Salvador Pérez está ligando .309 en sus últimos 28 partidos |
El principal prospecto de la receptoría de Kansas City no sólo es una mascota segura detrás del plato
Salvador Pérez ha ido creciendo en las granjas de Kansas City con la reputación de ser el mejor receptor defensivo de todo el sistema. Pero en esta temporada ha sido noticia por su bate.
En sus últimos 28 partidos, antes de la jornada de ayer, el valenciano estaba ligando para .309, con 34 remolcadas y cinco jonrones, incluidos tres grand slams, los primeros de su carrera, uno de ellos apenas en su tercer encuentro en triple A, con el Omaha.
"No tengo una explicación para eso", soltó entre risas, a través del hilo telefónico. "Nunca había sacado la bola con tres en bases, ni siquiera cuando jugaba en los Criollitos (de Venezuela). Fue tremendo.
El tiempo de mi bate está perfecto. Es lo único que puedo decir".
La explosión ofensiva de Pérez llegó en la última semana de julio, cuando en siete desafíos produjo 20 carreras.
"He estado trabajando. Pienso que en buena medida es producto de eso. Las cosas están saliendo bien".
Hasta ahora, los acontecimientos no han podido desarrollarse mejor. Pérez, el catcher del futuro de los Reales, alcanzó la antesala a las mayores apenas con 21 años de edad, después de comenzar la temporada con el Northwest Arkansas (AA) y ser uno de los peloteros más jóvenes en la Liga de Carolina (A+) con el Wilmington en 2010.
Durante ese lapso de temporada y media, los reportes de los scouts aseguraban que exhibía un control impresionante de su bate y que con el tiempo, mientras madurara, iba a mejorar, en especial si ganaba poder. Todo parece indicar que lo está haciendo. Antes de iniciar la campaña, en cuatro años como profesional sumaba 10 cuadrangulares, el total que hasta ahora tiene en 2011.
"La pelota es la misma en cualquier liga a la que vayas. Tienes que hacer swing y pegarle a la bola", destacó. "En triple A, es un poco más difícil porque consigues a lanzadores con más experiencia, que no te van a vender pitcheos. En conteos de 2-0 o 3-0, te tiran curva o un cambio. Pero es cuestión de ajustes. Hasta ahora las cosas están saliendo sin complicaciones", reiteró.
Con la mascota es otra la historia. No tiene que explicar muchas cosas. Para su edad, sus condiciones no dejan de sorprender en una posición de gran demanda física y mental. Pérez es reconocido por su gran comunicación con los lanzadores y liderazgo en el terreno. Su potente brazo le ayudó a retirar a 43 de 90 potenciales robadores de base en doble A y en su carrera ostenta un impresionante 42% de efectividad lanzando a las bases. Posee una gran capacidad para bloquear pelotas y sabe llamar el juego.
Esas condiciones ayudaron a que los Reales mudaran a Wil Myers, uno de sus principales prospectos detrás del plato, a los jardines. Por eso Kansas City no tuvo temor en enviar a Luke May a los Cascabeles de Arizona en un cambio. En la organización también se encuentran Manuel Piña, que acaba de subir a las mayores, y el coreano Jin-Ho Shin. "Pérez es el mejor de todos", señaló un cazatalentos de la Liga Americana.
"Salvador Pérez ha dado un salto al frente. Puede recibir y lanzar. Tiene un gran liderazgo y destrezas. Bloquea y tira a las bases extremadamente bien", señaló J. J. Picollo, asistente a la gerencia general y director de desarrollo de peloteros de los Reales, a MLB.com.
Ahora todo ese paquete está acompañado de una respetable ofensiva.
"De verdad que no leo esos reportes. No estoy al tanto de nada de lo que se dice. Me enfoco en hacer mi trabajo para cumplir mi meta de llegar a las grandes ligas este mismo año", enfatizó Pérez.
Ese objetivo, cada vez está más cerca en el horizonte.
El campocorto de Firestone
Salvador Pérez comenzó en el beisbol amateur jugando en el campocorto, como tantos otros niños en el país. Pero su estatura lo llevó a la tercera y desde allí a la receptoría. "Recuerdo que mi manager (Israel Núñez) en el equipo Firestone, de la Liga de Los Guayos, me dijo que me utilizaría en tercera, porque estaba muy grande para el shortstop. Luego a los 14 o 15 años, Gustavo Ojeda, que tenía una academia en Naguanagua, me convirtió en catcher. Ya estaba cerca de los 6’3 (1, 91 metros). Me dijo que como catcher tenía más chance de firmar y subir rápido en ligas menores. Y, bueno, se dio", relató el carabobeño.
"Ellos me encaminaron, pero sin el apoyo de mi mamá (Gilda Díaz) y mi abuelita (Carmen Marrero) no estaría aquí con Kansas City".
Aspira a uniformarse con La Guaira
Salvador Pérez tiene una breve experiencia en el Programa de Desarrollo de la LVBP, con la filial de los Tiburones, pero en la 2011-2012 aspira a vestir el uniforme del equipo grande de La Guaira.
“Es lo que está planteado ojalá reciba el permiso de jugar allá. Sería una gran experiencia”, resaltó.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 7 de agosto de 2011
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