domingo, 7 de agosto de 2011

Décimo Inning


Los Padres se encuentran en el último lugar del oeste de la Liga Nacional y probablemente terminarán en el sótano. Hay poco que decir sobre los religiosos, además de destacar su anemia ofensiva, su incapacidad para producir, sólo superada en las mayores por los Marineros de Seattle.
Pero desde mediados de junio, una historia ha estado ganando terreno en el erial noticioso del gris San Diego. Jesús Guzmán se ha convertido en protagonista de un guión en el que no tenía el papel principal, en el que aparecía como actor de reparto, pero cuyo papel cada vez es más importante, a medida que transcurre el hilo argumental.
La habilidad para batear del cumanés fue aumentando su presencia en la alineación del manager Bud Black, desde que fue llamado de ligas menores, el 16 de junio.
Después del Juego de Estrellas es el mejor toletero de los Padres (.390/.446/.695, más un OPS de 1.141) y en Petco Park, uno de los estadios menos amigables para los bateadores en las mayores, liga .452, con cuatro jonrones y 15 producidas, en 42 turnos.
Ahora el esfuerzo que ha hecho por mejorar la defensiva, la principal falencia de su juego, lo ha convertido en un jugador de todos los días.
"Ha estado haciendo swing con mucha confianza", dijo Black al North County Times. "Está trabajando duro en su defensa. Estamos complacidos y sorprendidos por lo que ha hecho en primera base".
Varios movimientos tuvieron que ocurrir para que Guzmán recibiera la promoción de triple A. El mexicano Jorge Cantú, contratado durante el receso de temporada para de alguna manera paliar la salida de su compatriota Adrián González, no rindió y fue dejado en libertad. El prospecto Anthony Rizzo, la promesa de la organización en la inicial, no pudo batear en su debut y Brad Hawpe, la alternativa para esa base, se lesionó.
Entonces, una transacción que pasó casi desapercibida en la organización, durante el mes de enero, cobró importancia. Jed Hoyer, gerente general de San Diego, en la búsqueda de adiciones económicas para darle profundidad a las granjas, consiguió los servicios de Guzmán, un agente libre de ligas menores, por su capacidad para maltratar al pitcheo zurdo. Siete meses después, Hoyer debe observar con satisfacción lo que está haciendo el venezolano.
Glenn Hoffman, coach de tercera base, aseguró recientemente que Guzmán le recordaba al tercera base Chase Headley y su predecesor, Kevin Kouzmanoff, que trabajaban constantemente para mejorara sus habilidades con el guante.
"Estoy muy contento por Jesús. Tiene un gran interés. Desde muy temprano está recogiendo roletazos".
Esa actividad extra ha dado sus frutos. Hoffman asegura que las manos de Guzmán son capaces y que aunque necesita tener una mejor coordinación en el juego de pies, transita el camino indicado.
"Esa es mi rutina. Cuando no juego entonces practico en otras posiciones en las que puedo jugar, como tercera y los jardines", confesó Guzmán, la semana pasada.
Eventualmente tendrá que moverse hacia alguno de esos lugares en el campo.
Los reportes de los scouts aseguran que Rizzo a recuperado el ritmo con el Tucson, después que fue bajado. Su regreso a San Diego es cuestión de tiempo.
"Guzmán está muy emocionado por la oportunidad que está recibiendo. Su defensa nos ha impresionado y creo que es capaz de jugar en el outfield", tranquilizó Black, que no enviará al banco al enrachado madero de Guzmán, que no sólo tendrá el reto de seguir jugando a diario, sino impresionar lo suficiente para regresar en 2012 con los Padres. Con 27 años de edad, el sueño de establecerse en la gran carpa todavía es posible.

Esta columna apareció publicada en el diario El Nacional el 7 de agosto de 2011

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