martes, 31 de mayo de 2011

Décimo Inning


Cuando al final de la campaña se haga una evaluación de lo ocurrido este año con el numeroso grupo de venezolanos que actúa en los diversos niveles de Major League Baseball, José Altuve seguro será el protagonista de una de las historias más interesantes y apasionantes de pelotero alguno. El diminuto segunda base del Lancaster, filial de los Astros en la Liga de California (A+), continúa inmerso en un inicio de campaña notable. Sus estadísticas parecen sacadas de un simulador de PlayStation.
Desde hace un mes, el aragüeño lidera todo el sistema de ligas menores en promedio e imparables. Ayer amaneció con .410 y 82, respectivamente. Altuve ha conectado inatrapables en 14 de sus últimos 15 partidos, incluida una cadena de 10 encuentros al menos un hit en la que golpea .571 (42-24), con 1 doble, t3 triples, 1 jonrón y 6 producidas, además exhibe .587 de OBP, .810 de slugging y un colosal 1.396 de OPS. Todo después atravesar por un pequeño bache, entre el 5 y el 12 de mayo, en el que bateó de 27-4 (.148) y parecía que sus guarismos se acercarían a los del resto de los mortales.
“No me extraña para nada lo que está haciendo”, aseguró Omar López, que dirigió a Altuve en su primera temporada como profesional, en el equipo de Houston que se tituló campeón en la Venezuelan Summer League, en 2007.
Sin embargo, las opiniones sobre el camarero de algunos entendidos se pasean por una gama calificativos disímiles, que todavía rozan la incredulidad. Baseball Prospectus lo ubica entre los “prospectos más extraños del juego”. Baseball America asegura que por su estatura de 1,65 metros “tal vez llegue a ser un utility en las mayores”. Aunque, la mayoría de los scouts que redactan los reportes concuerda en que disfrutan verlo jugar.
“Nunca pasará desapercibido”, enfatizó López. “Cuando observas su empeño, el corazón y entusiasmo que pone en cada jugada y luego observas sus números, te olvidas de la estatura. En la organización lo están notando”.
Altuve fue uno de los últimos productos de la academia de los siderales en Venezuela, reclutado por Alfredo Pedrique, que para ese momento era el director de operaciones de beisbol en Latinoamérica.
“Lo vimos en un torneo internacional en Barquisimeto y fue invitado junto a otros jóvenes a un mini campamento. Superó todas las pruebas y lo firmamos”, recordó López, actual dirigente del Greenville, en la Liga de los Apalaches, que el año pasado recibió el premio Hombre del Año por su labor en el desarrollo de peloteros en las granjas de Houston. “Desde entonces he escuchado que Altuve no podrá superar el siguiente nivel, que su físico no responderá, y fíjate, ha respondido. El año pasado por primera vez jugó más de 100 desafíos (125) y terminó en la Liga de California. Más tarde se uniformó con Magallanes y destacó en un circuito tan exigente como el de allá”.
Altuve fue el bateador más consistente de los Navegantes en la segunda mitad de la zafra y recibió votos para el premio Novato del Año. Esa capacidad de adaptación y su actual desempeño tal vez podrían forzar un ascenso al Corpus Christi (AA), en cualquier momento.
“Pienso que habrá que esperar un poco. Al menos hasta después del Juego de Estrellas”, destacó López. “Nuestro principal prospecto en la segunda base es Jimmy Paredes, que llegó de los Yanquis en el cambio por Lance Berkman, y está jugando a diario en ese equipo. Altuve tendrá su oportunidad. Es uno de los cinco o seis peloteros que quedan en la organización de los que se firmaron en 2007 y el único infielder. Eso habla bien de él. Este año tendrán que protegerlo, sino cualquier scout que se sienta detrás del plato a observar peloteros en ligas menores, lo recomendará a su organización”.
Esta columna apareció publicada en el diario El Nacional el 30 de mayo de 2011

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