miércoles, 18 de enero de 2012

Gustavo Molina no piensa en jonrones


El receptor se sorprende en la semifinal con batazos de largo metraje y su producción ha sido clave para Caribes 

VALENCIA
Gustavo Molina no se considera un hombre de poder. Ni siquiera piensa en jonrones cuando se para en el plato. Pero en los primeros 12 encuentros de Caribes en la semifinal sumó cinco batazos de vuelta completa, cifra tope antes de la jornada de ayer, empatado con Oscar Salazar y Grégor Blanco.


“Desde el año pasado, cuando estaba en la sucursal triple A de los Yanquis, he estado trabajando en mejorar mi contacto y subir el promedio. En eso me enfoqué y creo que ha dado resultado. El resto no es algo que haya estado buscando”, dijo el receptor, antes del partido de ayer contra Magallanes.
Con el Scranton/Wilkes-Barre ligó .253, casi 20 puntos por encima de su promedio vitalicio en 12 años en ligas menores, mientras que enfundado en el uniforme de la tribu exhibió .256 de average, después de apenas golpear .171 en la 2010-2011.
“En ocasiones la desesperación te traicionera. Me esforcé en ser paciente para aprovechar las oportunidades que recibía en Estados Unidos. Aquí es diferente porque juego casi a diario con Caribes, pero apliqué el mismo principio en cada turno”.
Molina, que está en su novena campaña en el país, las últimas dos con Anzoátegui, no sacó la bola en la ronda regular y en su hoja de servicio apenas cuenta 10 cuadrangulares.
“No hice un ajuste especial. Simplemente las cosas han salido bien. Los batazos han llegado en momentos oportunos”.
Su producción ha sido pareja tanto dentro (.321) como fuera del Alfonso “Chico” Carrasquel (.357) en el round robin, pero se ha aprovechado de las condiciones de Puerto La Cruz para conseguir todas sus conexiones de cuatro esquinas.
“Siempre se ha hablado de esa condición, que es un paraíso para los bateadores. Pero no pienso en eso. No me dejo llevar por las dimensiones del parque. Solo me concentro en las situaciones del juego, en mover a los corredores, tocar la bola o darle con fuerza para un elevado de sacrificio”.
Hasta ahora sido mucha más que eso. Se ha convertido en una máquina de producir. Tiene 12 anotadas, 14 producidas y .462 de promedio con hombres en posición de anotar. Números que se multiplican si se toma en cuenta sus dotes defensivos con la mascota y la sobriedad con la que lleva el juego.
“He contado con suerte y la dicha de que las pelotas se hayan ido del parque”, puntualizó.


                                          Esta nota apareció publicada en el diario El Nacional el 18 de enero de 2012

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