martes, 8 de marzo de 2011

Décimo Inning

Antes de la lesión que sufrió Francisco Cervelli, el prospecto Jesús Montero había recibido suficiente atención y elogios por sus progresos a la defensiva, para pensar que era el principal candidato a ser nombrado suplente del titular Russell Martin, cuando los Yanquis inicien la temporada. Ahora, los problemas físicos de su compatriota lo ponen en una situación privilegiada para ganarse el puesto.
Jesús Montero ha estado trabajando para mejorar la defensa
Butch Wynegar, que recibió 1.249 encuentros en las mayores, trabajó con Montero durante toda la temporada de 2010 en el Scranton (Triple A) y, desde el inicio de los entrenamientos, ha insistido en que el carabobeño puede hacer el equipo.
“En este momento, es un catcher promedio de las mayores”, dijo, al New York Post, Wynegar, que se desempeñó como coach de bateo de los neoyorquinos en la antesala a las mayores.
El técnico aseguró que Montero llegará a ser un receptor competente y le augura una promisoria carrera en la posición. “Monty no es Mike Piazza”, afirmó Wynegar. "No será únicamente un buen bateador. Puede convertirse en un careta de todos los días. Estoy convencido de eso".
Hasta el fin de semana, Montero había iniciado la mitad de los partidos de los Yanquis en la Liga de la Toronja, con Cervelli y, el también prospecto, Austin Romine, considerado el mejor catcher defensivo de la organización, repartiéndose el resto. Durante ese lapso, Montero no deslució.
Si necesita aprender algo o tiene alguna duda sobre lo que debe hacer, se encuentra en el lugar indicado. Además del “seminario” que le dictó Wynegar el año pasado, Montero ha recibido consejos del manager Joe Girardi, que recibió 1.247 encuentros cuando estaba activo, del coach Tony Peña, que apareció en 1.950 desafíos, y Jorge Posada, un veterano de 1.573 partidos detrás del home plate.
Incluso Yogi Berra, miembro del Salón de la Fama, tuvo una productiva conversación con el novato.
Este año Montero llegó en mejor forma al spring training, con relación a la primavera anterior, y se ha esforzado en trabajar horas extras. Todavía su movimiento de pies no es óptimo, pero Wynegar aseguró que se ha convertido en un mejor “lanzador a las bases”. La semana pasada retiró dos hombres que le salieron al robo. Hasta el año pasado tardaba 2 segundos en realizar el movimiento y soltar la bola. Ahora lo hace en 1,92 segundos, más cerca del tiempo que tarda un careta élite (1,80).
También se ha visto solvente bloqueando pelotas.
Pero además de comenzar a exhibir dominio sobre las jugadas rutinarias, Montero debe demostrar que puede ser la espina dorsal de la línea central del equipo. El lanzador es, por lo general, un hombre clave en cualquier partido, pero cualquier abridor del staff siempre dirá al terminar un encuentro que el catcher fue importante en el control del juego. El receptor debe conocer la calidad y condición física del cuerpo de pitcheo para conseguir la armonía con la que debe trabajar a cada bateador ¿Podrá Montero adaptarse a esa exigencia, independientemente que no sea el titular? El joven de Guacara piensa que sí. “Estoy listo. He trabajado todos los días con mis coaches”, dijo a MLB.com.
“Mi meta es quedarme este año en las mayores, ayudar a los lanzadores y al catcher regular. Es en lo que estoy pensando”.
A Girardi le gusta lo que ha visto ha visto en pretemporada. "Lo he observado recibir, pedir pitcheos, lanzar, y estoy contento. Es algo que quiere y lo ves trabajando para conseguirlo".
Ese interés de Montero, le hace rechazar la idea de migrar a otra posición. La opinión generalizada entre los scouts es que su poderoso bate debe ser aprovechado en cualquier otro lugar, si su estatura (1,96 metros) y sus huecos defensivos impiden que se establezca como receptor.
“Quiero estar detrás del plato siempre", enfatizó Montero. "No puedo perder cuatro años en ligas menores. Quiero recibir y ayudar a los Yanquis a ganar”.

Esta columna apareció publicada en el diario El Nacional el 7 de marzo de 2011

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