Omar Vizquel junto a Bob Abreu (izquierda) y Urbano Lugo Jr (derecha) |
Las estrellas de Venezuela y Dominicana jugaron para honrar
la trayectoria del 11 veces ganador del Guante de Oro
Antes de ser reconocido por sus excelencias defensivas y
comenzar a fraguar su dorada carrera de 24 años en las mayores, Omar Vizquel
sorprendía con sus engarces en el Estadio Universitario. Rodeado de los suyos y
vitoreado por los aficionados, el caraqueño comenzó a crecer con el uniforme de
los Leones hasta una estatura que pocos han alcanzado.
Por eso desbordaba entusiasmo horas antes del Juego de
Estrellas entre las ligas de República Dominicana y Venezuela, que se llevó a
cabo anoche en honor a su dilatada trayectoria.
"Reencontrarse con la pasión que se vive en este
parque, al lado de tu familia, donde te reconocen, es un honor", dijo el
ex grandeliga. "Estoy muy contento por el homenaje de la LVBP en
reconocimiento a mi carrera tanto en el país como en Estados Unidos. Cuando eso
pasa, te sientes chiquitico".
A poco más de dos meses de su retiro, Vizquel extraña
prepararse para los entrenamientos de primavera porque "me acostumbré a
seguir un programa bastante riguroso".
Todavía asiste al gimnasio con regularidad, pero se ejercita
con menos intensidad que en el pasado, para no olvidar sus rutinas. Aunque el
tiempo libre no le aburre. Sin la obligación de pensar en una venidera campaña,
ha sacado del garaje su bicicleta de montaña.
"Era algo que no había hecho por los peligros de una
lesión y lo he disfrutado bastante, todavía no me caigo (risas). Me estoy
concentrando disfrutar más la vida y pasar más tiempo con mis chamos".
En la lista de cosas por hacer, ese ítem ya fue tachado. Aunque
faltan varios importantes.
"Tengo pensado tratar de torear, salir al ruedo con un
novillo, quiero saltar en paracaídas, asistir a la Triple Corona del hipismo,
manejar un carro F-1. Te privas de algunos gustos por un contrato en las
grandes ligas". Eso sí, ganas no le faltan de estar uniformado.
"No voy a mentir. No me retiré porque no pueda seguir
jugando pelota. Las condiciones todavía están allí. Todavía puedo tomar pelotas
a ambos lados del campo, tirarme de cabeza. Pero mentalmente no puedo adaptarme
a estar sentado en el banco, jugar una vez a la semana o cuando el partido está
10-0, llenar el espacio de un lesionado. Ya no disfrutaba lo que hacía y,
cuando ocurre eso, es mejor dar un paso al lado".
Ahora se entusiasma con ser técnico y espera ofertas de las
mayores. En un futuro cercano se visualiza como mánager del Caracas,
"aunque no será fácil".
Mientras, disfruta ser reconocido por sus logros y aprovecha
el solaz fuera del terreno.
Esta nota apareció
publicada en el diario El Nacional el 12 de diciembre de 2012
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