lunes, 9 de junio de 2014

David Peralta, el lanzador que se convirtió en jardinero

Peralta celebra después de disparar su primer jonrón en las grandes ligas,
contra Aaron Harang de los Bravos de Atlanta.
Un estacazo de 427 pies entre el jardin derecho y central de Chase Field

Luego de sufrir una lesión en el hombro que le impidió seguir sobre el montículo, el valenciano cambió de posición y no desmayó hasta cumplir su sueño de llegar a las grandes ligas



David Peralta cuenta entre sus virtudes la perseverancia, no darse por vencido aunque las circunstancias obliguen a la capitulación. Si la vida es una larga caída, el valenciano siempre ha creído en el poder de colocar rodilla en tierra para luego incorporarse y seguir adelante.

A los 19 años de edad, los Cardenales de San Luis, la organización que le había firmado, decidió dejarle libre. Cuando regresó a Venezuela le estaba esperando la carta de despido de los Tigres de Aragua, su club en la LVBP.

El sistema, como a tantos otros, lo devoraba y luego lo arrojaba como despojo. Era lanzador y su hombro no respondió a sus deseos de ascender a las grandes ligas.
Siete años más tarde, Peralta apareció como titular en los jardines de los Diamantes de Arizona. Tras un largo viaje y la decisión de cambiar de lugar en el campo de juego, fue finalmente ungido.   

“El sueño de cualquier pelotero profesional es llegar a las mayores”, asegura, el novato que atrae miradas con los desérticos en la gran carpa, al otro lado del teléfono. “Entonces me lesioné dos veces el hombro (se desgarró el labrum, un cartílago, que rodea a la rótula y ayuda al movimiento fluido de la articulación) y en ambas ocasiones tuvieron que operarme. Una vez que mejoré, me despidieron y cuando eso ocurre en Estados Unidos, generalmente te quedas sin trabajo en Venezuela. Fue un duro golpe, aunque nunca pasó por mi cabeza retirarme”.

San Luis se había esforzado por reclutarlo el de 2 julio de 2005. El derecho Deolis Guerra se convirtió en la principal atracción de aquel proceso de firmas internacionales, tras recibir una bonificación de 730.000 dólares de los Mets de Nueva York, pero el nombre de Peralta sonaba entre los scouts.

“Tenía buen brazo. Su recta estaba entre las 86 y 88 millas por hora. También jugaba en el outfield, solo que su proyección desde el montículo era muy buena. Estaba más desarrollado como pitcher y su condición de zurdo le daba más valor. Fui a verlo a Guacara y hablé con sus padres. Pero en ese momento no teníamos cómo cubrir sus aspiraciones”, recuerda Francisco Cartaya, scout internacional de los Dodgers de Los Ángeles, que en el aquel momento buscaba talentos para los Rockies de Colorado.

Wilmer Becerra, escucha de los Cardenales, hizo el seguimiento a Peralta y recomendó su firma a Enrique Brito, coordinador de scouts de San Luis en Latinoamérica.

“Lo vi lanzando y me convenció”, señala Brito, que ahora trabajo como cazatalentos independiente en República Dominica. “Además de su recta tenía una buena curva. Definitivamente, era un zurdo con proyección. Le dimos $30.000 por su firma”.

Los Astros de Houston también se sumaron a la puja por Peralta, pero la oferta de los pájaros rojos se impuso.

“Conseguimos por la misma cantidad a Eduardo Sánchez y por $7.000 a Jorge Rondón. Fue un año productivo para la organización y los tres llegarían, eventualmente, a las mayores, pero sin duda la historia de David es increíble”, agrega Brito, uno de los scouts venezolanos de mayor prestigio en los últimos 20 años.  

Peralta fue asignado al circuito veraniego de Dominicana y luego lanzó con el Johnson City, en la Liga de los Apalaches, entre 2006 y 2007. Estando allí se lastimó.   

“Mucha gente creyó en mí. Cuando me firmaron me dijeron que tenía más posibilidades de llegar como pitcher y mi condición de zurdo me favorecía. Pero, simplemente, no pude”, destaca Peralta con un dejo de nostalgia. “Mi brazo estaba demasiado lastimado para seguir lanzando. Así que me sometí a un plan de entrenamiento físico que me permitiera jugar todos los días como profesional. Una vez estuve preparado conseguí un contrato de liga independiente. Gracias al apoyo de mi familia y mis amigos más allegados logré volver a jugar beisbol”.

Pasaron tres largos años. Tras dejar 5.69 de efectividad en 62.2 innings como serpentinero, empuñó el madero y de inmediato causó impacto. En 2011 terminó con el tercer mejor promedio (.392) de la North American League y en 2012 exhibió el average más elevado para un toletero zurdo (.332) en la American Association y dejó un OPS de .854, guarismo reservado a bateadores de élite.

“Regresé a lo que había hecho antes, como amateur: jugar en los jardines. Jamás pienso en el fracaso. Siempre supe, en mi mente, que podía tener éxito. El resto fue dedicación, trabajo fuerte y disciplina. Allí creo que radica el éxito”.

Pronto ese esfuerzo comenzó a ser notado. Brito, que formaba parte de la oficina de los Bravos de Margarita, influyó para que le dieran una oportunidad.

“Era aquel muchacho. El pitcher. Bateó muchísimo en la Liga Paralela. Lo de las ligas independientes no era una causalidad”, relata el scout.

El reputado Don Baylor, que dirigió a los isleños en parte de la zafra 2011-2012, llegó a decir que el patrullero tenía el mejor swing del club. 

En 2013, Peralta regresó a la American Association con el equipo Amarillo y, literalmente, continuó vapuleando a sus antiguos colegas del montículo. Su línea de producción era de .352/.381/.604 luego de 182 turnos, repartidos en 42 encuentros, cuando una llamada iniciaría el cambio de 180º que viviría en su carrera.

“Bueno, sí (risas). Ese trabajo llamó la atención del beisbol organizado. Hace año y medio supe que la gente de Arizona me estaba siguiendo, que había estado pendiente de mí entre enero y febrero. Un scout me dijo que apenas tuvieran un cupo disponible en ligas menores comprarían mi contrato y así fue. En julio de 2013 me llamaron”.
Chris Carminucci, ex manager de circuitos independientes y scout de Arizona en esas ligas, quedó prendado.

Los Diamantes estaban expandiendo sus operaciones tratando de buscar talento en equipos que no estuvieran afiliados a Major League Baseball (MLB). Una política respaldada directamente por Kevin Towers, gerente general, y  Mike Bell, director de desarrollo de peloteros, quienes estaban en constante comunicación con Bill Bryk, asistente especial a la gerencia y un entusiasta del beisbol Indy, y Carminucci, que además de Peralta reclutó el año pasado a varios peloteros fuera de MLB, entre ellos el outfielder Dustin Martin (Atlantic League), así como los derechos Mark Serrano (American Association) y Brandon Sinnery (Frontier League). Todos con buenos números en ligas menores de los D-Backs.

En 51 desafíos, Peralta ligó .346/.370/.534, con 42 empujadas y 8 jonrones para el Visalia (A+).

“Compramos el contrato de Peralta porque lo conocíamos. Decidimos darle una oportunidad y terminó siendo una agradable sorpresa”, dijo Bell a MiLB.com el año pasado.  “Ha hecho un gran trabajo. Me gusta mucho”

Peralta, que en principio solo llenó un cupo en el roster de ligas menores de Arizona, se convirtió en una opción para ocupar la vacante dejada por la lesión de A. J. Pollock a finales de mayo. El carabobeño golpeaba .297/.359/.480 con el Mobile (AA) y sus 46 remolcadas eran la segunda mejor cantidad en la Liga del Sur, uno de los circuitos con mejor pitcheo (3.83) en el sistema de MLB. Estaba en el momento y el sitio adecuado.

“Nos encontrábamos en la carretera, después de jugar el primer partido de una serie en Chattanooga”, rememora Peralta. “Me disponía a irme a la cama, cuando el manager (Andy Green) tocó la puerta de mi cuarto. Me dijo que me iban a ascender y en ese instante pensé que era para triple A. Luego me corrigió. Iba a las grandes ligas. No supe qué decir. Estaba tan feliz, tenía ganas de llorar, de gritar, de reír. Traté de llamar a toda mi familia, a mis padres, a mis hermanos, a mi esposa. Fue algo realmente inolvidable”.

Peralta no ha parado de batear desde su ascenso. El lunes amaneció con promedio de .429 (28-12), luego que en la víspera descargara su primer cuadrangular en las mayores y extendiera a siete sus encuentros con al menos un hit, desde que debutó el 1° de junio, un récord para un recluta de los D-Backs, incluidos cinco juegos de dos imparables.

“No llevamos una lista. Creo que hemos firmado a unos 10 peloteros de ligas independientes, pero David es muy especial porque era un lanzador”, comenta Josh Rawitch, vicepresidente de comunicaciones de Arizona, a través de un correo electrónico.

“Ha sido mucho más fácil la adaptación al equipo con tantos venezolanos como compañeros. Somos una familia. Gerardo Parra, Martín Prado y Miguel Montero, que varios años en las mayores, me han tratado muy bien, igual que Henry Blanco, uno de los coaches. Creo que ocurre lo mismo con (el también novato) Ender Inciarte”, abunda Peralta, que quizás logre replicar el éxito que ha tenido recientemente el derecho Brandon Kintzler de los Cerveceros de Milwaukee.

El relevista y ex prospecto de los Padres de San Diego se lastimó el manguito rotador, perdió la zafra de 2006 y fue dejado libre. Emigró a una liga indy (2007 y 2008) y luego se estableció en las mayores.

Para Peralta el futuro vuelve a ser una promesa, renovado, con un sinfín de posibilidades.

“Es un orgullo ser parte de esta historia y espero que esta sensación se quede para siempre”.


Sus palabras transmiten la pasión de quien se ha ganado a pulso cada uno de sus logros. Atrás quedaron los clubes independientes y el sistema de granjas de las mayores. Son peldaños superados de su pasado inmediato, aunque no se permite olvidar de dónde viene.

“Todavía no lo digiero. Es como si tratara de un sueño, pero es real y para seguir jugando a este nivel, para seguir llevando el uniforme de Arizona, debo continuar trabajando, esforzándome cada día que salgo al terreno”.


Un coach de bateo especial 
El viernes de la semana pasada, horas antes del inicio de una serie de tres partidos contra los Bravos de Atlanta en el Chase Field, David Peralta recibió a su esposa Jordan en el Aeropuero Sky Harbor de Phoenix, para disfrutar de su compañía por el resto de su estadía con los D-Backs.
Jordan Laria, que jugó softbol entre 2006 y 2008 con el equipo Sailfish de la Palm Beach Atlantic University, mientras se graduaba de profesora en educación física, se ha convertido en una de las principales consejeras de David al momento de empuñar el madero.
“Desde que nos conocimos (en Júpiter, Florida) y nos casamos hace tres años, es una de las personas que más me ha apoyado. Cuando necesito que alguien me lance una práctica de bateo ella siempre se ofrece. Incluso si observa que algo no anda bien con mi swing, lo nota de inmediato y me dice que debo hacer ajustes para volver a lo que me estaba funcionando (risas)”.
Ahora ambos compartirán las bondades de estar en las grandes ligas. Peralta superó la estrechez del salario de ligas menores para ganar el sueldo mínimo anual de las mayores ($500.000). Es el momento de pensar en algunos proyectos postergados. La pareja todavía no tiene hijos. “Por ahora”, suelta el jardinero y vuelve a sonreír al otro lado del teléfono.

Parte de la historia
David Peralta conectó su primer indiscutible en las mayores contra Alfredo Simón (Cincinnati) el 1° de junio. Ese día terminó con dos imparables para convertirse en apenas el sexto miembro de los D-Backs que debuta con un partido multi-hit. El jardinero, de 26 años de edad, es el venezolano 19 que lo consigue. 
En su estreno, Arizona alineó por primera vez su historia a cinco venezolanos como titulares: Gerardo Parra (RF), Miguel Montero (C), Martín Prado (2B), David Peralta (LF) y Ender Inciarte (CF). También por primera vez en los anales de MLB cinco criollos en un lineup abridor terminan con al menos un imparable cada uno. Además nunca antes tres jardineros del país habían estado juntos con el mismo equipo en un encuentro de la Liga Nacional. En la Americana ocurrió en cuatro oportunidades durante 2009, cuando lo hicieron Ronny Cedeño, Franklin Gutiérrez y Endy Chávez con los Marineros de Seattle.


Esta nota apareció publicada en el portal Letrasdeportes el 9 de Junio de 2014

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