Robinson Chirinos apenas apareció en 25 encuentros con el Magallanes entre las campañas 2010-2011 y 2012-2103, limitado por las lesiones. El receptor encontró en sus profundas convicciones religiosas la fortaleza para reponerse y vuelve a estar saludable
VALENCIA
Robinson Chirinos vuelve a estar saludable y lo
disfruta. Siempre de trato afable y de fácil sonrisa, el receptor atravesó por
momentos difíciles que limitaron su juego entre 2010 y 2012, cuando una
contusión en la cabeza evitó que pudiera si quiera tomar un turno.
“No es fácil sobreponerse. Nadie quiere pasar por
situaciones tan difíciles en su carrera”, señala el falconiano, que antes de
iniciarse la campaña apenas había disputado 25 partidos en la LVBP entre las campañas 2010-2011 y la 2012-2013, afectado por varias lesiones, incluida una fractura
en la mano izquierda. “Dios ha sido mi principal motivación para seguir
adelante, para evitar que todo lo que sufrí me tumbara. Porque no se trata de
las veces en que nos caemos, lo importante es cuando nos levantamos. Cualquiera
puede seguir adelante con la confianza en Dios, creador del cielo y la tierra”.
Esa profunda convicción religiosa casi se compara
con la devoción que siente por el Magallanes. Al finalizar su actuación en el
beisbol organizado, asegura que comienza a contar los días para uniformarse en
Venezuela. Tal vez por eso tuvo que batallar con la depresión en los últimos
tres años cuando su cuerpo lo traicionó.
“Cada vez que me pongo la camiseta es un sueño”,
afirma. “Soy magallanero desde chamo y es un privilegio poder jugar con el
equipo que aprendí a amar mientras crecía. Somos como una familia, sin importar
el estatus de cada quien. Nos ayudamos siempre y somos profesionales. Lo damos
todo por Magallanes”.
La última vez que estuvo saludable, en la 2009-2010,
Chirinos fue candidato a Jugador Más Valioso. Conectó 10 jonrones y remolcó 34
carreras, mientras que dejaba una impresionante línea de producción
(.366/.420/.641), desde una posición tan difícil como la de cátcher.
“Siento que soy el mismo de aquel año. Estoy sano,
al 100%, y cuando estás saludable, te encuentras al tope de tus condiciones.
Será un año increíble y lleno de muchas cosas buenas”.
Ahora la competencia por un lugar en el lineup es
mucho más dura que hace cuatro años. Aunque esta vez, Robinson está actuando
con cierta regularidad, aprovechando los inconvenientes físicos de Carlos
Maldonado, uno de los peloteros clave para que los Navegantes ganaran el
campeonato en enero. Vaya paradoja.
“No creo que deba sentir presión por eso”, afirma. “Carlos
fue una pieza fundamental y ayudó el equipo al máximo. En mi caso sólo quiero
venir a aportar mi talento. No estoy aquí para tapar huecos o hacer lo que otro
no está haciendo. Estoy aquí para ayudar en lo que pueda. Estaría satisfecho
con tomar buenos turnos y darle al equipo la oportunidad de ganar”.
Ahora mismo, el careta comparte sus
responsabilidades con Jesús Flores y el novato Tomás Telis, pero Ramón
Hernández ya está incorporado al equipo y Francisco Cervelli lo hará en algún
momento a finales de mes o principios de diciembre.
“Sólo quiero salir al terreno para aportar ánimo y
dar lo mejor de mí. El resto es agradecer a Dios porque Él es quien hace que
las oportunidades se nos presenten”.
En abril se abrió una puerta y con ella otra
oportunidad. Los Rangers de Texas adquirieron al falconiano de los Rays de
Tampa Bay, por un jugador a ser nombrado después. Fue el primer intercambio de
jugadores en la historia entre ambas franquicias y los texanos colocaron a
Chirinos en el roster de 40.
“El cambio me benefició y me ayudó a regresar a las
grandes ligas, que es lo que todos queremos. Hay muchas expectativas para 2014.
El equipo confía en mí. Así que debo prepararme. Como dice la Biblia: ‘el buen
guerrero se prepara y el Señor dará la victoria final’”.
Dios actúa de forma misteriosa y Chirinos ha
encontrado las respuestas en sus obras.
Esta columna apareció
publicada en el diario El Nacional el 11 de Noviembre 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario