El maracayero cumple con sus deberes como un estudiante aplicado y bajo la égida de Pablo Sandoval suma tiempo de juego con los Gigantes
Héctor
Sánchez no quiere desaprovechar la oportunidad que le ofrecen en San Francisco.
El receptor forma parte del talento emergente de la organización de la bahía,
que este año apuesta a varios de sus jóvenes peloteros en un roster que aspira
a tener un balance adecuado con hombres curtidos en las grandes ligas.
“Nada es
fácil aquí. No puedes dar nada por hecho”, asegura Sánchez con aplomo al otro
lado del teléfono. “Lo más difícil fue adaptarme a la situación de no jugar a
diario, algo que nunca me había pasado porque fui regular durante todos mis
años en ligas menores. Así que lo tomé como un reto de todos los días y no he
cambiado mis rutinas. Sigo trabajando igual, como si estuviera en la alineación
a diario. No puedo dejar pasar el chance que me dan”.
Entre los
jugadores de posición, Sánchez es uno de los tres novatos del club, junto con
Brett Pill y Conor Gillaspie, recién subido. Mientras que el inicialista
Brandon Belt y el campocorto Brandon Crawford, suman menos de un año de
experiencia arriba. Pablo Sandoval, fuera por lesión durante unas seis semanas,
Buster Posey, Emmanuel Burriss y Nate Schierholtz, el de mayor edad del grupo con
sólo 28 años, también son parte del núcleo de la productiva granja de los
Gigantes.
“Siempre
estamos hablando. Posey es una gran persona y buen compañero. Hace poco me
estaba dando tips sobre cómo mejorar los tiros a la segunda base. Mientras que Pablo
ha sido una gran influencia”, comenta Sánchez, que en los últimos días ha
estado practicando en la inicial y debe estar en el AT&T Park más temprano
de lo acostumbrado para sus ensayos.
“No me han
dicho cuál es el plan exactamente. Sólo que haga un pedido de mascotines y que
trabaje en primera tomando roletazos, cubriendo y lanzando a las bases”.
Con el
veterano Aubrey Huff todavía en lista de
incapacitados por algunos días, el manager Bruce Bochy quiere otras opciones en
la inicial, además de Posey que ha aparecido allí al menos dos veces por
semana, Pill y Belt, que usualmente es sentado contra zurdos. Sánchez es
ambidiestro.
“Pienso
que es para mantener mi bate en la alineación con mayor frecuencia. Hasta ahora
he demostrado que puedo hacer el trabajo y rendir cuando me ponen”.
Antes del
fin de semana, Bochy había armado 21 alineaciones diferentes en 25 encuentros.
Así que Sánchez tendrá la oportunidad de estrenar su mascotín en cualquier
momento.
La
posición no le es extraña. Entre 2007 y 2008, los primeros dos años de su
carrera, apareció 45 veces en el primer cojín y otros 45 con los aperos detrás
del plato.
“El
conocimiento está ahí. Sólo tengo que practicar y estar listo cuando me
necesiten”.
Mientras,
Sánchez tendrá que lidiar con el principal obstáculo al que deben enfrentarse
los reclutas: lograr ser consistencia en el juego. Una tarea ardua tomando en
cuenta que no está a diario en el lineup.
En abril
ligó .278, con un jonrón y 7 remolcadas en 10 encuentros. Hasta el viernes
había fallado en 7 turnos en sus primeros 3 encuentros en mayo.
“Las
cosas me han salido bastante bien, todo está funcionando en el plato y no hay razones para hacer algo diferente”, atajó Sánchez, que el año pasado debutó en la gran
carpa. “Pienso que jugar en Venezuela me ayudó a pulir mis herramientas, a
desarrollar mi talento. Soy el mismo pelotero que vieron con La Guaira. Así que
sólo debo mantener la concentración”.
Bochy
puede darse por satisfecho. Si encuentra en el resto de los novicios del equipo
la madurez de Sánchez los resultados que
busca llegarán más temprano que tarde.
Relación perfecta
La
primera asignación que tuvo Sánchez antes de iniciarse la temporada fue
convertirse en el catcher particular de Barry Zito y los resultados hablan de
un buen desempeño. En cinco aperturas el experimentado zurdo exhibe récord de
1-0 y 1.76 de efectividad, la más baja entre los abridores del equipo.
“Estamos
muy bien compaginados. Ahora puedo decir que lo conozco bastante bien. Sé cuál
es su repertorio y cómo usa sus envíos en cada situación de juego. Nuestra
relación es perfecta y está atravesando por muy buen momento”.
La guía del Panda
La semana
pasada, Sánchez, Pablo Sandoval y Grégor Blanco, el otro venezolano del equipo,
visitaron la Isla de Alcatraz, un destino turístico de San Francisco.
“Nos
divertimos mucho”, asegura Sánchez, que dentro y fuera del terreno trata de
estar siempre al lado del Panda. “Ha sido incondicional desde el primer momento
y su apoyo fundamental. Me ayudó mucho a adaptarme al equipo, a la liga. Su
familia, su hermano Michael, son muy importantes para mí”.
Sandoval
es el primero que celebra sus logros. “Mi primer jonrón (en las mayores) se
lo gozó más que yo. Ese hombre me recibió en el plato saltando y luego no
paraba de gritar en el dugout, hasta lloró (risas)”.
“Su talento se pierde de vista”, asegura Sandoval. “Es
dedicado en todo lo que hace. Siempre tiene mucho ánimo y ganas de salir
adelante. Presta atención a todo lo que le dices. Motiva verlo, por eso digo
que soy su papá. Quiero ayudarlo no sólo como pelotero sino a ser una mejor
persona. Yo estuve en su lugar y (el boricua) Bengie Molina hizo lo mismo por
mí cuando subí con los Gigantes (2008)”.
Esta
nota apareció publicada en el diario El Nacional el 7 de mayo de 2012
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