miércoles, 26 de enero de 2011

Alexi Amarista demostró que no existen los imposibles


La figura de Caribes se sobrepuso a la adversidad. El segunda base se convirtió en una de las mejores historias de la temporada 2010-2011

En las afueras del estadio Alfonso Chico Carrasquel, los vendedores informales exhiben en sus improvisadas tiendas jerseys con el número 2 de Alexi Amarista. Parecen incontables. Una gran valla que recibe a los visitantes.
Media hora antes de iniciarse el encuentro, la tribuna comienza a hervir con aficionados que lucen la casaca del diminuto infielder. Algunos corean: “MVP, MVP”, cuando el segunda base sale al terreno uniformado para calentar.
“El respaldo del público es increíble”, sonrió Amarista. “Ha sido un gran apoyo durante todo el año”.
Amarista fue uno de los mejores bateadores en la campaña anterior, al punto de luchar por el título de bateo. Un esfuerzo que se perdió en un equipo mediocre, último en la clasificación, con balance de 22-41. Humillado por el resto de la liga, con una escuálida asistencia en los partidos de local.
Las cosas cambiaron este año y Amarista se erigió en un héroe en Puerto La Cruz. Lideró casi todos los departamentos ofensivos de Caribes y apareció entre los 10 primeros de los más importantes del circuito. Perdió la elección del premio Jugador Más Valioso, por un cerrado margen con Josh Kroeger, pero se ganó el corazón de unos aficionados que no tenían a quién seguir.
“No pienso en la temporada pasada, eso quedó atrás", sentenció Amarista. “Este año comenzó una nueva etapa para todos. Nadie creía en nosotros y eso nos ayudó a salir con ánimos para demostrar que sí podíamos, a pesar de los resultados anteriores. Cada cual aportó en la clasificación y luego en el round robin para llegar a la final. Salimos a jugar duro sin ver los obstáculos”.
Amarista, de 21 años de edad, también se divirtió con sus amigos de la infancia en Barcelona y, ahora compañeros en el clubhouse, José Gil, José Álvarez y Niuman Romero.
“Creo que todos hemos disfrutado esta temporada. Somos de esta zona. Nos criamos juntos desde que estamos en el profesional. Es un orgullo compartir con ellos y vestir la camiseta del oriente del país, la de Caribes de Anzoátegui. Queremos dar lo mejor para dejar el nombre del equipo en alto”, enfatizó Amarista, mientras le seguían rodeando brazos extendidos con grabadores y cámaras, antes del primer encuentro de la final.
Amarista fue el reflejo de lo ocurrido con Caribes. El pequeño se convirtió en un gigante que largó nueve jonrones y bateó .370 con hombres en circulación durante la eliminatoria. Una productividad que mantiene durante la postemporada.
El camarero se transformó en el líder inesperado, que se levanta en tiempos de oscuridad para mostrar el camino y que no retrocede frente a la adversidad y la tragedia familiar, que lo alcanzó cuando el hampa común asesinó a su padre, mientras celebraba una victoria de Anzoátegui, en noviembre, por resistirse a entregar un costoso reloj.
“Mis compañeros y la fanaticada estuvieron allí para respaldarme, para decirme que no desmayara. Hablé mucho con mi familia sobre seguir adelante y no quedarme en casa. Era lo que hubiese querido mi padre (Alexi Amarista) y mi abuelo, que tampoco se encuentra conmigo. Quiero llegar a las grandes ligas para cumplir su sueño y cuando ganemos el título se los dedicaré, como cada una de las cosas que hago”.
Antes, dejará todo en el terreno de juego para conseguirlo.
“Siempre he creído en el trabajo. Por eso creo que di tantos jonrones, a pesar de mi estatura (1,68 metros). El año pasado busqué dar hits. Este año el manager (Julio Franco), me ayudó con el swing y comenzaron a salir los jonrones. La fuerza estaba allí”.
Ese poder interior y la confianza en sí mismo, sin importar lo que ocurra a su alrededor, lo convierte en un ejemplo de superación.
“Su historia debería ser llevada a Hollywood y luego convertirla en película”, soltó un aficionado de Caribes. “Debería protagonizarla Will Smith”.
Seguro que a Smith le interesaría el papel.

Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 25 de enero de 2011

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