Foto ALEXANDER MENDOZA |
Desde que Roberto Espinoza se unió al cuerpo técnico valenciano, Magallanes exhibe el mejor pitcheo colectivo de la LVBP
Roberto Espinoza se sitúa a la derecha de Carlos Zambrano,
que ensaya su repertorio en el bullpen antes de su primera apertura de la
temporada. “Estás en cuenta de 1-2, quiero un pitcheo afuera para ponchar.
Prueba el slider”, le dice el coach. El envío muerde la esquina de adentro para
un imaginario bateador derecho y Espinoza aprueba la localización del Toro.
“El éxito de un pitcher tiene que ver con la secuencia de
sus envíos, contra derechos y zurdos, así como en las diferentes situaciones
que se presentan en los partidos. Si tienes eso claro, las posibilidades de
conseguir una buena actuación se incrementan”, suelta Espinoza, que esta
temporada toma las riendas como instructor de lanzadores del Magallanes a
tiempo completo por primera vez desde la campaña 2003-2004.
El año pasado tuvo que dejar su cargo de scout de avanzada
de la nave para asumir esa responsabilidad, tras el despido de Bobby Cuellar.
Entre el 19 y 30 de noviembre, en un lapso de 11 partidos,
el pitcheo se desplomó y exhibió efectividad de 7.57 (83 CL en 98.2 INN), un
WHIP de 1.78 y un average en contra de .329 (428-141), que precipitaron un
registro de 2-9.
Desde entonces, en ronda regular, los Navegantes marchan con
un promedio de 3.54 carreras limpias y récord de 25-11, sin incluir la jornada
de ayer. Ambos registros son los mejores de la LVBP.
“Pienso que todo este tiempo como instructor me ha dado las
herramientas para transmitir, de manera pedagógica, mi filosofía de trabajo en
una liga corta como esta. Agarré al equipo en un momento difícil y logré que
los muchachos entendieran cómo quería trabajar”, abunda Espinoza, que se
desempeñó en esas labores con La
Guaira (2005-2006 hasta 2007-2008) y Anzoátegui (2008-2009).
En la postemporada, los bucaneros jugaron para 14-9 y los
brazos de su staff compilaron una efectividad de 3.88, muy por debajo de la
media del circuito (4.31), camino al título. El anterior cetro de los bucaneros
se remontaba a la zafra 2001-2002, también con Espinoza.
“Ha influido muchísimo”, enfatiza el manager Luis Sojo, con
relación a “Espy”. “Uno como técnico es más un motivador que otra cosa. Una
palmadita en el hombro es muy importante y Roberto es esa persona. Al mismo
tiempo es muy competente y metódico”.
Para Espinoza lo más difícil es lidiar con los diferentes
caracteres del personal a su disposición.
“Debes adaptarte a cada una de las personalidades y
entenderlas. Hay que preguntarse dónde están mentalmente, para saber su
disposición, capacidades y el momento en el que pueden responder. Luego
trabajas de acuerdo al nivel de cada uno de ellos”, glosa el valenciano, de 52
años de edad. “No es lo mismo alguien con experiencia de grandes ligas a un
chico de clase A”.
Lo importante es sacarle el mejor provecho a lo que se tenga
disponible, pues el roster cambia semanalmente y el talento fluctúa de un mes a
otro. Los tiempos son muy cortos y la capacidad de respuesta tiene que ser
inmediata.
El derecho David Bromberg, que la temporada anterior fue
despedido por los Tigres, mejoró su rendimiento bajo la égida de Espinoza y
este año aparece entre los líderes en efectividad (3.14).
“He trabajo mucho con él”, refiere el importado. “No es que
Greg (Sabat, instructor de Aragua) no haya sido, sino que Espinoza me ha
ayudado a mejorar algunas cosas”.
Espinoza, es junto con Jesús Hernández (Caracas) y Oswald
Peraza (Lara), los únicos coach de pitcheo criollos en la LVBP , una tendencia que se ha
mantenido a lo largo del tiempo.
“No me gusta hablar de mí mismo. Pero (los equipos) deberían
ser más abiertos a la idea de brindar esas oportunidades, si se trata de
alguien con experiencia”.
Hasta ahora, Magallanes no se ha arrepentido.
Esta columna apareció
publicada en el diario El Nacional el 28 de Octubre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario