El ex magallanero y figura de los Orioles de Baltimore estuvo de paso por el país con un mensaje de esperanza
Luke Scott sigue siendo una celebridad en la ciudad. No importa que haya jugado por última vez con el Magallanes hace tres años. Las muestras de cariño y aprecio que recibe en cualquier lugar que visita sólo son comparables con las de una estrella de rock o un actor de Hollywood. Pero Luke, como todos lo llaman, no regresó al país sólo para firmar autógrafos y fotografiarse con sus fans. El grandeliga de los Orioles de Baltimore trajo ayuda y un mensaje de esperanza para los más necesitados.
“Estoy aquí por las oportunidades que Dios me ha dado. Él me abrió el camino y las puertas para ayudar a los que tienen poco. En Venezuela tocaron las puertas de mi corazón, me han apoyado en mi carrera. Siempre me reciben con amor y cariño. Es algo que nunca olvido, que siempre tengo presente en casa, allá en Estados Unidos, como un lindo recuerdo. Retribuirlo es un compromiso”.
Durante la temporada de grandes ligas, Scott se enteró que The Oriole Advocates, una fundación dedicada a obras de caridad y a la promoción del beisbol, planeaba enviar ayuda a niños de bajos recursos en Puerto Rico y República Dominicana. Entonces pensó en traer al país parte de lo recolectado en Maryland.
“Este año querían enviar ropa y alimentos donados por compañías y público en general al Caribe. Pregunté si podíamos hacer una campaña en el estadio (Oriole Park) para que la gente pudiera traer juguetes, guantes de beisbol, spikes, en buenas condiciones para enviarlos a Venezuela. Estuvieron de acuerdo y resultó que los donativos fueron tantos que llenaron un contenedor de 20 pies. Luego hablé con mi amigo Wade Brown, director de la fundación Diakon Kathryn’s Kloset, que recibe desde muebles hasta alimentos donados por compañías, para saber qué tenía en su galpón y si podía sumarse a la causa. Una vez hechos los arreglos, le dije a Advocates que pagaría la diferencia para extender el contenedor a 40 pies. Y aquí estamos”.
Gracias al aporte de su amigo Melvin Mora, ex compañero en Baltimore, y a su hermana cristiana, Ivonne González, la ayuda llegó a las personas indicadas. Incluida la pequeña Rebeca, de 16 meses de edad, internada en la unidad de oncología infantil del Hospital Ángel Larralde.
“Rebeca necesitaba una leche especial, que no se consigue aquí, y la encontramos entre las cosas que llegaron en el contenedor. Fue un momento muy especial, un milagro que algo así ocurriera”, sonríe Luke.
Junto a Rebeca, que fue dada de alta a los pocos días, Douglas, Fabián, Víctor, Marilyn y todos los niños de la sala pediátrica, volvieron a sonreír.
“Son momentos muy duros para ellos y sus padres. Dios me ha dado la bendición de gozar de buena salud, de tener habilidades para jugar beisbol. Por eso tomo algo de tiempo para orar con los niños que están sufriendo. Trato de regalarles una sonrisa y compartir un rato agradable. Sólo con obsequiarles un Teddy Bear, una gorra, una barajita y conversar, les puedo dar un poco de ánimo. Es simplemente una piedra pequeña que se desliza para empezar una avalancha. Es un pequeño gesto de esperanza”.
Fabián, de cuatro años de edad, fue uno de los más entusiasmados con el “señor que me regaló el perrito”.
“Ver esos rostros iluminados es invalorable. Es una bendición tener la oportunidad de ayudar a alguien que no conoces. Es la ley de Dios: Ama a tu prójimo”.
El DatoLuke Scott jugó con el Magallanes en las temporadas 2005-06 y 2007-08. En su primera campaña conectó 12 jonrones y remolcó 30 carreras en 35 juegos.
FOTO CORTESÍA JAIRO ALTUVE
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 20 de diciembre de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario