martes, 27 de enero de 2015

Niuman Romero, el profesional


Su disciplina y producción en el plato, además de su ascendencia en la cueva, convierten al antesalista en una pieza clave


VALENCIA
Niuman Romero trata de ponerse en circulación cada vez que toma un turno y en buena parte de las ocasiones logra su cometido. No cumple con los requisitos del tradicional abridor de una alineación, que vive de la velocidad de sus piernas y juega en los jardines o en el infield medio, pero antesalista de Caribes de Anzoátegui se especializa en trabajar los conteos, negocia boletos y hace contacto.

La mayoría de los equipos exitosos cuentan con un hombre como Romero y la tropa oriental no es la excepción.

“Es un primer bate atípico, que no corre, no tiene la velocidad, pero posee la disciplina necesaria para exprimir al pitcher rival y llegar a base. Su paciencia le otorga la oportunidad al resto de la alineación de saber cuál es el repertorio del lanzador que está en el montículo. Niuman siempre saca cuatro o cinco envíos”, señala el manager Omar López. “Su aproximación en el plato es envidiable y es lo que le separa del resto. Se mantendrá mucho tiempo en el beisbol, pues siempre buscas a peloteros como él, con un alto porcentaje de embasado”.

Si un equipo quiere ganar, debe evitar que los 27 outs de los cuales dispone en un partido lleguen en sucesión. Los peloteros con un alto OBP evitan ser puestos out y prologan la oportunidad de anotar carreras de su club.

“Trato de ser un líder, que todos mis compañeros tengan la mayor información posible para atacar al pitcher. De eso se trata ser un abridor en la alineación. La concentración es muy importante para lograrlo”, dice Romero, que en el último lustro en la ronda regular exhibe el segundo mejor OBP del circuito (.364), la segunda mayor cantidad de boletos (148) y la primera en carreras anotadas (173), entre los peloteros con al menos 1.000 turnos.

Durante ese lapso, pero en postemporada Romero eleva a .407 su OBP, solo detrás de Luis Jiménez y suma 46 boletos, más que ningún otro de sus colegas con 200 o más veces al bate. Con el barcelonés en la parte alta del orden ofensivo, Anzoátegui ha asistido a tres finales desde 2011 y cuenta un título.

“Salvando las distancias, es lo más cercano a un Bob Abreu en la LVBP”, destaca López. “Es tan inteligente en el plato, que sabe cuándo debe buscar una base por bolas o cuándo debe establecer un plan diferente para ser más agresivo, si encuentra a compañeros en posición de anotar. En ocasiones lo he visto cambiar el patrón que ha seguido en el juego, si observa que alguien del equipo logro ponerse en circulación aprovechando alguna falla del rival, que no había detectado”.

Romero sonríe cuando escucha el comentario de López que le vincula con Abreu, quizás el bateador más disciplinado en la historia del beisbol venezolano.

“Bueno, Bob Abreu ha sido alguien de mucha importancia en mi carrera”, admite el tercera base, de 30 años de edad. “Cuando era un joven lo seguía y esa admiración sigue intacta. Me gustaba ver cómo bateaba y trato de parecerme a él en la manera que tenía de seleccionar los pitcheos, como asumía cada turno. Viéndolo ahora de cerca, en los últimos dos años, cuando he tenido la oportunidad de jugar contra él más a menudo, me ha ayudado todavía más y pienso que esa ha sido la clave del éxito”.

A principios de la década del 2000, el OBP fue sinónimo del célebre libro Moneyball. Los equipos de las grandes ligas no valoraban de manera apropiada a jugadores con un alto OBP y los Atléticos de Oakland lograron hacerse de esos peloteros y sacarle provecho a un costo relativamente económico. Ahora todas las organizaciones reconocen su importancia.


“Mi función es lograr embasarme, pero debo admitir que es algo raro para mí estar en esa posición en la alineación”, confiesa Romero. “En Estados Unidos me desempeño como segundo bate. Un pelotero que siempre trata de mover al corredor, de batear a la banda contraria, de producir jugadas de correr y batear. Pero aquí tenemos a muchos peloteros que batean hacia los pasillos, con fuerza y lo que necesitamos es gente en base para que ellos puedan producir, traer las carreras. De eso se trata mi trabajo, no necesito ser el clásico leadoff”.

Jamie Dismuke, coach de bateo de Anzoátegui, puede hablar durante horas de Romero y lo bueno que es en el home plate, sin importar que defiende la antesala y es un corredor en el límite del promedio.

“Trabaja muy duro. Siempre está concentrado en la práctica de bateo e incluso cinco minutos antes del juego todavía está ensayando el swing. Cuenta con una gran aproximación en ambos lados del plato (como ambidiestro) y su swing es corto, rápido y compacto, con el tiempo exacto”, abunda el técnico estadounidense. “Siempre pone la pelota en juego de alguna manera, sino se embasa por boleto. Lo mismo hace en Estados Unidos. Es un out difícil. Tenemos suerte de tenerlo de nuestro lado. Trabaja la cuenta, ve muchos pitcheos y le da la oportunidad al resto de conocer lo que tiene el rival. Gran disciplina. Ha sido un gran abridor para nosotros. Sin duda”.

Al otro lado del campo, el receptor Juan Apodaca, de los Navegantes del Magallanes, asegura que Romero es un dolor de cabeza.

“Tienes que ir atacarlo. Es un bateador bastante selectivo. No hace swing a pitcheos malos. Tienes que ir por él, no puedes dejar que se ponga delante en la cuenta”, afirma Apodaca. “Pienso que una de las claves de la Serie Final es lograr sacar a Niuman de las bases. Tienes que tirarle strikes y que se vaya del home lo más rápido posible”.

Romero asume, sin aspavientos, su rol. Además de su OBP y su average vitalicio de .308 en la postemporada, piensa que lo más importante, además del rendimiento en el campo es cumplir con sus funciones como capitán.

“En lo personal hablo con todos. No voy a buscar a tal o cual compañero para dar sermones. Creo que todos nos comunicamos y como equipo aceptamos la ayuda de todos. Hemos aprendido, como conjunto,  que somos fuertes mentalmente, más que en otras temporadas. Eso es muy importante”, señala.

El piloto López comparte su opinión.

“A todo lo que produce con el bate, agrega una gran defensa y su liderazgo, algo que no miden las estadísticas. Hace su función de capitán de la manera correcta, con gran ética. Es un profesional a carta cabal”.



Esta nota apareció publicada en LVBP.com el 27 de Enero de 2015 

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