El prospecto de la receptoría aspira a ser reconocido no sólo por ser
el hijo del slugger Alex Cabrera, sino por el rendimiento en el terreno
Ramón Cabrera esperó paciente su oportunidad. Como
hace un año, era considerado un suplente en las filas de los Leones cuando se
inició la campaña.
El manager Rick Sweet tenía plena confianza en el
experimentado catcher Jean Carlos Boscán, a quien había dirigido en ligas.
Sólo que cuando Frank Kremblas se hizo cargo del
equipo, esa situación cambió y Cabrera, apenas en su segundo año en la liga,
comenzó a ganar mayor regularidad en la alineación.
"Nunca dejé de trabajar. Trataba de recibir a
todos los lanzadores en el bullpen para conocerlos y no perdía detalle de lo
que ocurría en los partidos. La idea era estar preparado para cuando me dieran
la oportunidad", refiere receptor.
En 2011, Cabrera apareció en Baseball America como el prospecto número 22 de los Piratas de
Pittsburgh, organización para que la que ha trabajado Kremblas desde 2008
primero como piloto, luego en el papel de coordinador de campo y ahora en
calidad de asistente especial de operaciones de beisbol.
"Ya lo conocía y hemos tenido una buena
comunicación, pero independientemente de eso debía demostrarle que podía con la
responsabilidad en esta liga", enfatiza el joven de 23 años.
Antes del cambio de timonel, Cabrera apenas había
ligado 2 hits en 19 turnos (.105). Bajo las riendas del nuevo estratega golpea
.327 (55-18), con 2 dobles y un jonrón, incluida una cadena vigente de 6
encuentros con al menos un imparable (20-9, .450).
"Quizás se sintió más cómodo con una cara
familiar. Pero lo cierto es que ha hecho un buen trabajo", explica
Kremblas. "Boscán estaba confrontando problemas para batear y, de alguna
manera, eso afectaba su actuación detrás del plato. Le dije que no me importaba
lo que hiciera con el bate siempre y cuando nos ayudara a sacar ceros en las
entradas. Así que para darle descanso tuve la oportunidad de usar a Ramón, que
lo ha estado haciendo bien con el staff de lanzadores".
Con Cabrera detrás del plato, el club marcha con
récord de 11-7.
"Ha llevado bien los partidos y ha estado
haciendo contacto. Pienso que es más un
platooning que otra cosa, porque Ramón puede batear a las dos manos. De
cualquier forma estoy satisfecho con el resultado", dice Kremblas.
Cabrera no se detiene a pensar en cuál es su estatus
o la nomenclatura con la salta al terreno. Sólo se concentra en lo que debe
hacer un careta.
"Lo importante es mantener la comunicación con
los lanzadores, estar encima de ellos, pendiente de cada detalle cuando
trabajamos a los bateadores rivales. Creo que los pitchers se han sentido
cómodos conmigo. De eso se trata y espero que esa relación se fortalezca para
ayudar en los triunfos del equipo".
Todo un reto para un jugador todavía en formación,
que no sólo debe demostrar en cada encuentro que está a la altura de las
exigencias del Caracas, sino en lo personal. Ramón no quiere que se le conozca
sólo por ser el vástago de Alex Cabrera, el cuarto toletero con más jonrones en
la historia del circuito (96).
"Es un desafío y un orgullo ser su hijo. Pero
quiero probar que Ramón Cabrera puede jugar pelota y tiene un nombre propio.
Aunque me gustaría mantener el legado de mi padre cuando tome la decisión de
retirarse".
El camino es largo y seguro no será fácil.
Los
ajustes necesarios
Ramón Cabrera ganó el título de bateo de la Liga del
Estado de Florida (A+) el año pasado con un promedio de .343, hasta ahora el
más alto en su carrera de 5 campañas en el sistema de granjas de los Piratas.
Pero en la LVBP le ha costado tomar el ritmo.
En su primera zafra apenas golpeó .179 y este año
tardó casi dos meses en hacer los ajustes necesarios.
"Son circuitos diferentes. Aunque la gran
diferencia este año es que he podido mantenerme casi a diario en la alineación,
pues no soy suplente en Estados unidos y me cuesta venir de la banca a tomar un
turno, después de cinco días sin jugar. Por otro lado, en esta liga el pitcheo
tiene mucha experiencia".
En contraste con su padre Alex, Ramón no es un
slugger. Es un bateador de contacto, que puede aprovechar los pasillos para
conectar extra bases por su agilidad para correr las bases.
Detrás del plato todavía debe mejorar. Su brazo es
promedio y en ocasiones confronta problemas para lanzar con puntería a las
bases, de acuerdo con los reportes de los scouts.
Esta nota apareció
publicada en el diario El Nacional el 26 de diciembre de 2012
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