Es frecuente escuchar, como una máxima, que cuando un bateador pequeño levanta la pelota, sus conexiones, indefectiblemente, terminan en los guantes de los jardineros. Alexi Amarista, el diminuto infielder de los Caribes de Anzoátegui, se ha encargado esta temporada de desmontar el mito. Hoy amanece con nueve cuadrangulares en sus alforjas, la segunda cifra más alta del circuito, sólo superada por los 10 que ha sacado Luis Jiménez, slugger de Cardenales de Lara.
“Los jonrones salen solos”, comentó el barcelonés, que empieza a ser considerado entre los entendidos como candidato a Jugador Más Valioso de la temporada. “Pero nunca esperé tantos este año. Sigo siendo el mismo bateador de contacto, de ligar por los pasillos, para conseguir dobles y triples. No pienso cambiar”.
Por esas razones, pocos se explican cómo ha podido sacudir esa cantidad vuelacercas, algunos de ellos de 400 pies.
Antes de iniciar la zafra, Amarista sumaba dos batazos de vuelta completa en 207 turnos, en tres campañas, mientras que en cuatro años en ligas menores coleccionaba 16 en 1.475 veces al bate, uno cada 92 visitas al plato. Con la tribu ha mejorado esa frecuencia, de manera notable. Sus proyectiles se van del parque cada 22,5 turnos.
“Mi swing es natural. Sólo busco hacer contacto y que la bola salga con fuerza. Pero hasta yo me sorprendo”.
El manager dominicano Julio Franco ha sido de gran ayuda, de acuerdo con el prospecto de los Ángeles de Anaheim.
“Mi éxito esta temporada se lo debo a él. Ha insistido mucho en mi swing. Ahora comienzo el movimiento un poco más abajo. Eso, pienso, me ha ayudado a conectar jonrones. Me veo muy bien en el plato, concentrado. Todo tiene que ver con hacer contacto y en la velocidad de manos. Es lo único que puedo decir. El resto es un secreto”, sonrió Amarista, que además encabeza el circuito en extrabases (27), bases alcanzadas (112), anotadas (41) y triples (4), es segundo en slugging (.552) y hits (63), tercero en dobles (14), quinto en producidas (32) y séptimo en promedio (.310), mientras que es uno de los mejores con hombres en base (.388) y posición de anotar (.396).
“Un jugador pequeño (1,65 metros de estatura) como yo, puede jugar en cualquier lado. Sólo hay que esperar la oportunidad y trabajar duro. Fíjate lo que ha hecho (José) Altuve (de Magallanes). Nunca hay que perder el entusiasmo y las ganas de triunfar”.
La gerencia de los Ángeles piensa que Amarista estará listo para arribar a las mayores después de 2012, como su principal utility. Justo cuando expire el contrato de Maicer Izturis por tres años y 10 millones de dólares.
Sus números en Venezuela hablan de la madurez que ha alcanzado, luego de su primera experiencia en triple A, en 2010.
“Tuve una reunión con el jefe de ligas menores (Abe Flores) y esperan cosas buenas de mi para el próximo año. Me invitaron al campo de entrenamientos e intentaré hacer el equipo. De lo contrario volveré a ligas menores. Es parte de mi desarrollo”.
Amarista espera darle ese regalo póstumo a su padre, asesinado por el hampa común, mientras celebraba una de las grandes actuaciones de su hijo.
“Llegar a las grandes ligas es el mejor tributo que le puedo hacer. Es lo que siempre quiso. Ahora no está aquí, pero sé que desde allá arriba me apoya y me da fuerzas para seguir adelante”.
Mientras espera el momento de sumar su nombre a los grandeligas venezolanos, se concentra en Caribes. El equipo al que ha empujado hasta el segundo lugar de la clasificación.
“El apoyo de mi familia, mis compañeros y hasta del público, ha sido increíble. Gracias a ellos he sobrellevado este mal momento personal por el que atravieso. Es difícil olvidar por lo que pasé. Pero cada vez que salgo al terreno espero que las cosas salgan bien”.
Esta columna apareció publicada en el diario El Nacional el 26 de diciembre de 2010.
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