El gerente deportivo de la tribu trabaja para consolidar las bases del club. Asegura que Anzoátegui cuenta con talento suficiente para seguir creciendo
Carlos Ríos se interesó en el proyecto que le presentó Samuel Moscatel, gerente general de Caribes, antes de iniciarse la campaña 2010-2011, porque era un reto importante en su carrera.
El equipo venía de terminar último en la contienda anterior y exhibía un registro de 50-76 en dos campañas, el peor de la liga durante ese lapso, con graves problemas en el clubhouse, que influyeron en los resultados negativos. El cargo de gerente deportivo estaba vacante y era necesario revitalizar la relación con los peloteros.
“Estaba casi retirado del beisbol, pero me interesó formar parte de lo que se estaba gestando”, dijo el experimentado scout boricua, que aceptó la propuesta de unirse al tren ejecutivo de Anzoátegui a mediados del año pasado.
“El señor Moscatel habló conmigo y me dijo que necesitaba ayuda. Así me adentré en una propuesta con muchas expectativas de cambio, de transformación. Entendía que iba a ser un trabajo a largo plazo y desde los entrenamientos en Guacara (complejo deportivo de Venoco), a mediados de septiembre, empezamos algo diferente. Ese tiempo que pasamos allí nos ayudó mucho y, en mi caso, sirvió para conocer un poco más la organización y los jugadores. Desde aquella primera práctica, fuera de casa porque el estadio (Alfonso Chico Carrasquel) se estaba refaccionando, hasta ahora, ha sido una experiencia fascinante”, destacó Ríos.
Los resultados superaron todo lo previsto durante la planificación. Caribes se levantó de sus escombros y anoche tenía la posibilidad de conseguir su primer título en 20 años de historia como franquicia, contra los Tigres de Aragua, la divisa que instauró una de las dinastías más dominantes que se conozcan en los anales de la LVBP.
“Nadie logró imaginárselo. Nos enfrentamos contra el quipo de la década con chance de derrotarlo”, enfatizó el ejecutivo. “Sólo teníamos que ganar la confianza de los peloteros, consolidar la gerencia y a partir de allí desarrollar este proyecto al máximo”.
En principio, Anzoátegui fue confeccionado con grandes nombres: Omar Infante, Magglio Ordóñez, Carlos Silva, Carlos Zambrano y José Tábata. Esos planes se evaporaron a medida que avanzaba la campaña.
“Tuvimos solamente a Tábata por 14 juegos. Pero a pesar de las altas y las bajas, las ausencias, los muchachos dijeron presente. Logramos traer a un grupo de importados que se comprometió con el club. Algunos permanecieron durante todo el año y fueron reconocidos entre los mejores del torneo, como en el caso de Andrew Baldwin. Un crédito del grupo, de toda la directiva”.
Los triunfos comenzaron a llegar y los fanáticos regresaron a las tribunas de un parque remozado. “Cuando se le pierde el respeto a la afición, cuando el fanático siente que no se está honrando su compromiso, se aleja. Nadie quiere participar en una causa perdedora. Ahora han visto que la gerencia se ha esmerado en hacer algo diferente y los triunfos llegaron. Por eso están allí”.
Eduardo Sosa, uno de los grandes prospectos de Caribres
Ahora sólo resta consolidar el éxito de la campaña y fundar bases para el futuro inmediato.
“Todavía queda mucho camino por recorrer, pero estamos en la senda indicada. Espero que Caribes no sea un club de un año, sino de muchas temporadas”, enfatizó Ríos.
Para lograrlo, la profundidad en el pitcheo y el fortalecimiento de las granjas será fundamental.
“Los lanzadores son muy importante en esta liga. Cada vez es más difícil conseguir brazos que quieran venir y que conozcan el circuito. Por eso es tan importante tener a jóvenes como Eduardo Figueroa, José Álvarez, Brayan Villarreal, Lester Oliveros, Manuel Flores, incluso Ramón Ramírez, que puedes combinarlos con veteranos como Alex Herrera. En particular, me impresionan. Esa es la base de la rotación para el próximo año. Villarreal y Oliveros tienen un gran talento. Pienso que llegarán a grandes ligas como relevistas y eso les permitirá lanzar por muchos años con nosotros. Las restricciones se pueden manejar”.
Alexi Amarista, que el 6 de abril cumplirá 22 años de edad, es la clase de pelotero alrededor del cual puede construirse una franquicia exitosa.
Gorkys Hernández, prospecto de Pittsburgh de 23 años, imposibilitado de unirse al club por una lesión, debe ser uno de los peloteros clave para el próximo año.
“Otro jugador importante es (el utility) Niuman Romero (26), que ha demostrado que es una pieza valiosa, porque te tapa muchos huecos. (El campocorto) Jonathan Herrera (26) nos garantiza una línea central estable. También están Balbino Fuenmayor y Kevin Moscatel, que tienen chance de seguir desarrollándose. Son muchas opciones dentro del equipo. Eso es valioso".
El resto tiene que ver con insuflar savia fresca a las columnas sobre las que se sostiene el club. Para lograrlo, Ríos planea iniciar un programa de firmas de nuevos talentos, que fortalezcan la filial de Anzoátegui, una de las mejores de la LVBP.
“Necesitamos una nueva camada que nos apoye. Todos los años tienes que firmar tres o cuatro peloteros, sobresalientes, que a largo plazo recibirán la oportunidad de ayudar al equipo. Tenemos que invertir en ese departamento. Parte de mi trabajo es reclutar talento que nos ayude a formar una base sólida para ser consistentes en el futuro”.
Antes de iniciarse la campaña, Caribes asistió a cuatro finales del Programa de Desarrollo en cinco años y ganó tres títulos.
Esta temporada el roster de su filial incluyó a varios peloteros que han recibido bonos importantes en los últimos tres años, encabezados por Eduardo Sosa ($525 mil, Yanquis, 2007), Exicardo Cayones ($400 mil, Piratas, 2008) y Avisail García ($200 mil, Tigres, 2009), además de César Valera ($500, Cardenales, 2008). Del grupo, García y Sosa están listos para dar el salto al equipo grande, de acuerdo con algunos scouts.
“Tenemos un futuro brillante y razones para sentirnos optimistas. Caribes está vivo”.
Polémica con los Yanquis
Carlos Ríos fue supervisor de scouts de los Yanquis de Nueva York, con mucho éxito, durante casi una década. Pero hace poco más de dos años fue acusado de apropiarse indebidamente de parte de los bonos que recibieron los prospectos dominicanos Kelvin De Jesús y Elio de la Rosa. Durante la averiguación fue despedido, pero logró ganar el caso en un tribunal de Santo Domingo.“Presenté mis alegatos, demandé y gané el caso. No se me pudo comprobar nada”, afirmó el boricua.La corte obligó a los neoyorquinos a pagarle cerca de 700 mil dólares por daños a su imagen y ordenó a la organización a cancelar la totalidad de su contrato, pactado hasta 2012.
Raíces en Venezuela
Hace nueve años, cuando Carlos Ríos todavía trabajaba para los Yanquis como scout, un hecho fortuito lo unió a su actual esposa.“Ella es maracucha y trabajaba en una línea aérea. En un viaje a Venezuela se me perdió una maleta, fui a reclamar y no sólo recuperé esa valija sino que me llevé una gran esposa. Quiero mucho este país y desde hace un año y medio vivo en Lecherías”, contó Ríos, originario de Santurce, Puerto Rico.
El Dato
Carlos Ríos suma 35 peloteros firmados durante su carrera como scout que han llegado a las mayores, entre ellos Robinson Canó y Francisco Crevelli. En 2007 fue clave para que Jesús Montero acordara con los Yanquis y recibiera un bono de 1,2 millones de dólares.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 30 de enero de 2011
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