VALENCIA
Todo lo que hace Jerome Williams en el montículo luce fácil, sin complicaciones. Si está en medio de una seguidilla de bateadores retirados en fila, el resultado es el mismo que cuando se mete en problemas con el control o el umpire principal le niega las esquinas. Cada cuatro días, el derecho se las arregla para mantener en cero al rival, proporcionándole al Magallanes la posibilidad de un triunfo.
Williams, que en las mayores pertenece a los Ángeles de Los Ángeles, ha ganado todas sus aperturas y exhibe una llamativa foja de 4-0, algo inédito en el equipo en los últimos 20 años. Juan Carlos Pulido inició la campaña 1993-1994 con 8-0, pero en dos de sus primeros cuatro inicios no tuvo decisión. Entretanto, el hawaiano apenas ha permitido una carrera sucia en 23 innings, seguidilla cuyo más cercano antecedente se remonta a 1996, cuando Ramón García, actual coach de bullpen de la nave, tuvo efectividad inmaculada en 25 entradas, entre el 20 de noviembre y el 12 de diciembre.
“No estoy pensando en eso”, atajó el as de los Navegantes. “Cada vez que voy al montículo intento que los tipos a los que enfrento no me conecten imparables, ese es mi trabajo. Es lo único que importa. No me preocupan las carreras limpias, o algo parecido. Si el equipo gana, es perfecto para mí”.
Hace dos noches, durante su última salida contra Cardenales, debió batallar con el control la mayor parte de los 6 capítulos en los que estuvo sobre la loma y necesitó 96 envíos para completar su trabaja, la mayor cantidad que ha empleado hasta ahora. Pero los 18 outs que sacó se produjeron en el infield, incluidos 8 ponches.
“Es un gran atleta. Tiene mucha confianza y sabe mantener la calma en los momentos apremiantes. Su clave es mantener la bola bajita para conseguir un roletazo cuando lo necesita”, destacó Euclides Rojas, coach de pitcheo.
Williams es una máquina para producir rodados o guillotinar al contrario, dependiendo de lo que dicte la situación del juego, y a ratos luce intocable, muy por encima del nivel de la LVBP.
“No es fácil. Es diferente cada noche. Salir y concentrarte con este público no es fácil. Enfrento a los bateadores como si se trataran de grandeligas y mantengo la bola baja. Es lo que he estado haciendo desde que llegué aquí”, explicó Williams, sin ínfulas.
El manager Carlos García es quien disfruta más de cada una de sus presentaciones. Williams se ha convertido en el stopper de los bucaneros. Dos de sus cuatro triunfos han llegado después de una derrota.
“Es un buen competidor, lo puedes palpar cada vez que sale al terreno”, señaló el “Almirante”. “Cuando lanza, estoy tranquilo. Son cinco o seis entradas consistentes. Siempre está buscando la manera de hacer sus pitcheos, analiza a los bateadores, encuentra sus debilidades. Es un alivio tenerlo en el equipo”.
Williams no sabe qué hacer con tantos elogios, intenta evadir las preguntas que se refieren a marcas, a liderazgo, a inscribir su nombre en una lista selecta. Sale y hace su trabajo, insiste. “Es lo que importa. Mientras todo salga bien, no voy a cambiar nada. Será el mismo plan en cada partido”.
Le restan un par de aperturas en la campaña, antes de regresar a Estados Unidos el 14 de noviembre, sin pasaje de regreso. La última será contra Caracas, tras acceder a aparecer en un sexto juego porque no deseaba perderse “esa experiencia”.
Nadie puede saber lo que ocurrirá la próxima semana, pero quiéralo o no, Williams será recordado por lo que hizo en la zafra 2011-2012.
ElDato
Jerome Williams exhibe 0.00 de efectividad y 1.09 de WHIP en 23 innings. Ha ponchado a 20 por 10 boletos y le han conectado 15 hits, entre ellos un par de dobles.
Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 4 de noviembre de 2011
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