El segunda base de 1.65 metros ha jugado una sólida defensa y exhibido un bate contundente en los ocho partidos que ha iniciado
José Altuve estaba ridiculizando a los lanzadores del Programa de Desarrollo, cuando Magallanes decidió subirlo hace una semana al equipo grande para ocupar el lugar de Luis Rivas.
El exgrandeliga no había podido encontrar el ritmo y estaba atravesando por un prolongado slump, cuando fue enviado a la sucursal de los Navegantes para trabajar su juego.
“Este año funcionará así. Le vamos a dar oportunidad a quien lo esté haciendo bien en la Liga Paralela”, enfatizó Luis Blasini, gerente deportivo de los valencianos, cuando anunció el movimiento el primero de noviembre. Desde entonces no ha tenido razones para arrepentirse.
Altuve, de 22 años de edad y 1.65 de estatura, fue usado como abridor en ocho partidos seguidos. No cometió errores en 43 lances en la segunda base y dejó promedio de .310 (29-9), incluyendo entre sus imparables un par de dobles y un triple, tan bien conectado que por poco sale del parque por el jardín derecho del Universitario.
“Es mi cuarto año con el equipo y nunca había estado arriba. Estoy feliz con la oportunidad”, dijo el diminuto maracayero, que antes de su ascenso golpeaba para un astronómico OBP de 1.333, en la Paralela.
“Corrí con un poquito de suerte”, sonrió Altuve, que viene de su mejor temporada en el sistema de granjas de los Astros de Houston.
El infielder comenzó el verano con Lexington (clase A) y terminó en el Lancaster (clase A+). En 125 partidos dejó promedio de .301 y estableció topes personales en jonrones (15), remolcadas (67) y robos (42).
“Asistió a dos tryouts y nos impresionó la habilidad que tenía con el guante, su velocidad piernas, el dominio del bate y la fuerza que mostraba cuando llevaba la bola al lado contrario del campo, como bateador derecho. Después de las pruebas y los resultados que tuvo, la estatura no fue un impedimento para firmarlo”, recordó Alfredo Pedrique, que era coordinador de campo de ligas menores de los siderales cuando reclutó a Altuve en 2006 por recomendación de Pablo Torrealba.
“Llegué a sentir que debía esforzarme más que el resto por los comentarios sobre mi estatura. Eso me ha motivado. Pero en Houston ya no se habla del tema porque he demostrado que puedo jugar pelota”, aseveró Altuve, que durante los entrenamientos de primavera estuvo trabajando con la mecánica de su swing.
“Debo agradecer mucho a los instructores Mike Barnett (recién nombrado coach de bateo de los Astros en las mayores) y Stubby Clapp (Lexington) por ayudarme con mi swing, tal vez eso me ayudó a lograr un buen número de cuadrangulares. Pero todavía debo ser más selectivo en el plato”, agregó el infielder.
“Es muy agresivo, no tiene miedo”, continuó Pedrique, actual coach de banca de Houston. “Es un profesional, siempre busca mejorar. Tiene deseos de triunfar”.
Las incorporaciones de los grandeligas Alberto Callaspo y Andrés Eloy Blanco le restarán tiempo de juego a Altuve, pero el novato ha hecho méritos para permanecer arriba.
“Es perfecto como primero o segundo bate. A la defensiva es eficiente. Su único problema eran los dobleplays. Pero ha mejorado muchísimo”, destacó Pedrique.
“Sé que debo ser más consistente en las jugadas de rutina”, admitió Altuve.
Su presencia en el equipo grande de los Navegantes dependerá del manager Frank Kremblas, pero cuenta con la venia de Blasini. “Ha demostrado que puede quedarse aquí”.
Altuve no ocupa su tiempo pensando en los chances que tendrá en el futuro cercano. Simplemente se acerca todos los días a la pizarra del clubhouse, donde Kremblas coloca el lineup, y si está entre los titulares sale al terreno y hace el trabajo. “Estar aquí es una gran experiencia. Estoy aprendiendo de todo esto ¿Qué más puedo pedir?”.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 14 de noviembre de 2010
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