego de La Chinita cuando se supo la noticia”.
Félix intentaba recobrar el aliento, mientras relataba el momento que perdurará en su memoria. “Mi esposa (Sandra) me llevó, el teléfono: ‘toma te llaman, es un americano’. ‘No puede ser’, le dije. ‘Si me llaman no es para decirme que llegué segundo’. Lo primero que escuché fue: ‘Felicitaciones’. Todavía no lo he asimilado. El corazón comenzó a latir muy rápido. Era un periodista (de la Asociación de Escritores de Beisbol de América) desde Nueva York. It’s for real? Le pregunté tres veces: ‘¿Estás seguro? ¿Fui yo el que ganó? ¿De verdad?’. Entonces todos nos abrazamos. Ya había llegado mi hermanos Freddy y Damaris. Después me llamó mi otro hermano Moisés (que lanza con Cardenales de Lara)”.
Hernández, de 24 años de edad, se convirtió en el séptimo latinoamericano que logra alzarse con la distinción, junto con Johan Santana (2004 y 2006), Bartolo Colón (2005), Pedro Martínez (1997, 1999 y 2000), Willie Hernández (1984), Fernando Valenzuela (1981) y Mike Cuellar (1969).
“Esta noche cuando me acueste, con calma, al lado de mi esposa y mis hijos (Jeremy y Mia), procesaré todo esto. Aunque no sé si logre conciliar el sueño, si lo hago soñaré con el premio”, sonrió Félix.
Su campaña fue de ensueño y anotó un punto a favor de quienes piensan que las estadísticas tradicionales de ganados y perdidos, se quedan cortas al momento de evaluar el desempeño de un lanzador.
El as de Seattle encabezó el joven circuito en efectividad (2.27) y entradas (249.2), en tanto que terminó segundo en ponches (232) y promedio de innings por hits. Además, se erigió en el mejor de todos los brazos en su liga con un WAR (contribución en victorias que un jugador aporta a su equipo con relación a un jugador de reemplazo) de 6.0. Cifras que lo ayudaron a convertirse en el Cy Young con menos triunfos en una campaña (13-12), muy por debajo de las fojas de C.C. Sabathia (21-7) y David Price (19-6), los otros contendientes.
Sin embargo, pocos creyeron en las posibilidades del valenciano, incluido Roy Halladay, Cy Young de la Liga Nacional. “Lo respeto como jugador. Pero no todo son triunfos y derrotas. Existen otras estadísticas. No tengo más comentarios al respecto… Pasé por momentos difíciles, es cierto, sobre todo en el mes de mayo (cuando tuvo balance de 0-3 y 4.79 EFE). La calve fue que no me rendí y mi fortaleza metal. Si me hacían una carrera, seguía adelante. Trataba de poner varios ceros, para darle la posibilidad de ganar al equipo. Esperar que vinieran de atrás. Era lo único que podía hacer”, destacó Hernández, que en 2009 llegó segundo en la votación del premio, detrás de Zack Greinke.
Ahora el compromiso es mayor, según Hernández. “Nunca lo digo en público, pero mi meta antes de cada temporada es mejorar los números del año anterior. Es lo que hice y lo que deseo en el futuro. Ahora el reto es mayor, soy el Cy Young de la Liga Americana”.
“Gracias Franklin, gracias López”Félix Hernández siempre encontró apoyo en Franklin Gutiérrez y José López, sus compañeros en Seattle. “Tengo que darle un regalo a los dos, un reloj a cada uno. Estuvieron allí, a mi lado. Franklin se merecía ese Guante de Oro desde 2009. Esta mañana (ayer), a las cuatro, cuando hice la conexión de Seattle con Houston, en el vuelo a Caracas, nos enviamos un mensaje de texto. Me dijo que ahora faltaba mi premio. Los dos lo hicimos, de alguna manera eso compensa el mal año de Seattle”.
El DatoFélix Hernández recibirá un aumento de un millón de dólares en su salario de 2011 ($10 millones) como bono por ganar el Cy Young.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 19 de noviembre de 2010
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