Kansas City, vestida de con sus mejores galas, espera con ansias el Juego de Estrellas
Una voz en off invita a disfrutar de las festividades del Juego de
Estrellas en el Aeropuerto Internacional de Kansas City. “Bienvenidos y que
empiece el partido”, concluye la voz grabada del alcalde Sylvester “Sly” James
Jr, que se estrenó en el cargo apenas hace apenas un año y se encontró con el reto de
recibir alrededor de 150.000 visitantes en cinco días de julio, algo inusual en
la ciudad que dirige.
“Somos gente tranquila, amable, que suele ir a un ritmo mucho más lento
que en el resto del país. Este fin de semana será enorme”, asegura Mike
Stapleton, que maneja su propia empresa de limpiar piscinas.
El All-Star producirá un impacto en la economía “del corazón de
América”, como es conocida la metrópoli, de 65 millones de dólares. El
equivalente a una compañía de 600 o 700 empleados, operando durante un año, de
acuerdo con estimaciones de la prensa local.
La mayoría de los aficionados que estarán de paso para ver a las
luminarias de las grandes ligas llegaron por vuelos nacionales e
internacionales, otra multitud se trasladó por tierra conduciendo sus propios
vehículos, mientras que un número importante viajará desde localidades cercanas
en Missouri. Desde el viernes los bares y restaurantes del centro están
abarrotados con personas que lucen bermudas y jerseys de los Yanquis,
Cerveceros o Medias Rojas.
“No deje de probar la barbecue,
es lo mejor que tenemos para comer”, recomienda Bill Traylor, un taxista con 25
años de experiencia al volante.
Son muchas las alternativas para seguir el consejo de Bill, pero insiste
en Jack Stack Barbecue, aunque
advierte que la zona donde se encuentra está un poco apartada del centro y
sería “más seguro” bajo su guía.
Nadie que viva en la ciudad se negará a prestar su ayuda o contar una
buena historia. El Departamento de Turismo del Estado de Missouri ha trabajado
de manera ardua para que los visitantes disfruten su breve estadía y ha decorado
la ciudad con todo tipo de avisos alegóricos. “Voy a la Liga Americana y vamos
a ganar”, dice un enorme cartel al frente del Hotel Marriott, flanqueado por
una fuente de la que mana agua azul –el color de los Reales, el equipo local– y
cuyo rocío aprovechan los transeúntes para hacer más llevaderos los 42 grados
centígrados de temperatura. Una sensación térmica brutal.
Desde hace un mes, los servicios comunitarios de la alcaldía se están
preparando para la celebración, dándole a todos los rincones de la ciudad
retoques para que luzca impecable. Se han invertido $ 180.000 en refrescar
algunos parques de pelota de vecindarios y las fachadas de unas 29 casas
ubicadas en rutas que utilizarán los turistas camino al Kauffman Stadium.
El Museo de las Ligas Negras, otra de las grandes atracciones para los
aficionados, aumentará sus visitas diarias de manera exponencial.
“Para nosotros es difícil medirlo, porque no tenemos antecedentes. He estado
en Juegos de Estrellas en otras ciudades, pero ninguna de ellas cuenta con un museo como este. Así que los
cambios en la
dinámica, en
términos de tratar
de medir cuánta
gente pasará a través de esas puertas, son
imposibles de calcular”, dice Bob Kendrick, presidente de la institución, en una
entrevista concedida a la televisora local KCTV, que sale al aire con una
cobertura especial por estos días.
La última vez que se jugó un All-Star en Kansas City fue hace 39 años y
con el equipo de la Nacional participaron Hank Aaron y Willie Mays, dos
célebres miembros de las Ligas Negras. Una nueva exposición, estrenada este mes,
los honrará a ellos y al resto de los miembros del circuito de color que eventualmente
fueron electos al clásico de mitad de temporada de la gran carpa.
El “corazón de América” será por cuatro días el centro del mundo del
beisbol. Mañana, más de 33 millones de personas verán el encuentro entre las
ligas Americana y Nacional, en 230 países. “Sly” James Jr debe estar orgulloso.
Esta columna apareció
publicada en el diario El Nacional el 9 de julio de 2012
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