A diferencia de la
enorme mayoría que sigue al fútbol en Brasil, Paolo Orlando y Tiago Da Silva se
convirtieron en apasionados del beisbol
Hasta hace poco, el beisbol era un deporte poco conocido en
Brasil, la tierra del fútbol. Pero en los últimos años comenzó a recibir algo
de atención. El éxito de la selección nacional en las eliminatorias del último
Clásico Mundial y su decorosa actuación en el torneo a principios de 2013,
lograron captar el interés de los medios del país.
Las organizaciones de las grandes ligas han vuelto su mirada
al gigante del sur, en un intento de penetrar un mercado de 200 millones de
habitantes, y ya no es extraño que los equipos desembolsen importantes sumas de
dinero para firmar adolescentes a principios de julio, cuando se abre el
mercado de agentes libres internacionales. En 2012, los Marineros de Seattle le
extendieron un contrato al lanzador zurdo Luiz Gohara, de 16 años de edad, que
incluyó un bono por 880.000 dólares.
Tiago Da Silva y Paulo Orlando crecieron en una época
diferente, pero decidieron dejar a un lado el balón de fútbol para acercarse al
beisbol. Sin importar lo extraño que les parecía agarrar una pequeña pelota con
un guante de cuero.
“Brasil es sinónimo de fútbol. Puede llamarte la atención
cualquier otro deporte, pero el gobierno de mi país hace énfasis en el fútbol
porque es deporte nacional. Millones de personas lo siguen. Pero el beisbol, poco
a poco, está tomando espacios”, señala Da Silva, todo un trotamundos de las
bolas y los strikes, que refuerza a Leones del Caracas por segunda campaña
seguida.
Da Silva, de 29 años de edad, creció en Suzano, a unos 45
minutos de Sao Paulo, y se enteró que existía un deporte llamado beisbol por su
primo Diego.
“Me dijo que había comenzado a practicar en una escuela. Que
el nuevo deporte era muy bueno. Apenas tenía siete años y después de mi primer
día, nunca más salí de ahí. Tuve tanto éxito que jugaba campocorto y lanzaba
con la selección de Brasil de mi categoría”, sonríe el derecho, que a mediados
de la década anterior decidió convertirse en profesional.
Como todo brasileño soñó con ser otro Pelé. Pero la realidad
le enseñó que su futuro estaba en un
diamante, en lugar de un rectángulo.
“Siempre ves por la televisión a los futbolistas y quieres
seguir ese ejemplo. Me pasó por la mente tratar de jugar balompié. Mi papá
(Ademir) era entrenador de fútbol, pero el beisbol me atrapó. A los 15 o 16
años supe que era lo que quería hacer y quise convertirlo en mi trabajo”.
A los 18 años empacó maletas y se fue a lanzar a Taiwán.
Después, entre 2008 y 2013, se convirtió en una estrella del San Marino y la
Liga Italiana. Este verano emigró a México y con Ciudad del Carmen salvó 29
juegos, cifra tope en la Liga Mexicana de Beisbol.
Orlando, paulista como Da Silva, no estaba muy seguro de qué
se trataba todo aquello de bates y pelotas.
“Tenía 12 años. Mi mamá trabajaba en un hospital y uno de
los doctores era entrenador de un equipo de pelota. Siempre me llamaba para
jugar. Pero yo no sabía qué era. Pensaba que se trataba de algo similar al
tenis. Quería jugar fútbol, así que en principio no me interesó. Hasta que un
fin de semana el médico me convenció y a partir de ese momento comencé a
integrarme a la colonia japonesa y a practicar”, refiere el jardinero de Kansas
City. “Todos los fines de semana iba. Después conocí un cubano de apellido
Santana, que trabajaba en Brasil buscando jugadores para firmarlos con los
Medias Blancas de Chicago. Ese entrenador me ayudó a aprender los fundamentos y
a sacarle provecho a mis condiciones. Logré convencer en un tryout que se
realizó en República Dominicana y me firmaron”.
Orlando está en medio de su tercera campaña con Cardenales
de Lara y proyecta establecer topes personales en todas las categorías
ofensivas. El bateador derecho, que cumplió 29 años de edad el 1º de noviembre,
acaba de ser protegido por los Reales en el roster de 40 y, pese a la
profundidad del outfield en Kansas City, su pasantía por las granjas de la
organización le ha ganado cierto reconocimiento, luego que Chicago lo cambiara
por el zurdo Horacio Ramírez en agosto de 2008.
“Como tantos otros jóvenes de Sao Paolo era hincha de
Corinthians, quería ser profesional, pero no tuve la oportunidad. Recuerdo que
venían a darnos charlas técnicos de las universidades estadounidenses y nos
regalaban barajitas de los grandeligas. No sabía quiénes eran esos jugadores,
pero pegué las estampas en la pared. Eran profesionales y buenos. Nunca llegué
a pensar que iba a ser firmado”, confiesa Orlando.
En Brasil, el beisbol dejó ser un deporte exclusivamente de
inmigrantes japoneses o sus hijos criollos. Ahora, al menos 20.000 jóvenes
practican la disciplina en el país, de acuerdo con cálculos de la Confederación
Nacional, fundada en 1990.
Yan Gomes se convirtió en 2012 en el primer brasileño en
jugar en las grandes ligas y acaba de
ganar el Bate de Plata, como receptor de los Indios de Cleveland. El derecho
Andre Rienzo, de los Medias Blancas, se unió a Gomes en 2013 y desde entonces
ha aparecido en 28 encuentros en las mayores.
“Con la participación de Brasil en el Clásico Mundial de
Beisbol, pienso que más jóvenes se van a interesar en el beisbol. Ahora pueden
seguir a Gomes, Rienzo, Orlando y a mí (risas). Yo no tuve esas referencias
cuando era un muchacho”, acota Da Silva, que participó en los Clásicos de 2009
y 2012 con la selección de Italia.
Orlando anotó la carrera que le dio la victoria a Brasil 1-0
contra Panamá en las eliminatorias del Clásico Mundial en 2012, impulsado por
un batazo de Gomes. El triunfo les permitió clasificarse al torneo y marcó un
hito para el país.
Brasil no ganó en la fase de grupos, pero Barry Larkin,
miembro del Salón de la Fama, que fungió como su manager, quedó gratamente
sorprendido por el nivel que exhibió la canarinha.
Hace cinco años, los Rays de Tampa Bay se convirtieron en el
primer equipo de MLB con operaciones en Brasil y ahora mismo cuentan con cuatro
peloteros firmados, entre ellos Leonardo Reginatto, el más avanzado, y el
lanzador Joao Ayres, que acaba de ser reclutado.
“Queda mucho por hacer en ese país, pero nosotros vamos a
mantener nuestro interés allí”, señala
Ronnie Blanco, ejecutivo de los floridanos.
“Mi papá me apoyó en todo”, puntualiza Da Silva. “Él sabía
la realidad del fútbol en Brasil. Hay que pasar muchos sacrificios y trabajo
para llegar hasta donde están los profesionales que son escogidos para el
equipo nacional. Es una élite. Pienso que la pelota es un alternativa para
surgir”.
Orlando inició su paso por el beisbol invernal en 2010 con
los Senadores de San Juan, en Puerto Rico. Al año siguiente fue el MVP de la
final en la Liga Probeis de Panamá y se tituló con Roneros de Chiriquí. Luego,
en las eliminatorias del Clásico Mundial fue contratado por Emilio Carrasquel
para Lara.
“En principio, algunos jugadores que tenían éxito viajaban a
jugar en Japón, otros se quedaban en los torneos regionales. Algunos lográbamos
firmar con las organizaciones de Estados Unidos. Las cosas comienzan a
cambiar”, puntualiza Orlando, que podría convertirse en el tercer grandeliga de
Brasil.
“En el beisbol nunca sabes lo que ocurrirá”, sonríe Orlando.
Peloteros brasileños en la LVBP
Nombre Equipo Temporada
José Pett Cardenales de Lara 1995-1996
Andre Rienzo Tiburones de La Guaira 2012-2013
Tiago Da Silva Leones del Caracas 2013-14, 2014-2015
Paulo Orlando Cardenales de Lara 2012-2013,2013-14, 2014-2015
Esta nota apareció publicada en LVBP.com el 16 de Noviembre de 2014
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