lunes, 7 de enero de 2013

Décimo Inning

Eliézer Alfonzo se unió a la nave como agente libre y compiló la mejor temporada de su carrera 


La gerencia de Magallanes, muy criticada en los últimos años, hizo importantes movimientos antes del inicio de campaña, que resultaron clave para el equipo

Administrar las operaciones de un equipo en las ligas invernales es una de las tareas más difíciles del beisbol, si te toma en cuenta la camisa de fuerza en la que se han convertido las restricciones impuestas desde Major League Baseball a los peloteros nativos,  las dificultades para encontrar importados que puedan adaptarse y rendir en condiciones poco convencionales, rosters que cambian cada semana, jugadores que van y vienen de acuerdo a agendas personales, un calendario exigente, con viajes extenuantes, y un sinfín de matices que aparecen en cuestión de horas y que pueden cambiar radicalmente lo que apariencia era un panorama “claro”.
Una campaña exitosa termina convirtiéndose en el hallazgo de un gran tesoro. Muchas veces la suerte juega un papel importante para sortear los obstáculos de la cruzada, pero sin planificación y una visión clara de lo que se aspira a tener, pocas veces se logra terminar el recorrido y alcanzar el Santo Grial.
Magallanes puede darse el lujo de apuntar entre sus logros la campaña 2012-2013. Terminó la ronda eliminatoria en el primer lugar y luce como el equipo mejor balanceado y con mayor profundidad en la semifinal. Todo un lujo a estas alturas del campeonato.
La gerencia, duramente criticada por varios movimientos desde la zafra 2009-2010, cuando la responsabilidad de estructurar al club tuvo en Luis Blasini nombre y apellido, hizo varios movimientos antes del inicio y durante la contienda que hasta ahora han señalado el rumbo al navío.
Como agentes libre llegaron el zurdo Gustavo Chacín y Eliézer Alfonzo, mientras que vía cambio el conjunto se hizo de los servicios de Carlos Maldonado, Francisco Cervelli y Carlos Zambrano.
“Hay que darle todo el crédito a Blasini por la llegada de Chacín y Alfonzo”, asegura Juan José Ávila, ex presidente del club y consejero del alto mando valenciano. “Se acercó a la directiva y argumentó las razones para las que debíamos contratarlos. Allí están los resultados. Fueron dos hombres clave”.
Chacín no perdió turnos en la rotación y terminó entre los líderes de la campaña en aperturas (14), innings (68.2) y efectividad (3.67).
Alfonzo (16) y Maldonado (12) reunieron los mejores números en sus carreras y se combinaron para largar 28 cuadrangulares, cifra que rompió el récord de la franquicia para una pareja, vigente desde la zafra 1953-54 cuando Bill Taylor (16) y Luis “Camaleón” García (11) sacaron 27 bambinazos.
Cervelli dio mayor profundidad a la posición de receptor y Zambrano estabilizó la rotación de abridores.
“Me sorprendió ver cómo Cervelli suda la camiseta, su entrega, y Zambrano adquirió un compromiso y lo cumplió, luego de gestionar su cambio con Caribes. Ambos son carabobeños y magallaneros. Eso tiene un peso”, agregó Ávila.
La gerencia navegante modificó su visión de otros años, en los que parecía existir una obsesión en adquirir figuras con estatus de ligamayoristas.
“Tratamos de corregir errores”, puntualiza Roberto Ferrari, coordinador de la comisión deportiva. “Ahora estamos más abiertos a realizar transacciones y a buscar a peloteros de todos los días. Ese es el perfil de Alfonzo, Maldonado y Chacín, pero también de Juan Rincón, que llegó junto con Cervelli y Amalio Díaz, que vino desde Zulia después de devolver a Humberto Quintero, que nunca quiso uniformarse. Antes planificábamos a partir de los grandeligas y aquí no puedes hacer eso. Esos jugadores son complementos. Nosotros no clasificamos con Pablo Sandoval, Elvis Andrus ni Juan Rivera. Ellos blindaron el equipo que ideamos al principio”.
Todavía la carera de obstáculos no termina, pero el balance del Magallanes es positivo y la tierra prometida no es un espejismo.

Esta columna  apareció publicada en el diario El Nacional el 7 de enero de 2013

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