martes, 15 de noviembre de 2011

El último gesto de Jerome Williams



El estadounidense confortó a un niño perdido obsequiándole uno de los guantes rosados que usa para honrar la memoria de su madre 


VALENCIA
Jerome Williams confesó que nunca antes había visto a aficionados con tanta pasión en las tribunas de un estadio. Esa sensación aumentó exponencialmente cuando experimentó, desde un asiento en el dugout, su primer juego Caracas-Magallanes, a finales de octubre. Por eso pidió la pelota y enfrentó al encarnizado rival en su apertura de despedida del país.
“En este momento siento mariposas en el estómago, son muchas las emociones. Fue una gran experiencia lanzar aquí, ser parte de este equipo, de estos fanáticos”, dijo el derecho, después de ganar el desafío, rodeado por un nutrido grupo de periodistas.
Tras la improvisada conferencia de prensa, permaneció en el terreno firmando autógrafos sobre cualquier superficie imaginable arrojada por los seguidores de los filibusteros, durante unos 30 minutos. Una faena que fue interrumpida por el llanto de un niño perdido, que era custodiado por los oficiales encargado de mantener el orden en el José Bernardo Pérez.
“Me preguntó por qué lloraba y le expliqué que sus padres venían en camino, después de escuchar sus nombres a través del sonido interno”, relató Jesús Fachín, jefe de seguridad del equipo. “Me pidió que le dijera que se calmara, que le traería un obsequio”.
Williams corrió al clubhouse y regresó con uno de los guantes rosados, que usa en honor a su madre Deborah, que hace 10 años murió de cáncer de mama, y una pelota.
“Al niño le cambió el rostro. Fue un gran gesto de despedida”, señaló Fachín.
Williams había sido contratado por la gerencia valenciana en agosto, antes de que los Ángeles de Los Ángeles lo subieran a las mayores y terminara atornillado en la rotación del club. Por eso hubo dudas sobre si honraría su compromiso. Pero no solo cumplió con la obligación contraída, sino que a las cinco aperturas por las que pactó para lanzar en la primera mitad de la zafra, añadió una más para poder medirse a los Leones.
“Fue un gusto ver cómo se integró al equipo y la seriedad con la que se tomó su estadía en el país”, destacó Juan José Ávila uno de los ejecutivos de mayor experiencia en el alto mando de la nave. “Hizo que recordara al zurdo Mike Anderson que vino en los 80 y jugaba con los niños en el campo de La Viña, a Luis González y, más reciente, a Luke Scott, que todavía visita al país y trae regalos a los pequeños necesitados. Jerome es ese tipo de persona”.
El hawaiano se marchó el lunes en la madruga, pero dejó abierta la posibilidad de su regreso en el futuro.
“Por supuesto que deseo regresar”, sonrío. “Después de las grandes ligas, esto es lo máximo y quiero estar en cualquier lugar donde se juegue un beisbol así”.    

Una ventana abierta para LaHair
El inicialista Bryan LaHair también se despidió el domingo y regresó ayer a Estados Unidos. En principio se dijo que no volvería a uniformarse, pero Luis Blasini, gerente deportivo de Magallanes, dijo que existe una posibilidad de verlo en diciembre. “En una semana conoceremos la respuesta. Bryan hablará primero con su familia y la organización (Cachorros de Chicago). Luego decidirá”.
Durante la campaña anterior, los Navegantes se vieron envueltos en una situación similar. Michael Ryan jugó hasta el 14 de noviembre, pero cuando retornó al país no fue el mismo bateador. Apenas apareció en cuatro juegos (14 al 18 de diciembre) y ligó de 14-2 (.143).

LasCifras
5-0 y 1.00 
El récord y la efectividad de Jerome Williams seis aperturas.

Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 15 de noviembre de 2011




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