El estadounidense ha brillado en la 2012-2013 y es el
único extranjero de la importación original que permanece con el equipo. Quiere regresar la próxima campaña
VALENCIA
Para cualquier aficionado desprevenido, Sergio Pérez
podría pasar por un criollo más del Magallanes. El derecho estadounidense, de
ascendencia cubana, bromea como cualquier otro y es también objeto de chanzas,
cuando suelta el brazo temprano en la tarde o fildea elevados en los jardines,
durante la práctica de bateo. Se trata de un importado, pero lo disimula muy
bien.
Luego, cuando debe subir al montículo cada cuatro
días, su entrega supera las exigencias a la que obliga el contrato que lleva su
nombre.
Pérez está en su tercer año en la LVBP, segundo con
los Navegantes, después de una breve pasantía en la 2010-2011.
“Ahora me siento más venezolano. Uno más. Cada vez
hablo más como lo hacen aquí. Tengo más panas en Venezuela que en cualquier
otro lugar. Hasta el acento se me fue (risas). Es un orgullo de pertenecer a este
equipo y poder estar en una final. No muchos importados pueden decir que
pasaron toda la temporada en un liga como esta y tienen la oportunidad de ser
campeones”.
Pérez llegó al país una semana antes del inicio de
la eliminatoria y fue el lanzador del día inaugural. Nunca perdió un turno en
la rotación y abrió 18 encuentros, 4 de ellos en el round robin. Hoy retará a
Cardenales de Lara, en el tercer desafío de la serie por el campeonato.
“No estoy cansado, sólo más venezolano”, insiste y
vuelve a sonreír. “Estoy fajado porque hemos construido algo especial”.
Austin Bibens, que vino al país firmado por Zulia;
C. J. Retherford, refuerzo original de La Guaira, y Joe Thurston, de Lara, son
los otros importados que han pasado casi cuatro meses en el país, desde la voz
de playball. Pérez, es el único que sobrevive de la importación original del
Magallanes.
“Mi meta era quedarme hasta donde llegara el equipo y
mi familia lo entendió. Viajé en Navidad y les dije que los extrañaba. Pero
luego de dos o tres días sin pelota, quise regresar. Esa es la vida del pelotero”.
Hace un par de años, a finales de la campaña, Pérez
se uniformó con la nave y apenas tuvo una salida de 1.1 innings. Aragua se
interesó en él la zafra anterior y lo firmó. El derecho respondió con 14
inicios y una efectividad de 2.47, la sexta mejor del torneo.
Solo que el manager Buddy Bailey no tuvo buenas
relaciones con el lanzador y se opuso a su regreso.
“Hablamos con Pérez en marzo, en Kissimmee, Florida,
durante los entrenamientos primaverales de Houston”, relata Juan José Ávila,
miembro de la junta directiva carabobeña. “Estaba interesado en volver, pero
era reserva de los Tigres. Así que cuando nos enteramos que no lo iban a
repetir, llegamos a un acuerdo”.
El pacto no pudo ser mejor. Pérez fue, junto con
Gustavo Chacín, el abridor más durable de la rotación.
“Demostré que podía ser un ganador, pero Aragua no
lo vio así. Ahora sólo miro al futuro. Eso quedó en el pasado”, destaca Pérez.
“Estoy aquí para sacar outs, ayudar a ganar al equipo y ser mejor lanzador”.
Esa convicción aviva sus deseos de regresar.
“Siempre que se dé la oportunidad regresaré. Me
gusta el beisbol, el ambiente de aquí”.
Oportunidad
única
Pérez valora la oportunidad que ha recibido de jugar
al lado de peloteros de grandes ligas de la talla de Pablo Sandoval, Elvis
Andrus, Carlos Zambrano, José Altuve, Ramón Hernández, Francisco Cervelli y
Juan Rivera.
“¿Qué puedo decir? Es especial. Cuando miras y
tienes a todos esos jugadores detrás de ti, no lo puedes creer”.
ElDato
Sergio Pérez fue una de las figuras de los Spartans, el equipo de beisbol de la Universidad de Tampa que se llevó el título de la segunda división de la NCAA en 2006. Ese mismo año fue drafteado por Houston.
Esta nota apareció
publicada en el diario El Nacional el 25 de enero de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario