El infielder se ha convertido en el mejor bateador de los Padres de San Diego desde que fue promovido de ligas menores, a mediados de junio
Jesús Guzmán se adapta para sobrevivir. Es lo que ha hecho durante toda su carrera. Firmado originalmente como shortstop, debió emigrar a otras posiciones por sus problemas defensivos y desde entonces no ha encontrado un lugar fijo en el campo. Con el bate ha sido otra la historia. En cada liga en la que ha competido la ofensiva ha sido su principal herramienta y, ahora mismo, es esa faceta de su juego la que le tiene casi a diario en la alineación de San Diego.
El utility ligó el jueves de 2-2, incluido su cuarto jonrón de la temporada, en la victoria de los Padres, 4-3, contra Arizona, y mejoró a .542 (24-13) su promedio en el Petco Park, considerado un paraíso para los lanzadores. Ahora se ha embasado en ocho de 10 juegos en la casa de los religiosos, desde el que 16 de junio fue ascendido desde el Tucson, triple A. Hasta ahora, el cumanés no ha encontrado dificultades para ajustarse a un entorno radicalmente opuesto al de las menores.
“No es fácil. Nada es fácil cuando estás en las grandes ligas”, aseguró vía telefónica. “He intentado mantener el mismo trabajo duro que hago donde quiera que esté”.
Guzmán, de 27 años de edad, es un veterano de ocho zafras en las sucursales de Seattle, Oakland, San Francisco y San Diego, con un promedio vitalicio de .305.
Sólo que en su primera experiencia en la gran carpa, con los Gigantes en 2009, apenas golpeó de 20-5 en 12 desafíos. Nunca tuvo la oportunidad de exhibir su principal atributo. Esta vez las cosas han sido diferentes. Es el mejor del equipo con un average de .329 -más .372 de OBP, .616 de slugging y un OPS de .988- desde que subió y en ese lapso se convirtió en el único miembro del club en sumar dos partidos con cuatro carreras producidas en la temporada.
“En este momento me siento muy cómodo. Estoy tratando de ajustarme al pitcheo y las cosas están saliendo bien. Pienso que la diferencia con relación a mi primer año aquí, con San Francisco, ha sido la consistencia y la posibilidad de estar en acción a menudo. Esa continuidad me permite observar más a los lanzadores y conseguir los pitcheos que puedo batear con solidez".
Guzmán ha participado en 29 desafíos, 17 desde la voz de “play ball”, 12 de ellos en la inicial, cuatro como designado y uno en el leftfield.
“Cuando no estoy jugando practico en todas las posiciones en las que puedo desempeñarme (tercera, primera y los jardines). Lo hago con mucha intensidad. Cuando veo que estoy en la alineación intento relajarme un poco y concentrarme en lo que vendrá. Esa es mi rutina. Siempre trato de estar listo”, destacó Guzmán, que ayer elevó a 17 sus impulsadas.
“Estar listo” incluye cuando se encuentra en la banca. El primero de sus cuatro jvuelcarecas fue como bateador emergente, el 24 de junio.
“Repito no es fácil, pero estoy un poco más tranquilo. Me han dado más tiempo para adaptarme y siento que me he ganado la confianza del manager (Bud Black)”.
Black consiguió en Guzmán una alternativa en su lineup después que la gerencia colocara en asignación a Jorge Cantú y por los problemas ofensivos del prospecto Anthony Rizzo, de 21 años de edad, además de la lesión que sufrió Brad Hawpe.
El reto de Guzmán será regresar en 2012. San Diego posee mucha profundidad y juventud en la inicial y la antesala, donde el venezolano ha actuado en los últimos años en ligas menores. En esa base los Padres cuentan con James Darnell (AAA), Jedd Gyorko (AA) y Edinson Rincón (A).
En este instante Kyle Blanks se desempeña en primera, como sustituto de Hawpe, y Rizzo sigue siendo una importante apuesta a futuro. Detrás siguen Matt Clark, Cody Decker y Nate Freiman, todos de 24 años de edad.
“Todavía falta mucho terreno por recorrer. Esto es día a día. No puedo preocuparme por el próximo mes o el próximo año. Eso escapa de mis manos. Sólo trato de probar lo que valgo, cuando me dan la oportunidad”.