El manager de Caribes asume riesgos y obtiene resultados. Su filosofía es sencilla y Anzoátegui arrancó con ventaja en la final
Para Julio Franco lo importante son los resultados y no ceja hasta alcanzarlos. Anoche logró uno importante porque “el que pega primero, lo hace dos veces”. Así de sencillo. El dominicano no se complica. Su filosofía es muy sencilla. Mañana no existe.
“Fue un buen juego de los muchachos, de la afición que llenó el estadio. Hay que verlo de esa manera”, dijo el estratega, minutos después de que Anzoátegui tomara ventaja en la serie final, tras derrotar 8-5 a los Tigres de Aragua.
Pero casi tres horas antes, las cosas no pintaban bien. El abridor de los Caribes, Manny Ayala, era aporreado con dos jonrones y tres carreras, en apenas 1.1 entradas. El partido parecía írsele de las manos a los portocruzanos.
“No pienso así. Tengo un equipo que batea y, seguro, producirá más. Así que me mantuve positivo. Sin temor”, destacó el dominicano.
Entonces, una vez más tomó un atajo peligroso. Una decisión que podía lanzarlo a un desfiladero. Desde el inicio del segundo inning estaba calentando el novato Eduardo Figueroa, que había sido un confiable relevista intermedio durante la ronda regular, pero que nunca había lanzado en el circuito antes de la 2010-2011 y su experiencia en ligas menores se limitaba a clase A baja, con los Cachorros.
“Este es un juego de riesgos y no tengo miedo de tomarlos con ninguno de estos muchachos”, aseguró Franco. “Si no vienes decidido a hacer lo correcto en cada partido, simplemente no vas a triunfar”.
Todo es simple para Franco.
Figueroa tomó la pelota y empezó su relevo. Un trabajo de 4.0 innings en el que contuvo la ofensiva de los felinos y le dio la oportunidad a la alineación de la tribu de producir “lo esperado”.
“Siempre te pasa por la mente el escenario en el que estás. Dios, es una final y yo no tengo experiencia, pensé”, contó Figueroa, de 22 años de edad. “Intenté olvidar todo y me concentré en hacer las cosas bien. En utilizar la recta, mi mejor pitcheo. Aunque tal vez no lo hice bien del todo, dejé dos envíos adentro que pagué muy caro con los bateadores de fuerza (Héctor Giménez y Lastings Milledge), que me sacaron la bola. Pero luego me repuse”.
Todo el equipo se repuso detrás del recluta, que ganó anoche y elevó a tres sus triunfos en la postemporada.
“Este partido será inolvidable”, sonrió Figueroa, que ganó dos encuentros de los orientales en el round robin.
Mientras los bates de Caribes se prodigaban en conexiones de largo metraje, a Figueroa le siguieron siete relevistas. La mayoría cumplió.
Sobre todo Renyel Pinto, que dominó a Alex Romero con un roletazo para dobleplay con las bases llenas en el octavo, y después el veterano cerrojo quisqueyano José Cabrera, que retiró el noveno por la vía rápida el único inning 123 para los locales y se apuntó el salvado.
“El bullpen respondió y al final ganamos. Ese es el objetivo”, insistió Franco, que restó importancia al hecho de perder al abridor tan temprano en el partido. “Creo en lo que vi esta noche. Creo que el juego es impredecible. No sabemos si mañana el partido es 1-0. Sabemos que tenemos un equipo aguerrido enfrente como los Tigres, acostumbrados a ganar en finales. Por eso están allí. Pero nosotros también. Creo en mi equipo”.
Su credo es sincero e invita a disfrutar el juego sin temor, “out por out”. Sin traicionar sus principios, respetando al rival y consiguiendo resultados.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 24 de enero de 2011
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