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El cerrador del Magallanes engaña a los bateadores
con un envío que ha logrado dominar sin mayor esfuerzo
PUERTO LA CRUZ
Jean Machí tarda muy poco entre un envío y otro. El
bateador no tiene mucho tiempo para pensar y en el momento menos esperado es
engañado por la recta de dedos separados del relevista del Magallanes.
Incluso cuando el rival sabe que el taponero
recurrirá a ese envío, la mayoría de las veces abanica.
Hace una semana, Machí apenas necesitó nueve
pitcheos para ponchar a tres bateadores de los Tiburones de La Guaira en el
noveno inning y rescatar la victoria número 10 del Magallanes en el round
robin, que lo colocó a un paso de lograr el pase a la final.
“Llamé el primero de sus splitters, pero el resto
fue decisión de él”, recuerda el receptor Ramón Hernández, testigo de excepción
de lo que logró ese día el taponero de la nave. “Lo que vi no solo fue una gran
relevo, sino la mejor recta de dedos separados que haya presenciado en mi
carrera, aquí y en las grandes ligas. Me sorprendió. Estaba imbateable.
Impresionante. No falló con ninguno de esos envíos”.
Los
números hablan. En 2013, apenas siete relevistas de las
mayores recurrieron más de 200 veces al splitter, entre ellos Machí, con los
Gigantes de San Francisco.
Cuando el derecho usó su principal envío, los
bateadores hicieron swing el 49,82% de las veces y de ese porcentaje apenas el
12,32% hizo contacto, un índice que apenas fue superado por Brandon League
(7,05%), de acuerdo con Baseball
Prospectus. Machí estuvo por encima de Joaquín Benoit (15,12%), Koji Uehara
(17,48%), Junichi Tazawa (23,71%), Joel Peralta (25,28%) y Edward Mujica
(33,20%), mientras que encabezó a la reducida lista con 4,40 roletazos por cada
elevado. Una cifra impresionante.
Baseball
Propectus también revela que el movimiento vertical de ese
envío es de -1,61, es decir, literalmente se “entierra” cuando llega al plato.
Lo que hace todavía más difícil el contacto de los bateadores.
“Desde que firmé contaba con el splitter en mi
repertorio. Gracias a Dios ese pitcheo me ha llevado hasta donde estoy. Así que
lo seguiré usando. Cuando menos lo esperen lo tiraré”, señala el lanzador, que
en 2002 firmó su primer contrato profesional con los Filis.
Un
envío particular. El splitter se lanza muy parecido a la
recta, con la misma acción y velocidad del brazo. La diferencia está en el
agarre.
Cuando el pitcher ensaya la recta de dos o cuatro
costuras, coloca los dedos índice y medio muy cerca para que al momento de
ejecutar el lanzamiento la bola salga con la máxima velocidad posible. En el
agarre del splitter ambos dedos estás lo más separados posible y la bola está
atrás en la mano, con la muñeca un poco más rígida de lo normal. Así que ayuda
tener unas manos grandes como las de Machí.
Es un envío que a medida que pasan los años, sus
cultores logran mejorarlo. Freddy García ha vivido de ese pitcheo en los
últimos años de su carrera, luego que las operaciones en el hombre fueron
mermando la velocidad de la recta que le llevó a ponchar a más de 140
bateadores en 7 de sus primeras 10 temporadas.
En el caso de Machí, que el 1°de febrero cumplirá 32
años, el envío llegó tan natural como subirse al montículo.
“Lo domina sin hacer mayor esfuerzo y a lo largo de
su carrera lo ha ido perfeccionando. No es un pitcheo usual, pocos lanzadores
pueden llegar a tirarlo con la efectividad de Jean”, asegura el agente Félix
Olivo, presidente de OL Baseball Group y ex scout, que ha representado al
anzoatiguense desde 2007. “Durante los entrenamientos primaverales del año
pasado, Jean se convirtió en la atracción del resto de los lanzadores de San
Francisco, incluido Matt Cain, quienes se detuvieron a verle lanzar un bullpen
para intentar descubrir cómo lograba tirar el splitter de esa manera”.
Del
short al montículo. Jesús Chalao Méndez, director de
operaciones de Filadelfia en el país, fue el cazatalentos que reclutó a Machí.
“Cuando lo observé por primera vez era campocorto,
pero tenía tendencia a ser corpulento y por la potencia de su brazo lo
convertimos en pitcher. Siempre tuvo buena recta y noción del spiltter, pero
cuando se trata de un lanzador joven prefieres que se enfoqué en otros pitcheos
secundarios como el slider y la curva”, recuerda Méndez.
A partir de 2005, con Tampa Bay, comenzó a
perfeccionarlo.
“Había que darle tiempo al chico. Tenía el potencial
para ser un cerrador en cualquier liga. Siempre lo supe, solo que el mismo Jean
debía creerlo. Tiene un gran repertorio”, asegura Marty DeMerritt,
experimentado coach de pitcheo de los Rays, que instruyó a Machí durante varios
años con Magallanes.
Ahora luce mucho mejor que cuando ganó el Carrao Bracho,
como Pitcher del Año del año en la 2009-2010, cuando los Navegantes también
disputaron una final.
“San Francisco ha estado monitoreando el desempeño
de Pablo Sandoval con el Magallanes y, obviamente, también cuenta con reportes
de Machí. Ahora mismo pienso que no solo es una opción para el relevo
intermedio de los Gigantes”, enfatiza Olivo.
Confianza
y madurez. La diferencia con relación a las
campañas anteriores en las que Machí tendía a la inconsistencia es la confianza
y la madurez que ha adquirido, tras su paso por las mayores durante los últimos
dos años.
“Creo que me
he enfocado en tirar strikes. Nunca había conseguido un inning de tres ponches
con 9 pitcheos. Ahora trato de sacar rápido la entrada. Es lo que me han dicho
cerradores como Mariano Rivera, Sergio Romo, (Oscar) Manacho Henríquez, incluso
Ugueth Urbina. Sales a salvar, ganar o perder el juego. Debes hacer los pitcheos
adecuados”, explicó Machí, que en el terreno ha ejecutado lo que predica.
“Puede usar su splitter en cualquier conteo y
situación del juego. No tiene temor de hacerlo. Con el tiempo ha mejorado”, indica
Roberto Espinoza, instructor de lanzadores de la nave.
Pocas veces su splitter se queda colgada y cuando
eso ocurre el pitcheo no es efectivo, los bateadores hacen pagar el error.
Machí lo sabe y si falla, los aficionados se lo recordarán.
El cerrador pocas veces encuentra la manera de
redimirse en el mismo encuentro. Debe esperar hasta la siguiente situación de salvar.
“Sino ejecutas esas cosas ocurren. Pero ahora mismo
estoy colocando los pitcheos donde quiero. Claro, todos tenemos días malos. No existe
el lanzador perfecto. Con los golpes uno aprende. Los tropiezos te llevan a
mejorar”.
Hasta ahora lo ha logrado y siempre contará con su
recta de dedos separados para salir de aprietos.
Esta nota apareció
publicada en el diario El Nacional el 26 de Enero de 2014
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