domingo, 14 de agosto de 2011

Oscar Hernández protagonizó una temporada de ensueño

Hernández fue clave en el título de Tampa Bay. Foto JAIRO ALTUVE

 
El receptor ganó la triple corona y estableció marcas históricas en casi todos los departamentos ofensivos de la VSL


Oscar Hernández no tiene ínfulas de estrella, pese a que nadie brilló más que él en la Venezuelan Summer League (VSL). El receptor, que se convirtió en el primer triple coronado del circuito, exuda humildad y asegura que lo más importante para lograr metas en el terreno de juego es el “trabajo duro”.
“Si te esfuerzas, obtienes resultados y los logros llegan más rápido”, aseguró Hernández, que acaba de concluir una campaña de ensueño con la filial de novatos de Tampa Bay en el país.
El receptor ganó el premio al Jugador Más Valioso, tras erigirse en líder bate (.402), jonronero (21) y remolcador (66), imponiendo marcas históricas en todos esos departamentos, apenas en su segundo año con los Rays y primero como titular detrás del plato.
“Nunca pensé tener una temporada como esta. Me esforcé bastante, eso sí, y lo conseguí”, soltó el falconiano, que cumplió 18 años de edad el 9 de julio. “Poner esos números no es fácil, pero tampoco imposible. Debes tener muchas ganas, desearlo. La motivación de levantarte cada día y decir ‘mi meta es llegar a las grandes ligas’. Creo que actuando de esa manera, obtienes las cosas mucho más fácil”.
En 2009, cuando apenas era un adolescente de 15 años mostró parte de ese carácter, algo que cautivó a los scouts de los Rays.
Reinaldo Ruiz, ex receptor y parte del staff de instructores de los floridanos, lo observó jugando en los jardines en su natal Punto Fijo, donde visitaba a su familia. El físico de Hernández era perfecto para ponerse los aperos y lo convenció de hacer el cambio de posición.
“Comencé en el beisbol tarde, a los 7 años, con el profesor Miguel Tambo. Pero me fui enamorando de este deporte, que ahora es mi profesión. Por eso me gustó la idea de cambiar, si allí estaba la posibilidad de firmar. Solo había jugado en el outfield y el shortstop, así que al principio me dio miedo”, recordó Hernández.
Su firma se retrasó hasta agosto de ese año. Tampa Bay decidió ser agresivo durante el periodo de reclutamiento del 2 de julio y decidió apostar por el antesalista César Pérez, que recibió un bono de un millón de dólares, y el campocorto Juniel Querecuto, que obtuvo $600 mil como incentivo.
“El presupuesto se había agotado y Hernández nos esperó hasta agosto, cuando recibimos el dinero para su contrato. Entrenaba en la academia. Iba a su casa y regresaba”, reveló Ronnie Blanco, director de operaciones de beisbol de la organización en Venezuela.
La paciencia premió a Hernández, que nunca se desmotivó por la espera.
“En esas tres o cuatro semanas, lo que más nos atraía de él era su personalidad, su disposición para la receptoría era notable, el corazón, la pasión. Lo que tenía venía de adentro. Lo tienes o no. Era el primero que se ponía los aperos de catcher. El primero que salía corriendo a recibir a los pitchers en el bullpen”, destacó Carlos Alfonso, director de operaciones internacionales de los Rays.
La evaluación en el reporte no dejó dudas. Tenía el perfil que quería la organización.
Al año siguiente, siguiendo el estricto plan de trabajo de la academia de los Rays, fue suplente de Omar Narváez, que en 2009 le había cuidado las espaldas a Alejandro Segovia, cuando quedó campeón bate.
“No perdí tiempo. Hice todo lo que estaba a mi alcance para ser mejor pelotero y ganarme la titular. Siempre he querido jugar, abrir los juegos. Esa fue mi motivación, ser el líder detrás del plato”, señaló Hernández, que este año asumió ese rol sin problemas, una vez que Narváez viajó a Estados Unidos.
A sus números agregó el liderato en hits (96), porcentaje de embasado (.503) sluggig (.732) y OPS (1.236). Estadísticas, apenas comparables con las de un pelotero virtual en un juego de video, que seguramente perdurarán imbatibles en los anales de la VSL.
“Lo que hizo con el bate es notable, pero no estamos hablando únicamente de un buen bateador. Es el paquete completo”, advirtió Alfonso.
Ciertamente, Hernández dirigió al segundo mejor staff de pitcheo de la reunión veraniega que terminó con 3.62 de efectividad, casi media carrera menos que el promedio de la liga, mientras que retiraba al 42% de los hombres que le salieron al robo (33 de 79).
“Tiene un gran liderazgo detrás del home, brazo potente en los disparos a las almohadillas, es muy bueno llamando el juego y bloqueando. Es el MVP de la liga no solo por su bate, sino con la mascota”, puntualizó Blanco.
En 2012, a Hernández le espera un ascenso tal vez a la Liga de la Costa del Golfo o Los Apalaches.
“¿Una promoción? Se me ocurre las grandes ligas”, bromeó Alfonso. “Seríamos la burla de todo el beisbol, si este muchacho no viaja”.

¿Es de verdad?
Carlos Alfonso, director de operaciones internacionales de Tampa Bay, no elogia a un pelotero por compromiso. Así que cuando habla de Oscar Hernández, no malgasta adjetivos.
“Lo quiere hacer tan bien, que piensa en la perfección. Creo que para un muchacho tan joven llevar esa presión puede ser algo negativo, pero él la ha aprendido a dominar. Tiene fe en lo que hace. Su defensa es realmente buena. A la ofensiva, la calidad de los turnos que toma, y no hablo de los hits o los jonrones, me refiero a la confianza con la que se para en el home plate, me dice que ha crecido enormemente. Tenemos que pellizcarnos para creerlo, porque tiene 18 años”.




Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 14 de agosto de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario