El dominicano ha logrado que la tropa oriental entienda su filosofía en el terreno y el resultado ha sido exitoso
Julio Franco luce inalterable en el dugout de Caribes. No importa si su equipo está arriba o el marcador le es adverso. Transmite tranquilidad a sus dirigidos. Habla siempre con un tono de voz moderado, sin prisas, sin estridencias.
Anzoátegui clasificó de la misma manera, sin el respaldo de los entendidos, menospreciado en ocasiones. Pero Franco, un hombre curtido en el fragor de 30 años dedicados al beisbol, sabe que lo más importante son los resultados y hoy amaneció, junto con su tribu en el primer lugar del round robin.
“Cuando empezó la temporada dije que esta era una carrera como el Kentucky Derby. Se avanza tramo a tramo. Ahora son sólo dos los cupos disponibles en la meta. Hay que seguir jugando de la misma manera, con agresividad e intensidad. Nadie creía que íbamos a estar aquí, pero confiábamos en nosotros. Podemos competir con el equipo que tenemos. La suerte ha estado de nuestro lado algunas veces, otras no, pero siempre hemos competido”.
Antes de la jornada del lunes, los orientales tenían el tercer mejor pitcheo del playoff (3.10) y su ofensiva pareciera comenzar a producir lo esperado.
Juan Pablo Camacho, el bate providencial que llegó para ser el mejor jugador de la liga en las últimas dos semanas, cruza los dedos para que el lineup haga las carreras necesarias en lo que resta de competencia.
“Ojalá podamos empezar a producir como equipo, además de las individualidades, porque el pitcheo está haciendo un trabajo espectacular. Espero que esos batazos empiecen a salir para brindarle el respaldo que necesita”, dijo el inicialista, que se reportó a Anzoátegui casi al final del calendario regular, luego de vestir el uniforme de las Águilas de Bogotá.
“La confianza se la hemos dado a los lanzadores desde los entrenamientos. Hubo un momento en la temporada en la que los bates se ayeron y el pitcheo nos mantuvo en la pelea. Así es este equipo”, resumió Franco.
“Confianza” es el vocablo que más se escucha entre los aborígenes cuando hablan de lo que ha ocurrido en la campaña 2010-2011, luego de ser el peor club del circuito apenas un año antes.
“Desde las prácticas he sentido ese respaldo y creo que ha influido en el ánimo que se respira en la cueva. Nunca decaemos. Hasta que no nos hagan el out 27, seguimos en pie de lucha”, destacó Eliézer Alfonzo, una de las figuras criollas de los indígenas.
“Ese es nuestro punto más fuerte: La agresividad. Poner presión a los rivales. Le insisto a los muchachos que deben arriesgarse, de lo contrario no podemos ganar”, agregó Franco.
Para Camacho, la “química” ha sido el factor de cohesión. “Puedes sentir lo está ocurriendo, apenas pisas el clubhouse”.
Franco asegura que ahora tiene el balance que no consiguió en la eliminatoria.
“Los jugadores que escogimos para reforzarnos nos han hecho mejores. Decidimos armar un equipo versátil y rápido, en vez de un equipo de mucho poder, aunque podemos dar cuadrangulares. Por eso seleccionamos a (Endy) Chávez, (Oscar) Salazar y (César) Suárez. Sé cómo juegan a la pelota. Aunque sus equipos estaban en el último lugar siempre salían a jugar fuerte, a darlo todo en el terreno. Pensé: ‘Si se desempeñan de esa manera en clubes como esos, en uno que compita serán mucho mejores’. Hasta ahora, lo han demostrado”.
Chávez como primer bate y Alexi Amarista detrás, le han inyectado “mucha energía” al equipo, de acuerdo con Alfonzo. “Tenemos rapidez en la parte alta de alineación y fuerza en la mitad. Esa combinación debe producir”.
Confianza y optimismo vuelven a ser la clave. “Hay que seguir jugando y esforzarse día a día. El resto llega”, concluyó Franco.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 11 de enero de 2011
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