Andrés Galarraga fue exaltadoal Salón de la Fama del beisbol venezolano junto con Luis Aponte, Ángel Bravo, Teodoro Obregón, Pedro Padrón Panza y Lázaro Salazar
Andrés Galarraga tardó algunos minutos para iniciar su discurso de agradecimiento en la ceremonia de exaltación al Salón de la Fama del Museo del Beisbol. Todo el auditorio se puso de pie para brindarle un sonoro aplauso. Su nombre ahora formará parte del templo de los inmortales de la pelota rentada local, un honor que recibió en su primer año de elegibilidad.
“No hay palabras para agradecer tanto cariño. Pocos jugadores han recibido ese apoyo. Gracias a los aficionados por todo su cariño. Por ellos he superado muchas cosas y estoy aquí”.
El Gran Gato, que jugó durante 19 campañas en las grandes ligas y largó 399 jonrones, estuvo acompañado en el acto por Luis Aponte, Ángel Bravo y Teodoro Obregón, los otros miembros de la clase de 2010, así como los históricos Pedro Padrón Panza y el cubano Lázaro Salazar, manager-jugador del Magallanes, ya fallecidos.
“Lamentablemente no conseguí los votos suficientes para el Salón de la Fama de las mayores, pero estar en el templo del besisbol profesional venezolano es un orgullo mucho mayor, más aún cuando estoy rodeado de todas estas celebridades y que hoy también reciben sus placas”, agregó el ex primera base, que se convirtió en un icono de los Leones del Caracas en la década de los años ochenta y principios noventa.
“Hoy siento la misma emoción que cuando regresé al Universitario a jugar con los Bravos de Atlanta una serie de pretemporada contra Tampa Bay (1999), después de vencer al cáncer. Aquella ovación fue tremenda, la gente no paraba de aplaudir”.
Las anécdotas y los recuerdos continuaron durante la rueda de prensa, una vez finalizado el acto formal en el que se develaron los óleos y las estatuillas, que registrarán para siempre las figuras de las seis nuevas estrellas que adornarán el olimpo de la pelota local.
“Luego de dar una conferencia a jóvenes, una señorita se me acercó para darme una pelota. Pensé que quería que se la firmara, pero me dijo que se la trajera a Galarraga”, sonrió Aponte, el venezolano número 30 que debutó en la gran carpa y el segundo relevista en la en la LVBP con más juegos (359) y salvados (73). “En ese momento pensé que debe dársele honor a quien lo merece. Me puse en los zapatos de la joven y yo hubiese hecho lo mismo. Para mí es un honor haber sido exaltado con Andrés. Es un ejemplo a seguir dentro y fuera del terreno de juego”.
Aponte, que se encuentra alejado “del negocio del béisbol”, le agradeció a Dios por darle las habilidades para jugar y a su familia por el respaldo durante sus años de actividad. “Estoy viviendo el mejor momento de mi vida, en una pequeña finca en Tavera (a 30 minutos de Puerto La Cruz), rodeado de árboles y animales, en compañía de mi esposa, hijos y nietos”.
Obregón, poseedor de manos privilegiadas en el campocorto y figura del Valencia Industriales en las década de los 50 y 60, sostuvo que no cambiaría nada en su carrera y que aunque las épocas son diferentes e imposibles de comparar, hoy día sería “como Omar Vizquel”, una salida que arrancó aplausos de los presentes.
Bravo, uno de los bates zurdos más reputados en la pelota criolla, que jugó en las mayores entre 1969 y 1970, describió su época con los Tiburones de La Guaira como la mejor de su carrera y agradeció a Padrón Panza, el desaparecido dueño del conjunto y uno de los grandes visionarios del deporte, la confianza que depositó en él, con un “Tiburones pa’ encima”, el grito de guerra de los litoralenses.
Cerraron la solemne reunión las personalidades electas por el comité histórico del Salón de la Fama, Padrón Panza y Salazar, el “Príncipe de Belén”, cuyas placas fueron recibidas por Armando Arratia, ex directivo de La Guaira, y Giuseppe Palmisano, presidente del Magallanes “Mi padre Pedro Padrón Panza, arquitecto, fundador y propietario de los Tiburones, dejó un legado indeleble en la historia de nuestro beisbol”, destacó Arratia.
Un recuerdo para Baudilio
Un periodista le recordó a Andrés Galarraga que ayer se cumplían 20 años de la desaparición física de Baudilio Díaz, miembro del Salón de la Fama desde 2006 y su compañero de equipo con los Leones. El Gato sonrío y recordó que el receptor fue uno de sus mentores en el Caracas. “Vaya coincidencia. Pienso que fui un privilegiado al llegar a los Leones cuando estaban Antonio Armas, (Gonzalo) Márquez y Díaz. Toda una escuela”, dijo el ex slugger. “Recuerdo que en un partido de mi temporada de novato, cubría la primera y el corredor se estaba abriendo. Baudilio lanzó a la base para agarrarlo desprevenido y el sorprendido fui yo. La pelota siguió hasta el jardín derecho. Después del inning, Baudilio se acercó y me dijo que lo disculpara por dejarme mal parado en la jugada. No tenía por qué hacerlo, apenas era un muchacho en ese momento y él un veterano. Desde entonces siempre estuve alerta con esos disparos y cuando llegué a las grandes ligas hablaba con el catcher para montar la jugada”.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 24 de noviembre de 2010
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