lunes, 20 de mayo de 2013

Ramón Cabrera cumple con el bate y mejora en la receptoría




El prospecto, hijo de Alex Cabrera, es uno de los venezolanos con mejor promedio en ligas menores y se labra un camino exitoso en el sistema de granjas de Detroit


Ramón Cabrera admite que le sorprendió cuando le informaron que Detroit lo había promovido al Toledo, la filial triple A de los bengalíes.

“Cuando el manager (Chris Cron) me llamó a su oficina, no esperaba esa noticia. Todavía era temprano en la temporada”, recuerda Cabrera, al otro lado del teléfono.

El ascenso no fue una dádiva o para responder a un simple movimiento en el sistema. Cabrera estaba en medio de su mejor inicio de campaña en ligas menores con el Erie (AA) y lucía muy por encima del pitcheo de la Liga del Este, un circuito difícil para los bateadores.

El receptor ligó .351 y aunque hace un par de semanas se marchó, todavía parece como jugador de mejor promedio en la reunión.

Nada mal para su estreno en las granjas de los Tigres, luego de llegar proveniente de Pittsburgh en un cambio por el zurdo Andy Oliver, otro prospecto.

“Es difícil cuando te cambian de organización, porque debes comenzar desde cero. Pero vine con un propósito, motivado a hacer bien las cosas. Lo tomé con mucha responsabilidad”, enfatiza el receptor, que forma parte del roster de 40 de los bengalíes.

Con el Toledo ha estado viendo acción a diario. El piloto Phil Nevin lo ha estado usando como designado cuando no está detrás del home plate. Incluso por encima de Bryan Holaday, seleccionado en la vuelta 6 del draft de 2010, que tuvo la oportunidad de mostrarse en los entrenamientos por primera vez como opción para suplente de la posición con el equipo grande. 

“Debo seguir trabajando y demostrar por qué estoy aquí. Es una tarea de todos los días”, asegura Cabrera, que ha tenido altos y bajos con el madero en su nuevo club, aunque inició el fin de semana con una seguidilla de cinco encuentros con hit y una línea de producción de .313/.389/.625 en la semana, lo que elevó su average global a .243.

“Cuando estoy tomando un turno trato de trabajar los conteos y esperar el lanzamiento apropiado para hacerle swing. Si me colocan en dos strikes intento poner la bola en juego, eso ayuda a minimizar los ponches. Si haces contacto tienes la posibilidad de conectar un imparable”.

Disciplinado en el plato. Siempre ha sido un bateador disciplinado. Luego de obtener el título de bateo en la Liga del Estado de Florida (.343) en 2011 con un excelente proporción de BB/K (38/29), el año pasado dejó un porcentaje de boletos de 9,1% por apenas 10.3% de ponches.

Con el Eire, el bateador ambidiestro, sumó 10 extra bases por sólo 7 ponches, mientras que en la campaña ha negociado 18 pasaportes y ha abanicado 16 veces, en 141 turnos, hasta el viernes.

Aunque no heredó el poder de su padre Alex, que después de jugar en 2000 con Arizona se convirtió un reputado slugger en Japón, Cabrea siempre tuvo capacidad para golpear con consistencia la bola y conseguir batazos de más de una base por su capacidad atlética y buena velocidad de piernas, pese a medir 1,73 metros y pesar 89 kilogramos, de acuerdo con Baseball Reference.

“Su principal herramienta era el bate, así que nunca dudamos que sería un buen bateador”, cuenta Osmín Meléndez, el primer manager de Cabrera, cuando debutó en la Venezuelan Summer League en 2008, con 17 años de edad.

Por eso en 2007 le dieron 100.000 dólares de bono, una cifra importante para los Piratas, que no suelen ser agresivos el 2 de julio, cuando se abre el mercado de firmas internacionales.

“Lo que nos sorprendió fue la manera cómo aprendió a catchear. Porque en sus tiempos en el beisbol menor era campocorto y en el tryout donde lo vimos jugó en tercera. De hecho, el primer día que llegó a la academia en San Joaquín se presentó con un guante de infield. Pero Rodolfo Petit (el scout que lo firmó, ahora asistente al director de operaciones en Latinoamérica de Atlanta), dijo que su físico tenía proyección para ser receptor”, continúa Meléndez. “José Hernández, que era nuestro instructor de receptores, trabajó mucho con él y el propio Cabrera pidió asistir a jornadas dobles de práctica. Hasta ahora ese trabajo ha rendido sus frutos”.

De acuerdo con los reportes de los cazatalentos, Cabrera hizo avances el año pasado llamando y controlando el juego. Pero sigue con problemas para retirar a los hombres que le salen al robo. En su primera campaña como profesional tuvo un éxito de 40%, pero su promedio en seis campañas es de sólo 22%. Aunque ahora mismo, su principal preocupación es estar en la misma página con el lanzador. 

“Estoy tratando de adaptarme. Conocer a los pitchers. Este es otro nivel (triple A), aquí muchos lanzadores tienen experiencia y debes lograr que confíen en ti”, expone Cabrera. “Cuando comencé el spring training traté de recibir la mayor cantidad de partidos posible porque no conocía al staff de lanzadores y ellos tampoco estaban familiarizados conmigo. En eso me enfoqué, creo que es lo principal para un receptor. Debes hacer que se sientan cómodos en el montículo. Que sepan que pueden confiar en ti cuando pides un envío”.

“Ramón conoce el juego y eso es importante”, abunda Meléndez. “Desde pequeño su padre lo llevaba al estadio. Así que estuvo en contacto con Marco Scutaro, Ramón Hernández, Horacio Estrada. Aprendió mucho y eso lo hace muy buen pelotero”.
Cabrera comenzó 2013 en el puesto 26 entre los prospectos de Detroit y su nombre ya suena junto con Holaday, como los principales receptores con proyección del equipo, mientras que llenó la vacante de Curt Casali, otra promesa de la posición, que fue cambiado a Tampa Bay.

“Mi meta es trabajar para que me tomen en cuenta y subir en algún momento de la temporada. Es lo que aspira todo pelotero. Pero antes debo seguir mejorando para facilitar las cosas”, dice esperanzado, el joven de 23 años de edad.

                                                                  Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 20  de mayo de 2013

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