El receptor de los Cascabeles de Arizona es líder en porcentaje
de corredores retirados en las bases y demuestra
que su valor no se limita a la producción ofensiva
Miguel Montero se erigió como uno de los mejores receptores
defensivos de las grandes ligas la temporada pasada, pero la figura de los Cascabeles de Arizona no está conforme. Quiere ser considerado el número uno y
desde la primavera se esfuerza para lograrlo.
"Trabajo para ser el mejor. Cuando salgo al terreno no
pienso en que soy el segundo o el tercero. Soy el mejor. Esa es la
mentalidad", afirmó al otro lado del teléfono, poco antes del partido del
viernes contra los Dodgers.
El receptor es la espina dorsal del equipo cuando se
encuentra en el terreno. Como el director de una orquesta que guía a cada uno
de sus músicos para que no desentonen. Montero asume ese rol de liderazgo como
pocos.
"Las grandes ligas te exigen un nivel defensivo de
excelencia, siempre tienes que estar en el tope. Cuando llamas el juego tratas
de que los lanzadores vayan 7 u 8 innings, intentas que no te pasen piconazos,
mantienes a los corredores pegados (a las almohadillas) y alertas a tus
compañeros en el juego. Debes estar pendiente de todo".
El año pasado terminó la campaña con 40 % de éxito al
momento de retirar a corredores en intento de robo (32 en 80), el mayor
porcentaje en todas las mayores entre los receptores con el mínimo de innings
para optar a lideratos. Una actuación que le permitió unirse a Henry Blanco
como los únicos venezolanos en encabeza ambos circuitos en una campaña.
El suplente, y mentor desde hace dos años de Montero, lideró
las grandes ligas con 58,2 % en 2000, con los Cerveceros de Milwaukee.
Hasta ahora, Montero luce cómodo en su intento de extender esa hegemonía, pues comenzó el fin de semana con 50 % de aciertos en sus disparos (19 en 38). En tanto que su Total Zone Runs (el número de carreras por encima o por debajo de la media del valor de un pelotero en función del número de jugadas realizadas) es de 8, el mejor de la Liga Nacional, muy cerca de su liderato en 2011, con 10, de acuerdo con Baseball Reference; mientras que su Factor de Alcance (outs más asistencias, por innings jugados) es de 7,81 superior al de la eliminatoria anterior (7,59). Estadísticas que demuestran que los progresos de la campaña anterior no fueron un hecho aislado.
"La meta es lograr este año un Guante de Oro. En eso
estoy enfocado y siempre busco la manera de mejorar", enfatizó.
Si logra su objetivo, estará pisando un terreno desconocido
para los caretas del país y ratificará que su valor no se limita a la ofensiva,
aunque desde 2009 aparezca segundo en cuadrangulares (49), tercero en dobles
(95) y average (.279), y cuarto en empujadas (220) y OPS (.805), entre los
receptores de la gran carpa.
Encuentra el ritmo
Montero parece haber encontrado el camino para salir del
letargo ofensivo con el que comenzó la campaña. Un mal que sigue afectando a
buena parte de sus compañeros en Arizona.
"El beisbol es el juego más extraño que existe. Siempre
lo digo porque no deja de sorprenderme", afirmó el receptor, que en 2011
terminó con la mejor cosecha ofensiva de su carrera (.282, 18 JR, 86 CI).
"Durante los dos primeros meses se me hizo difícil batear por alguna
razón. Ahora los batazos están cayendo a terreno de nadie con mayor frecuencia
y creo que en buena medida se debe a que estoy teniendo una mejor selección de
pitcheos en el plato. Ahora bateo en conteos favorables y dejé de hacer swing
fuera de la zona de strike".
Hasta el viernes, se había embasado por hit en 11 de sus
últimos 12 encuentros, lapso en el que batea .318 (44-14), con 11 anotadas, 11
producidas, 3 dobles y 4 jonrones, incluido el segundo grand slam de su
carrera, lo que le ha ayudado a subir su promedio en la temporada de .245 a
.257.
ElDatoMiguel Montero obtuvo una extensión de contrato por 5 años y 60 millones de dólares a finales del mes pasado. El pacto es el más jugoso en la historia de Arizona como franquicia y uno de los más ricos entre los receptores de las mayores.
Esta
nota apareció publicada en el diario El Nacional el 17 de junio de 2012
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