lunes, 3 de julio de 2006

Jesús Montero emprende una millonaria aventura


Los yanquis de Nueva York firmaron al receptor carabobeño por un bono histórico para un pelotero venezolano
  
El venezolano Jesús Montero se convirtió ayer en el suceso más importante de la apertura del mercado internacional de agentes libres, tras lograr una firma histórica con los Yanquis de Nueva York.
Montero, considerado el prospecto número uno de Latinoamérica, firmó por 2 millones de dólares, el bono más alto que una organización de Grandes Ligas le ha otorgado a un pelotero criollo, superando el incentivo de $1,8 millones que recibió Miguel Cabrera, de los Marlins de Florida, el dos de julio de 1999.
El contrato tomó por sorpresa al adolescente de 16 años, originario de Guacara. “Es increíble que sea el bono más alto para un venezolano. Es un gran reto. Esta es una organización con mucha historia, es un equipo de retos. Eso fue lo que me motivó a firmar”, dijo Montero.
El incentivo más jugoso que los Yanquis habían entregado a un venezolano era de $1,6 millones y lo ostentaba el jardinero Jackson Melián, desde 1996.
Lin Garret (izquierda) Jesús Montero y Héctor Rincones
La contratación fue realizada por Lin Garrett, vicepresidente internacional de búsqueda de talentos de los Yanquis, y el boricua Carlos Ríos, coordinador de scouts para América Latina, quienes estuvieron acompañados por los cazatalentos Ricardo Finol, Héctor Rincones y Darwin Bracho, representantes de los neoyorquinos en el país.
“En nombre del dueño del equipo, George Steinbrenner, y toda la organización, estamos realmente complacidos de tener con nosotros a Jesús, uno de esos raros talentos que pocas veces se consiguen”, dijo Garrett, durante la rueda de prensa que se llevó a cabo en un conocido restaurante del municipio San Diego.
Montero, un receptor que lanza y batea a la derecha, despertó el interés de varios equipos de las mayores desde que tenía 14 años y, según los expertos, es comparable con Mike Piazza, el catcher con más cuadrangulares en la historia de las mayores.
“Jesús es un tipo muy similar a Piazza, que puede sacar 30 o 40 jonrones y batear para promedio, algo que lo llevó a establecerse en las mayores, pese a no ser un docto de la receptoría”, señaló Ríos, quien ha seguido muy cerca el desarrollo de Montero. ´”Entendemos que Jesús tiene el mismo poder, pero puede llegar a ser mucho mejor a la defensiva. Sin duda alguna, tiene la flexibilidad y la capacidad para aprender. Su valor en el mercado es enorme, por lo escaso de jugadores con sus características”.
Montero, quien no tiene relación familiar con el también receptor, y prospecto de los Cascabeles de Arizona, Miguel Montero, a pesar de la coincidencia de apellidos, visitó el complejo de los Yanquis en Tampa, a mediados de marzo y demostró que a su corta edad puede ser el pelotero que esperan los Yanquis.
“Aprendió mucho durante esos días. Tiene un gran potencial. Jugó con los principales prospectos de los Yanquis, peloteros firmados hace dos o tres años y estuvo a la altura”, agregó Ríos. “Posee las tres herramientas primordiales de un catcher, que son recibir, lanzar a las bases y batear. Pero también tiene la cuarta y la quinta para un jugador, que son poder y average. Ahora mismo podríamos decir que tiene cuatro, pero puede llegar a estar por encima del promedio en todas. Esa fue la ventaja que vimos al firmarlo. Mucha gente lo visualizaba como primera base, pero nosotros tenemos la certeza de que será un receptor. Su bate lo va a llevar a las grandes ligas. Su fuerza está presente y creo que tiene la capacidad para aprender esa posición y a Jesús le gusta estar detrás del plato”.
“Posee una gran habilidad para batear con fuerza hacia la banda contraria”, agregó Félix Olivo, agente de la firma West Coast Sports Management, que representa al prospecto. “Todavía debe trabajar con la rapidez de sus piernas para equipararlas con la velocidad de su brazo y así tener una mecánica perfecta. Luego el tiempo le dará la madurez necesaria para llamar el juego, comunicarse con los pitchers. Todavía es un poco tosco, pero tiene una gran capacidad de aprendizaje”.
La organización quiere que sus mejores instructores trabajen con Montero. El miércoles viajará a Tampa, donde se someterá a un examen físico exhaustivo. Allí también recibirá clases intensivas de inglés durante un mes. “Debe dominar el idioma. Su posición requiere de mucha comunicación con los lanzadores”, dijo Ríos.
Luego irá a la academia de los Yanquis en República Dominicana. El 1° de agosto será presentado en Yankee Stadium, durante el inicio de una serie entre Nueva York y los Azulejos de Toronto. “Allí tendrá la oportunidad de ser presentado formalmente a los medios de la ciudad y al alto mando de los Yanquis, incluido Brian Cashman y George Steinbrenner”, reveló Olivo.
Un cambio radical en la vida del adolescente, que hace apenas tres años era un chico rollizo, que jugaba pelota en la Liga de La Isabelica. “Llevo el beisbol en la sangre. Me gusta trabajar. Hacer lo correcto. No creo que tenga problemas con eso (la exposición a los medios). Pienso que puedo manejar la situación”, enfatizó Montero, con una sonrisa que resaltó sus rasgos todavía infantiles, pero con el aplomo que caracteriza al perfil de los jugadores de los Yanquis.
Tampoco el dinero será un problema. “Aún no nos hemos sentado hablar de eso mi familia y yo, pero llegará el momento. Lo vamos a invertir, para asegurar nuestro futuro”, sonrió de nuevo.
¿Y cómo reaccionarán sus amigos? “Algunos de los más cercanos me dicen que siga adelante, que esperan verme en las grandes ligas. Otros se llevarán una sorpresa cuando vean todo esto en la prensa”.
Montero regresará a Venezuela en septiembre y en octubre volverá a EE.UU. para reportarse a la Liga Instruccional de Florida. Luego deberá esperar hasta 2007, cuando sea asignado al sistema de ligas menores de los Yanquis.
“Desde pequeño le inculcamos la responsabilidad de llegar temprano a los juegos, todos los fines de semana. Empezó a jugar a los cuatro años, en la categoría semillita”, recordó Carmen Cristina de Montero, madre de Jesús. “A los 13 años todo cambió, las cosas comenzaron en serio. Asistía a los tryouts. Tenía que esperarlo entre tres y cuatro horas. Debía que ingeniármelas para hacer el almuerzo”.
“Ella fue muy importante durante todo el proceso de su firma”, intervino el orgulloso padre, Jesús Rafael Montero, quien es dueño de un taller mecánico. “Lo pusimos a jugar beisbol para que me dejara trabajar. Era algo inquieto. Y fíjate. A los que nos gusta el beisbol siempre tenemos el sueño de ver un hijo jugar en el profesional. Imagínate todo esto. Ahora estamos más cerca de conocer Yankee Stadium”.
Lin Garret, Jesús Montero y Félix Olivo FOTOS RAÚL GALINDO GALIÁN
Para el señor Montero, todavía ajeno a las exigencias de la fama que desde ahora deberá encarar su familia, Jesús seguirá siendo “Burul”, el sobrenombre que le heredó desde que era un bebé y por el que es conocido en los parques de beisbol menor carabobeños.

Con Magallanes
Jesús Montero es reserva de los Navegantes del Magallanes, equipo que se hizo de sus derechos en noviembre pasado. Un sueño hecho realidad para el chico, quien se describe como acérrimo magallanero.
“Me gustaría jugar con ellos la próxima temporada”, dijo Montero, quien ayer también estuvo acompañado por Jorge Latouche, presidente de los navieros, y Maximiliano Branger, miembro de la Junta Administradora.
Sin embargo, Montero no podrá hacerlo al menos hasta el 2008. “Nos gustaría que en los próximos dos años esté cerca de nosotros. Todavía tiene mucho que aprender. De cualquier forma sería importante para él jugar en un equipo como Magallanes, con el que tenemos muy buenas relaciones”, dijo Ríos.


*Un año después los Yanquis ajustaron el bono de Montero a $1,65 millones. 


Esta nota apareció publicada en el diario Notitarde el 3 de julio de 2006

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